
El castillo medieval mejor conservado de Galicia
El castillo medieval mejor conservado de Galicia: el único que sobrevivió a una revuelta social
Entre 1467 y 1469, la comunidad gallega vivió un estallido social sin precedentes
En el municipio lucense de Palas de Rei, en plena comarca de A Ulloa, se encuentra una de las fortalezas medievales más representativas de Galicia.
Construido en el siglo XIV, este castillo es un ejemplo destacado de arquitectura militar y el único en Galicia que logró resistir intacto las 'Revueltas Irmandiñas', una de las mayores insurrecciones populares de la historia peninsular.
Declarado Bien de Interés Cultural, su historia está estrechamente ligada al devenir político, social y nobiliario de la región, así como al trazado del Camino de Santiago, que discurre muy cerca de su enclave.
Origen de este bastión medieval
Hablamos el Castillo de Pambre. Fue en el siglo XIV cuando Gonzalo Ozores de Ulloa, un noble gallego de linaje, mandó construir esta fortaleza para proteger sus dominios en el estratégico valle entre los ríos Pambre y Narla.
El enclave no era casual ya que los ríos actuaban como murallas naturales, y desde el promontorio rocoso donde se asienta el castillo, el control del territorio era absoluto.
De planta cuadrada, el castillo se distingue por su torre del homenaje de 11 metros, escoltada por cuatro torres menores en cada ángulo. Todo ello rodeado por murallas de hasta cinco metros de espesor hechas de granito.
Hoy en día, aún conserva un hórreo de piedra y madera, así como la capilla románica de San Pedro, construida incluso antes que la fortaleza.
A lo largo de los siglos, el castillo pasó por diferentes manos. En 1984 lo adquirieron los Condes de Monterrei. Más adelante fue propiedad de la Casa de Alba, hasta que en 1895 fue vendido a un vecino de Palas. Su estado fue deteriorándose hasta que la Xunta de Galicia lo recuperó.
En 2016, el castillo fue restaurado y se inauguró un centro de interpretación histórica, en donde se explica la evolución del edificio y la vida de las familias que lo habitaron.
El único que resistió al levantamiento
Entre 1467 y 1469, Galicia vivió un estallido social sin precedentes: las Revueltas Irmandiñas, una rebelión de campesinos, artesanos, eclesiásticos y burgueses hartos del yugo de los señores feudales.
Los castillos ardieron por toda Galicia excepto el de Pambre, que fue la única fortaleza que sobrevivió a tal asalto. Y es que su señor, en aquel momento, Sancho Sánchez de Ulloa, nieto del fundador, decidió abandonar el castillo antes de que fuera atacado, atendiendo a las condiciones lanzadas por los sublevados en la célebre Junta de Melide.
Su retirada evitó la destrucción y salvó un monumento que hoy en día es Bien de Interés Cultural (BIC).
Rodeado de una leyenda eterna
Como no podía ser de otra manera en Galicia, dos leyendas forman parte de la esencia de este castillo. Una de las más conocidas cuenta que dos hermanas, hijas del señor del castillo, cuidaron a un caballero francés moribundo que llegaba por el Camino de Santiago.
Ambas se enamoraron de él sin saber que compartían sentimientos. Cuando el caballero eligió a una de ellas, la otra, rota de dolor, se retiró a la torre más alta, donde fue hallada muerta, con la mirada fija en el horizonte.
Otra leyenda habla de un espíritu femenino que vaga por las murallas del castillo en busca de su amor perdido, y hay quien asegura que un tesoro sigue oculto entre sus muros, esperando ser descubierto.
A pesar de los siglos transcurridos, el Castillo de Pambre sigue siendo un símbolo de resistencia, memoria y patrimonio, lo que lo convierten en una parada obligatoria para quienes recorren el Camino de Santiago o desean adentrarse en la historia medieval gallega.