Álvaro Prieto

Así era Álvaro Prieto: estudiante aplicado, cofrade y un «gran deportista»

Aunque nacido en Rusia, se formó en un hogar español con sus padres adoptivos, Rafael y Julia. Allí cultivó su fe y sus dotes como atleta y aspirante a ingeniero

Álvaro era «un atleta, un bloque de mármol». Así habla de él su tío político, Rafael del Campo, abogado y colaborador de La Voz de Córdoba, que todavía emplea el presente para referirse al muchacho que ha tenido en vilo a toda una ciudad y a media España con su desaparición el pasado jueves en Sevilla.
Rafael, aunque quería mantener la esperanza, se puso en lo peor durante este largo fin de semana. Aún así, no da crédito a todo lo ocurrido o a todo lo que se está diciendo y escribiendo en torno a la muerte de Álvaro. Le ha pedido a su hija que no siga durante estos días las redes sociales, «porque confunden más que informan». Y porque bastante tienen ya con el dolor por la pérdida.
Hoy martes, 17 de octubre, es día de luto oficial en la capital cordobesa. Así lo ha decretado el Alcalde José María Bellido (PP) que ayer, poco después de conocer el trágico final de Álvaro Prieto López, se ponía a disposición de la familia del chico a través de un mensaje de pésame.
Ese atleta, ese «bloque de mármol», jugaba al fútbol y militaba como mediapunta en los juveniles del Córdoba CF. De hecho, fue el club cordobesista el que de alguna manera dio oficialidad informativa a la desaparición del muchacho, la misma noche del jueves 12 de octubre, mediante un mensaje en X (antes Twitter). Pero antes, el grupo de WhatsApp de sus amigos y compañeros, jóvenes nacidos en 2005, era un hervidero de mensajes, dudas, sospechas, chismes y comentarios. Y mucha preocupación.

«Buen estudiante, amable y gran deportista»

En este aciago puente del Pilar, a Álvaro se le ha encomendado en oración en su colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en el centro de Córdoba. Sus compañeros se unieron rezando en la capilla escolar para pedir por su aparición, y que todo se quedara solo en un susto. Álvaro, aunque nacido en Rusia, había crecido en un hogar español con sus padres adoptivos, Rafael y Julia, él empresario y ella procuradora.
Se podría decir que pertenecía a una familia acomodada, pero es una sencilla familia más, ahora desecha, rota por la irreparable y dolorosísima pérdida de un hijo. Les acompaña en estos días la otra hija del matrimonio y hermana mayor de Álvaro, Cristina, que ha venido de EE.UU., donde estudia, para estar con los suyos. Álvaro había decidido estudiar en casa. El joven acababa de empezar Ingeniería Mecánica en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Córdoba.
La UCO también ha mostrado su pesar por la pérdida de Álvaro, que también era cofrade, como tantos chicos andaluces. Formaba parte de la Hermandad de la Sentencia de Córdoba, a la que su familia estaba muy vinculada, y que rogaban ayer a Jesús de la Sentencia y María Santísima de Gracia y Amparo que le acojan en su seno.
«Buen estudiante, amable, gran deportista, un atleta, un bloque de mármol», nos dice su tío Rafael. Una vida truncada demasiado pronto y que hoy será recordada de manera solemne con un minuto de silencio a las puertas del Ayuntamiento de Córdoba. Un ciudad que nunca olvidará este largo puente de la Hispanidad de 2023.
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