Carlos Aladro, durante su rueda de prensa en el pub Limbo

Carlos Aladro, durante su rueda de prensa en el pub LimboJC

Aladro reconoce que vino a aplicar «un tratamiento doloroso» en el IMAE

El exgerente de los teatros municipales reconoce que la gestión «es un profundo quehacer político»

El hasta ahora gerente del Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE), Carlos Aladro, ha reconocido la causa de su colisión tanto con la presidencia de este organismo como con buena parte de su plantilla. En una rueda de prensa celebrada en el pub Limbo, ha explicado su versión de los hechos y ha afirmado que «la única explicación que puedo dar se basa en una metáfora porque no estoy aquí para hacer señalamientos sino para buscar soluciones». En su opinión, «si esa institución está aquejada de dolencias, algunas muy graves, desde mi punto de vista, el tratamiento es doloroso si se quiere esa transformación».
Aladro se ha negado a desmentir las informaciones aparecidas en los últimos días sobre su comportamiento en el IMAE. En concreto, sobre la noticia publicada por La Voz de Córdoba en la que se desvelan los comportamientos que han conducido a su cese y que, incluso, llego a pegar voces a la presidenta del IMAE, Isabel Albás, ha contestado: «No voy a entrar en ese asunto, pero hubo una escena pública muy clara al respecto».
También ha reivindicado un modo de gestión cultural que ha entrado en conflicto con el modelo con el que ha funcionado el IMAE en las últimas décadas y ha defendido que «todo teatro es político y la gestión es un profundo quehacer político».

«Entiendo que yo no fuera el galeno»

El exgerente del IMAE ha aplicado su análisis DAFO que concluye que en los teatros municipales de Córdoba «hay fortalezas, como una trayectoria innegable y una serie de debilidades serias y muchos desafíos importantes». Ante esta situación y ante la terapia a aplicar ha reconocido que «puedo entender que yo no fuera el galeno para la tarea», porque «me habré equivocado mucho, seguro, pero mi propósito es certero».
Su situación actual la ha calificado como de «un limbo laboral» y por esta razón no ha querido ofrecer su versión sobre las situaciones ocurridas en el seno del IMAE y que han servido para justificar su cese, como es el caso de las ya mencionadas voces a Albás o la «alteración caprichosa del orden» o «el comportamiento inadecuado» lo que ha generado malestar no sólo entre los cuadros directivos sino también en parte de la plantilla.
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