Banquete ofrecido a Inurria en el claustro del Círculo de la Amistad

Banquete ofrecido a Inurria en el claustro del Círculo de la Amistad

Mateo Inurria y el Círculo de la Amistad

Socio de esta institución, fue el encargado de la decoración de su biblioteca en el año 1900

El pasado 21 de febrero se conmemoró el centenario del fallecimiento del inmortal escultor cordobés, uno de los más afamados de su tiempo. Inurria fue socio del Círculo de la Amistad, al igual que otros destacados artistas como Julio y Enrique Romero de Torres -su padre Rafael Romero Barros-, Ángel Díaz Huertas y José María Rodríguez de los Ríos Losada que, como estos, dejó su huella artística en la institución.
Mateo Inurria Lainosa nació en el 25 de marzo de 1867. Sus padres fueron Mateo Inurria Uriarte y Vicenta Lainosa Corcolla. El primero regentaba un taller de escultura decorativa y llegó a participar con dos capiteles en la Exhibición Científica, Artística e Industrial (1877) organizada por la Sociedad Económica Cordobesa de Amigos del País en el Círculo de la Amistad. Obtuvo un primer premio.
Mateo Inurria

Mateo Inurria

Centrándonos en nuestro protagonista, ingresó en la Escuela Provincial de Bellas Artes de su ciudad natal. En 1883 marchó a Madrid para estudiar en la Especial de Pintura, Escultura y Grabado. Sus progresos fueron reconocidos por la Diputación Provincial que, tres años más tarde, le concedió una pensión para ampliar su formación en la capital de España hasta finales de la década de los años 80. En junio de 1886, concurrió a un festival organizado por la Sociedad Económica de Amigos del País en homenaje al duque de Rivas, a cuyo certamen presentó un grupo modelado en barro del rey Alfonso XII y sus hijas, así como unos bustos de Séneca y el Gran Capitán. Resultó vencedor logrando la medalla de oro donada por el Colegio de Procuradores. En 1888 exhibió otro busto en escayola -primer premio- en una exposición del Ateneo de Córdoba que, como el anterior, también tuvo lugar en el Círculo de la Amistad.
Dos años más tarde asistió al Certamen Científico, Industrial, Artístico y Comercial organizado nuevamente por la Económica que, nuevamente acogía el Círculo, con motivo de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Inurria fue merecedor del primer premio en el tema quinto consistente en un objeto artístico. Por ese tiempo residía en la calle de la Plata, número 6.

Una biblioteca centenaria

Una de las joyas del Círculo de la Amistad es su biblioteca. Su noble moblaje, armarios, mesas y sillones se enmarcan en los primeros años del Novecientos. Su claro influjo modernista, visible en algunas dependencias del Círculo, asomaba con luz propia en el caso de esta dependencia.
Primeramente, hay que señalar que, en acta de junta directiva del 16 de abril de 1900, fue admitido Inurria como socio accidental, siendo presentado por José Marín Cadenas, presidente de la institución. Unos meses más tarde se contactó con el escultor para que realizase una serie de trabajos de ornamentación para la entidad. A continuación, se trascribe el contrato firmado por ambos y fechado el 22 de agosto del citado año:
Por el presente documento privado declaramos, de una parte, don José María Cadenas, mayor de edad, con capacidad para obligarse, como presidente del Círculo de la Amistad y en representación del mismo, y de la otra, don Mateo Inurria Lainosa, también mayor de edad, y en el completo goce de sus facultades, que hemos convenido en lo siguiente:
1º) En que el Sr. Inurria se obliga a decorar el salón de la biblioteca que existe en el Círculo de la Amistad de Córdoba, cuya decoración consistirá en el artesonado, piso, enjutas con medallas de cordobeses ilustres en número de seis, archivoltas en los arcos y repisas que los reciben.
2º) En que el Sr. Inurria, igualmente, se obliga a decorar el tocador destinado para señoras en el mismo edificio del Círculo, cuya decoración consistirá en los muros, en el techo y en el mobiliario (como cortinas, alfombras, tocadores, descalzadores y sillas).
3º) En que del propio modo se obliga el Sr. Inurria en la decoración del salón derecho conforme se entra en el Círculo de la Amistad, que habrá de comprender el artesonado, piso, zócalo y muebles que consistirán en sillas, butacas y mesas para café.
4º) En que a cambio de estas obligaciones contraídas por el Sr. Inurria, don José Marín, como presidente del Círculo de la Amistad, se compromete a abonar por todo lo anteriormente expresado la suma de veinte y un mil pesetas en la siguiente forma: siete mil pesetas al comenzar los trabajos, otras siete mil al mes de comenzados y el resto al concluir los trabajos y haberlos entregado.
Se hace por duplicado este contrato. Y para que conste firmamos el presente en Córdoba a veinte y dos de agosto de mil novecientos. Firmado. Mateo Inurria. José Marín Cadenas.
Contrato entre Mateo Inurria y José Marín Cadenas expuesto en la biblioteca del Círculo

Contrato entre Mateo Inurria y José Marín Cadenas expuesto en la biblioteca del Círculo

La nueva dependencia tenía unas dimensiones de veinticinco metros de largo y seis de ancho. Desde la puerta de entrada se accedía a través de una cortina de terciopelo con una barra de bronce. Las paredes estaban pintadas de color rojo y las estanterías eran de nogal. El entarimado pavimento se encontraba cubierto por una alfombra de terciopelo carmesí. Por último, despuntaban siete arcos, sobre cuyos pilares descansaban un total de siete cariátides de bronce y, encima de cada una de ellas, archivoltas ornamentadas que servían como preludio de otros siete medallones de bronce con los retratos de ilustres cordobeses: Averroes, Juan Valera, Duque de Rivas, Ambrosio de Morales, Góngora, Séneca y José María Rey Heredia; todos ellos enlazados por preciosas guirnaldas, cintas y laureles. El friso, de tono roble, brillaba con unos geniecillos que sostenían unos atributos a las letras y a las ciencias. Esta decoración se enlucía sobre un artesonado de vigas y tableros tallados de nogal y roble.
Vista actual de la biblioteca del Círculo de la Amistad

Vista actual de la biblioteca del Círculo de la Amistad

El mobiliario de la biblioteca comprendía tres mesas, una central de grandes dimensiones y otras dos más pequeñas en los extremos, guarnecidas de metal y en forma de atril para mayor comodidad de sus lectores. Los grandes y cómodos sillones gozaban de unos asientos y respaldos de cuero grabado con aplicaciones de clavos de bronce, imitando a las antiguas sillerías. Este moblaje se encuentra, actualmente, en idéntico estado y buena conservación. Para su exorno, el Círculo no solo contó con la intervención del insigne escultor cordobés, sino con la del pintor José Casares, amigo de su hermano Agustín. Las lámparas de bronce que colgaban sobre cada mesa se componían de cinco luces que alumbraban espléndidamente el coqueto saloncito. En resumen, como declaraba el gacetillero de El Defensor de Córdoba, en la biblioteca del Círculo «se ha logrado unir al puro estilo del Renacimiento y el más acabado confort modernista con derroches de lujo y elegancia».

El proyecto de reforma del Liceo (1905)

El Círculo de la Amistad, a principios de 1906, ya había sacado a concurso la reforma y decoración del salón Amarillo, como así se llamaba vulgarmente al salón Liceo. En un primer momento se acordó autorizar al presidente José Marín Cadenas para que contactase con varios escultores y arquitectos de renombre como José Urioste, Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, Mariano Benlliure, Miguel Blay y Mateo Inurria para que presentasen un proyecto para la obra de reforma del salón de actos. Un mes más tarde, y tras recibir varias comunicaciones de algunos de ellos, la junta delegó en el presidente para indagar la voluntad de Benlliure e Inurria. Finalmente resolvieron que el proyecto más idóneo era el propuesto por el segundo. Reunidos los socios, se procedió a la votación siendo el proyecto de Inurria el seleccionado por veinticuatro votos a favor frente a dieciséis. El suyo era claramente de carácter modernista. A continuación, el escultor remitió a la junta directiva una memoria con el proyecto a ejecutar. Posteriormente, el presidente encargó a un arquitecto madrileño que emitiese un informe acerca de ese «proyecto de decorado del salón de actos del Círculo de la Amistad» con sus opiniones al respecto en cuanto a las condiciones estéticas, constructivas y económicas de la obra, siendo estas, como así expresa el profesor Ramón Montes en su libro Mateo Inurria (2012), «contrarias a la realización del mismo». Estamos ante un interesante documento, fechado en Madrid el 2 de mayo de 1906, que nos muestra los pormenores del proyecto de reforma presentado ex profeso por Inurria, «inspirándose en los cánones del arte modernista». En él planteaba «elegantes y delicadas figuras en bajorrelieve, enlazadas con guirnaldas de hojas y flores (…) formando riquísimos medallones cuyos centros ocupan vidrieras de colores destinadas a difundir una luz tibia y suave por los muros y techo que han de quedar en tonos claros, sin otros puntos de color que el friso de la escocia esmaltado con vidrios». A todo esto, abundaba que la propuesta de Inurria se alejaba por completo del aspecto actual del salón, dejando de ser «un lugar académico para adquirir un semblante más risueño y brillante como salón de alegres fiestas». De ese modo se desestimó el proyecto de Inurria y la junta directiva del Círculo decidió, en sesión del 4 de agosto de 1907 y en su acuerdo cuarto, «sacar a subasta la obra de la reforma o mejoras necesarias en el Salón Amarillo». Con esto se rompía el acuerdo verbal y contrato del anterior presidente con Inurria.
Informe el proyecto de decorado del salón de Recepciones propuesto por Mateo Inurria

Informe el proyecto de decorado del salón de Recepciones propuesto por Mateo Inurria

De nuevo se sacó a concurso la reforma del Liceo, recibiendo la junta dos nuevos pliegos, en esta ocasión, de los cordobeses José Casares Páez y Agustín Vicente Inurria, hermano de Mateo, que ya habían trabajado el año anterior en la obra del salón modernista del Círculo, vulgarmente llamado Salón Azul -actual de los Sentidos-, y de una casa de decoración malagueña, propiedad de Jacinto Fernández Alvarado, al que acompañaba su hermano José, un reputado pintor. En la siguiente sesión de junta se revisaron ambas propuestas, siendo adjudicado por mayoría de votos el proyecto de los hermanos Alvarado.

Banquete en su honor en el Círculo de la Amistad (1915)

Ocho años más tarde, un 5 de junio de 1915 y en el Hotel Ritz de Madrid, tuvo lugar un homenaje en su honor con motivo del gran triunfo moral que obtuvo Inurria en la Exposición Nacional de Bellas Artes de esa edición en la que presentó seis obras: Ídolo eterno, Deseo, María, Retrato de la Srta. Conchita Montoya e ídem de la Srta. Luisita Montoya, no refrendado en un premio, ya que no alcanzó la mayoría de votos establecida para alzarse con la medalla de honor, según constaba en el reglamento del citado certamen. Al no conseguir Inurria la mayoría absoluta, la asignación de la correspondiente medalla fue declarada desierta. Esta injusta norma del reglamento frenó la lógica victoria de nuestro escultor. Al menos sí tuvo el apoyo y cariño de un buen número de colegas y admiradores que promovieron este más que merecido homenaje.
Córdoba no podía quedar al margen para honrarlo. Al mes siguiente del ágape celebrado en el Hotel Ritz, sus paisanos se congregaron en el Círculo de la Amistad la noche del 2 de julio en un banquete que comenzó a las 20:30 horas. Más de ciento veinte amigos y seguidores se dieron cita para felicitarlo por su triunfo moral en el certamen nacional. Al acto se asistía por invitación, que podía ser retirada tanto en el Círculo Liberal y Conservador, en el Club Guerrita y en el propio Círculo de la Amistad.
El patio claustral fue el marco elegido para el agasajo. Ocuparon la presidencia junto a Inurria, el gobernador militar y civil, Sr. Chacón y José Maestre, respectivamente, y el presidente del Círculo de la Amistad, Miguel Fresneda Menjíbar, entre otras autoridades locales. El artista Ezequiel Ruiz Martínez abrió el acto y antes del brindis con champagne de Cruz Conde, en nombre de la comisión organizadora del homenaje, subrayó la numerosa lista de adhesiones que se había recibido. Tras esta intervención, Luis Valenzuela, director de la Academia de Ciencias, pronunció un emotivo discurso, refiriéndose al escultor como el «continuador de las brillantes tradiciones de cultura». Continuó recordando la labor de Inurria desde su obra El náufrago y toda la problemática suscitada, destacando algunas de sus magnas producciones como la dedicada a Séneca. Sobre esta pieza, a modo de anécdota, el señor Valenzuela abogó por que en la céntrica plaza de las Tendillas se ubicara el busto de este gran filósofo, y que este lugar debiera cambiar su nomenclatura dedicándose al célebre pensador cordobés. No iba mal encaminado, pues sería otra obra del escultor, en este caso del Gran Capitán, la que presidiría y preside este céntrico espacio en pleno corazón de la ciudad. Concluyó su alegato dando las gracias y requirió que el ramo de flores que adornaba la mesa presidencial fuese regalado a la esposa del artista.
Banquete ofrecido a Inurria en el claustro del Círculo de la Amistad

Banquete ofrecido a Inurria en el claustro del Círculo de la Amistad

Posteriormente, tomó la palabra Dionisio Pastor Balsera, profesor de la Escuela de Artes y Oficios, quién elogió la encomiable labor desarrollada por Inurria en la dirección de la citada escuela y propuso que se solicitase al Ministerio de Instrucción Pública la Cruz de Alfonso XII para el escultor. Tras estas intervenciones se leyeron algunas composiciones poéticas por parte de Benigno Íñiguez y Vicente Orti Belmonte, el cual recitó un soneto de su tío, el vate cordobés Guillermo Belmonte Müller: En cuna humilde, el hálito paterno /abrió la flor del arte en tus entrañas, / y ya de Grecia en los destellos bañas / tus creaciones de espíritu moderno. / Sorprende tu cincel el ritmo interno / de la idea, la vida desentrañas, / y son triunfos del genio, en tus campañas, / El náufrago, La mina, Ídolo eterno. / Mas faltaba a tu dicha, cual buen hijo, / el beso que tu Córdoba querida / hoy te da con orgullo y regocijo, / mostrándote un cariño que acrisola / tu mano en el trabajo encallecida / y tu frente en que luce una aureola.
Roberto Carlos Roldán Velasco es Jefe de Cultura del Real Círculo de la Amistad de Córdoba
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