Ángela Manzano
Ángela Manzano, directora ejecutiva de Calderería Manzano
«Es muy importante que los trabajadores se sientan parte de la empresa»
La centenaria firma de Bujalance ha recibido el reconocimiento especial en los recientes premios 'Felipe González de Canales'
Estamos en el edificio que, en 1918, fue el origen de una empresa que en el último ejercicio facturó 14 millones y medio de euros. Ahora, la vieja fábrica alberga unas oficinas funcionales y cómodas para los técnicos y administrativos de Calderería Manzano. Se respira un silencioso pero intenso ambiente de trabajo, mientras la lluvia, fuera y a rachas, empapa Bujalance y el Alto Guadalquivir. Nos recibe Ángela Manzano (Córdoba, 1983), directora ejecutiva de una empresa que ya no es familiar pero que mantiene a la familia que originó la firma al frente de la misma.
Calderería Manzano destaca por varios aspectos, pero sobre todo los más importantes son la innovación y la exportación, que la convierten en una de las empresas más punteras de su sector no solo en Andalucía, sino en España. El suministro de bodegas y maquinaria para las almazaras y cooperativas olivareras ha sido siempre su actividad, ahora marcada por la digitalización, que es lo que piden los tiempos. Ángela Manzano nos recibe en el despacho de su padre Antonio, el presidente de Calderería Manzano, amplio y bien iluminado. Esta joven mujer dirige un legado. En el fondo de la estancia un cuadro preside la charla. Es una reproducción de un viejo dibujo a blanco y negro de la calderería en los años 50 del pasado siglo. Ángela nos lo explica con orgullo y la satisfacción de quien trata de mantener el espíritu de esa modesta obra de arte.
Ángela Manzano
- Hablemos primero de las cifras. 105 años de historia. Ahí es nada.
- Exacto. Calderería Manzano fue fundada por mi bisabuelo. Somos cuatro generaciones en la dirección de la empresa, que ahora ya no es una empresa familiar. En 1995 nos refundamos en una sociedad anónima en la que entró en el accionariado parte de los que entonces eran trabajadores, que ahora en su mayoría están jubilados. Pero aún así la familia Manzano se ha mantenido en la dirección. Pero sí, 105 años y cuatro generaciones ya.
- Ochenta empleados, con una media de edad de 40 años.
- Sí, muy jóvenes, pero también con bastante tiempo ya trabajando con nosotros, entre 15 y 20 años. Entraron muy jóvenes y llevan todo ese tiempo en la empresa. Tenemos una rotación muy baja y creo que podemos presumir de un sentimiento de pertenencia a la empresa bastante alto de nuestros compañeros.
- ¿Se cuida eso?
- Se ha cuidado siempre. Para nosotros es muy importante que todos nos sintamos que somos parte de Manzano. Y de hecho siempre hacemos hincapié en que somos una empresa familiar de muchas familias. Porque muchos de nuestros trabajadores, sus padres son, o bien socios que entraron en el 95, o no son socios, pero sí su padre y su abuelo ya estuvieron en la empresa con nuestras familias. Así que el sentimiento es, como digo, de una empresa de muchas familias.
- Y por seguir hablando de cifras, llevan sus productos y facturan a 15 países.
- A más de 15 países. Este año, de hecho, hemos incorporado a Argentina, donde ya teníamos pequeños clientes, con un proyecto muy grande. Y seguimos sumando países. La verdad es que la trayectoria exportadora de la empresa, aunque empezó a principios de los 2000 cuando empezamos a trabajar en Portugal, fue a partir de 2009 cuando nos lanzamos fuera de la Península Ibérica, y poco a poco y con mucho autoaprendizaje hemos llegado a trabajar en muchos países y hacer proyectos además de cierta envergadura. No vendemos recambios fuera de España solamente, sino proyectos, almazaras completas que se fabrican aquí y que nuestros compañeros instalan, ponen en marcha allí y se les da servicio posterior.
El sentimiento es de una empresa familiar de muchas familias.
- Argentina está ahora en el foco de la actualidad internacional. ¿Qué van a llevar?
- Una almazara. Una línea completa de extracción de aceite de oliva en un país en el que su situación económica es complicada como todas sabemos, pero que se puede convertir en una potencia en la producción de aceite de oliva, porque el clima en esa zona del hemisferio es parecido al clima mediterráneo, por lo tanto el olivo se cultiva bien y pueden llegar a ser grandes productores de aceite de oliva. Argentina y Chile son los dos productores principales del sur de América.
- Hablando de exportar, la bomba de pistón es un elemento indiscutible en la mayoría de las almazaras de todo el mundo.
- Sí. Antes de la bomba de pistón había otros sistemas de transporte que eran menos limpios, mucho menos eficaces y mucho menos flexibles. La bomba de pistón cambió completamente la forma de transportar el producto en las almazaras, tanto la masa como el orujo. Ahora ya se fabrica por muchas marcas, porque era un modelo de utilidad que tenía un tiempo limitado de protección, pero sí que fue un invento de aquí en 1996. En 2021 celebramos el veinticinco aniversario de su diseño y es una máquina que se sigue desarrollando y se sigue innovando, haciendo pequeños cambios.
Ángela Manzano, durante la entrevista
- Evidentemente no son ajenos los problemas que en la actualidad afectan al campo empezando por la sequía. ¿Qué es lo que más le preocupa de la situación actual del sector?
- Bueno, la situación es bastante grave. Tenemos la suerte de que la trayectoria de los últimos años nos ha llevado a diversificar un poco en territorios. Hay sequía en esta parte del mundo pero no necesariamente la tiene que haber en otros países, y las exportaciones nos están ayudando a mantener el nivel de venta. Evidentemente el olivar intensivo de regadío está aguantando, lo que también nos ha permitido seguir trabajando. Pero nuestros clientes de olivar tradicional están en una situación muy complicada, con una inversión escasa porque después de varias campañas con una producción muy baja es difícil hacer inversiones para las cooperativas y las almazaras de toda la zona de Jaén o de Granada. Todo lo que es olivar tradicional está en una situación de emergencia, y este año debe llover, si no el año que viene no sé cuál va a ser la situación. Lo que pasa es que a nosotros, entre todos los clientes que tienen olivar intensivo de regadío más los países que no están afectados por la sequía, nos han permitido que en el 2023 hayamos vuelto a hacer récord de venta.
Este año debe llover, si no el año que viene no sé cuál va a ser la situación.
- La digitalización es ahora un elemento más en sus productos. Uno de ellos ha llegado de la mano de la Universidad de Córdoba. Háblenos un poco de Innolivar.
- Innolivar fue un proyecto que ha tenido un desarrollo de varios años. Se nos adjudicó la línea correspondiente al desarrollo de prototipos en almazara y la verdad es que ha sido bastante fructífero aunque ha supuesto una carga de trabajo también importante para nosotros. Pero ha sido muy positivo porque se han desarrollado algunos prototipos, no solamente de digitalización, sino también el termoacelerador que hemos podido patentar y que optimiza una parte del proceso de extracción. Pero la digitalización sí que es verdad que ha venido a cerrar el ciclo, conseguir los datos de los diferentes puntos del proceso y contar con esa información para la toma de decisiones, que es fundamental en la optimización de los resultados de todo el proceso. Además es una tendencia imparable. No hay almazara nueva que no cuente ya con esos dispositivos que recogen información, no solamente de resultados, sino también de temperaturas que afectan a la calidad del producto final y otros datos.
- ¿Y los agricultores se están actualizando al mismo ritmo que lo hace la industria vinculada al sector?
- Pues yo creo que sí, lo que pasa es que el sector está compuesto por agricultores de un perfil muy diferente. Entonces, claro, la digitalización va a tardar en llegar a los pequeños agricultores que deben canalizar ese tipo de innovación a través de sus cooperativas, que deben ser el motor que les ayude de forma conjunta a avanzar en la digitalización. Pero luego sí que existe ese perfil de cliente nuestro que además de la almazara, que es donde nosotros coincidimos con ellos, tienen el control de la finca y cuentan con una cantidad de datos enormes de seguimiento con drones, con aplicaciones para saber exactamente los puntos en los que se necesita el riesgo o una determinada aportación de abono. Y la verdad es que nosotros accedemos a esa información muchas veces casi por curiosidad, porque realmente no forma parte de nuestro trabajo. Pero es muy importante que el resto de los pequeños agricultores también se sumen, porque al final es una ventaja competitiva muy importante.
- Una labor que hay que destacar del trabajo que realizan empresas como la suya, ahora que preocupa tanto la España vaciada, es que juegan un papel importante en la fijación de la población.
- Exacto. En Calderería Manzano ha sido siempre política de empresa contratar personal de Bujalance. Es verdad que el total de nuestros compañeros no son de aquí, pero en igualdad de condiciones se suele elegir a personas del municipio porque al final ese sentimiento de pertenencia también viene un poco dado por esa facilidad que tenemos todos para conciliar el poder trabajar en tu pueblo con la calidad de vida con la que se cuenta en un pueblo como Bujalance, que es pequeño pero a la vez tiene todos los servicios. Estamos al lado de Córdoba , y para nosotros es importante poder participar en el desarrollo y en mantener esa población de Bujalance.
- En breve también se trasladan a Villafranca.
- En realidad ya estamos trabajando allí desde 2014, cuando externalizamos la producción de los depósitos y aquí nos dejamos solamente la fabricación de la maquinaria, por una cuestión de instalaciones pero también por logística. Movemos un producto que tiene un volumen muy grande y unos requerimientos concretos de permisos para su transporte. Nos facilita enormemente el trabajo estar al borde de la autovía y esa fue la razón definitiva por la que decidimos cambiar allí una parte de la fabricación. Pero ahora tenemos en el mismo polígono donde estamos un nuestro nuevo proyecto de construcción de fábrica, porque esas instalaciones de 2014 quedaron pequeñas y hemos decidido construir de cero una nueva fábrica que estuviese planificada, desde el principio, para nuestro proceso productivo. Esperamos se termine durante la primavera para inaugurarla en junio aproximadamente.
Ángela Manzano
- No son estrictamente ya una empresa familiar pero sí que han sabido sobreponerse también a la propia idiosincrasia de la empresas familiares, que parecen condenadas, generación tras generación, a desaparecer.
- Se dice que la primera generación la crea, la segunda la mantiene y la tercera la destruye (ríe). Afortunadamente nosotros superamos ese escollo. Siempre digo que soy la cuarta generación, y espero no ser la última. Solo aspiro a no acabar con el legado que he recibido. Pero sí esta es una empresa que ya está profesionalizada, donde todos somos trabajadores por cuenta ajena y tenemos un trabajo en función de nuestra formación. Es un desarrollo de carrera profesional por mérito. No funciona realmente como una empresa familiar.
- De una modesta calderería a facturar casi 15 millones de euros en el último año. ¿Qué diría su bisabuelo si pudiera estar aquí?
- No sé no sé qué diría. Yo conocí a mi abuelo. Él y sus hermanos trabajaron aquí cuarenta años y ahora es una empresa muy diferente, pero sí que mantenemos al final determinadas políticas de empresa como te he dicho. Eso nos permite traer la empresa al día a día actual. Ninguna empresa puede mantenerse en el tiempo, a no ser que sean empresas muy pequeñas de artesanía, si no se va adaptando a los cambios. Supongo que se sentirían orgullosos de que vayamos a una feria a Chile y los chilenos estén contentos de conocernos por fin, porque llevamos muchos años enviando maquinaria allí. Que llegue a un sitio como Chile, donde presumen de ser el otro lado del planeta, casi el fin del mundo, y que el apellido Manzano se conozca, la verdad es que es un orgullo para mí y para todos. Me imagino que ellos estarían muy orgullosos.
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