La voz de córdobaeditorial

Cordobeses misioneros

Actualizada 05:00

Un año más ha quedado patente que Córdoba valora y arropa la labor del obispo Juan José Aguirre en Centroáfrica, que no es sino la misión de llevar la Palabra de Cristo, con todo lo que ello supone, a los recónditos lugares del planeta. Recónditos no solo por lejanos sino por alejados del desarrollo, el bienestar y la tranquilidad que en occidente se disfruta. El simple hecho de abrir un grifo y disponer de agua potable sigue siendo un gesto imposible en muchas partes del mundo. Como disponer de un colegio o un dispensario médico.
Con la nueva edición del almuerzo benéfico de la Fundación Bangassou en el Real Círculo de la Amistad, celebrada ayer, los cordobeses han demostrado que premian con generosidad y alegría no solo a un obispo, sino a la Iglesia que representa y que promueve una mejor calidad de vida y de espíritu para quienes sufren la guerra y las enfermedades, las calamidades diarias que forman parte, casi normalizada, de su vida.
Monseñor Aguirre celebra su vigésimo quinto aniversario de episcopado y eso ha sido un motivo añadido para estar a su lado en esta cita anual. Los allí reunidos han dado muestras de cariño y testimonio de gratitud. Saben que sus aportaciones, sus ayudas - sean estas pequeñas o grandes- caen en las mejores manos, que no son otras que las de los misioneros de la Iglesia católica, no solo en Centroáfrica, sino en cualquier parte del mundo.
Ha coincido esta comida benéfica con una nueva edición de los galardones que llevan el nombre de Antonio Gómez Aguilar, un cura excepcional e inolvidable, párroco de San Juan y Todos los Santos, y promotor de gran parte de la barriada de Fray Albino, de los colegios de la Santísima Trinidad y de los centros infantiles, de enseñanzas medias y residencias para la tercera edad, que son un enorme legado de obras sociales que han ayudado y ayudan a muchísima gente desde hace más de 60 años. Don Antonio cumplió una excelente misión por la que aún muchos cordobeses le recuerdan con cariño. Su legado no solo permanece, sino que ha crecido con los años, adaptándose a los nuevos tiempos.
En ambos casos ayer tuvimos la oportunidad de celebrar a dos misioneros, cada uno en su ámbito y época, que han puesto y ponen de manifiesto el amor de Dios allá donde se les ha encomendado.
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