
Cristina Martín, en mayo de 2024, durante la presentación de su libro sobre la Agenda 2030
Cristina Martín Jiménez, periodista y escritora
«Esta ha sido una operación de guerra contra la soberanía energética española»
En sus libros impulsa el pensamiento crítico y la rebelión contra las élites en el poder
Dispuesta a atender a La Voz de Córdoba desde la primera llamada telefónica, Cristina Martín Jiménez (Sevilla, 1974) ha demorado algo más esta cita entre otras cosas porque la reclaman de las televisiones nacionales. El apagón del pasado lunes ya aparece en algunos de sus libros y los medios generalistas comienzan a sospechar que no se trata solo de un sesgo de confirmación.
Pero hasta que muchos de ellos han reparado en esta periodista, doctora en comunicación y mujer libre, Martín Jiménez ha sufrido la censura - entre ellas la de la Universidad de Córdoba, que canceló un ciclo de charlas en el que ella participaba- , le han tachado a base de etiquetas poco elegantes y por supuesto no está en la lista glamurosa de escritoras emponderadas con perspectiva de género, aunque ya quisieran muchas de esas autoras que sus libros tengan las ventas y el alcance de los de esta sevillana que eligió un camino profesional mucho más valiente y arriesgado .
Defiende sus argumentos con datos, investigación metódica y fuentes fiables a las que otros compañeros no acuden porque rompen el discurso oficial. Algo que, claro, supone un riesgo que Cristina sí asume. Por eso es, ante todo, periodista.

Cristina Martín Jiménez
- Hace un mes la UE estaba promoviendo un kit de supervivencia de 72 horas y ahora sufrimos un apagón en España ¿Casualidad o sospechoso seguimiento de una hoja de ruta?
- No es casualidad, había políticos que lo sabían. Y ya lo avisé y escribí hace cuatro años en mi libro La Tercera Guerra Mundial ya está aquí, por lo que, para mí es una hoja de ruta, sin duda, y hay una serie de elementos que lo indican. Entre otros, los alcaldes catalanes que reciben el mensaje el domingo y agrego que algunos de mis seguidores me han dado nuevos datos al respecto, off the record, absolutamente reveladores. Hay un patrón que se repite cuando estos apagones han ocurrido ya en otras naciones, como Argentina y Chile hace unos meses. Portugal, Francia, Irlanda y Países Bajos también se han visto afectados. Y, por supuesto, lo más grave, es que el entonces presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab, amenazó en 2021 con un apagón cercano, el «Cyber Polygon», que sería peor que la pandemia de la OMS y aseguró que teníamos que estar aterrados. Esto es terrorismo emocional y debe ser penado porque provoca pánico a la ciudadanía. Es desinformación. Vivimos en un apocalipsis seriado, en fascículos. Es un escándalo que no nos estén preparando para la paz sino para la guerra.
- De momento todas las informaciones apuntan a una chapuza muy española, tanto en la capacidad de la red para las energías alternativas, como a los avisos de expertos no escuchados. Parece que no interesa ahora hablar de un ciberataque como se apuntó desde un principio.
- La chapuza forma parte de la hoja de ruta. La estrategia es poner en estado de vulnerabilidad las infraestructuras fundamentales de las naciones para que sus grandes corporaciones aporten la solución vendiéndonos sus productos. Ocurrió lo mismo con lo que yo llamo «la Operación Dana» planificada. Por otra parte, los políticos y técnicos del sistema ya nos han demostrado que no son de fiar porque nos mienten constantemente. Señalaré las tres hipótesis que me resultan más posibles: un ciberataque, el lanzamiento de bombas de grafito o una radiación electromagnética. Todas estas armas invisibles ya se han usado en otras guerras en los años 90 dejando sin electricidad a los ciudadanos. No son fáciles de detectar porque, a excepción de la primera, no dejan huellas.
- De todas maneras hace algunos meses Pedro Sánchez advertía del peligro de un ciberataque, todo esto metido en el mismo paquete de los bulos y la polarización.
- El presidente dijo que ignoran la causa del apagón pero que nos informemos por los canales oficiales. Tildaron de bulo y desinformación la posibilidad de un apagón, desde la presidente de Red Eléctrica hasta Rufián. Los gobernantes de la Unión Europea han sacado un Reglamento para penalizar con elevadas multas a los desinformadores. Si vivimos en democracia y en Estados de Derecho, ahora esas normas han de aplicarse a quienes nos acusaron de mentir con un posible apagón. ¿No propugnan la igualdad? Por otra parte, entre otras armas de ingeniería social que han creado, su Agenda 2030 es la causante de la polarización social, sobre todo en sus puntos 4 y 5, Educación e Igualdad de Género.
Hay un patrón que se repite cuando estos apagones han ocurrido ya en otras naciones, como Argentina y Chile hace unos meses. Portugal, Francia, Irlanda y Países Bajos también se han visto afectados.
- Solo han sido unas 16 horas, pero el país quedó prácticamente paralizado y posteriormente incomunicado. ¿Estamos indefensos?
- Absolutamente, pero, sobre todo, porque la ciudadanía tiene a sus peores enemigos en el Congreso, representando a los nuevos centros de poder, como las corporaciones de la Agenda 2030, las ONGs, USAID, los lobbies verdes, los fondos financieros, la ONU y sus agencias. Es muy grave que España haya sufrido un apagón en pleno siglo XXI y como miembro destacado de la UE y de la OTAN. Estamos a merced de hienas disfrazados de servidores públicos y filántropos, para que nadie sospeche de sus intenciones. Pero esta ha sido una operación de guerra contra la soberanía energética española. La están desmantelando gradualmente.
- Pero, ¿en manos de quienes estamos?
- Nos gobiernan títeres, delincuentes y psicópatas. De todo hay en la viña de los señores globócratas. Uno de los temas principales que analizaron algunos medios, como «La hora de La 1» y El País, al día siguiente fue: «¿Cómo reaccionó la ciudadanía». Y la palabra que repitieron desde TVE fue «calma». Hay un gran número de ciudadanos condicionados con operaciones psicológicas para creer que piensan sin percibir que, en realidad, piensan como se les ordena que piensen. En vez de rebelarse y protestar, se viralizaron coreografías espontaneas en las vías del tren. No hay espontaneidad sino imitación, repetición de los bailes de la pandemia fake de la OMS. Dijo fake porque manipularon el significado de pandemia y porque se diseñó en biolaboratorios y laboratorios de dinámicas sociales. Todo según la hoja de ruta. Es la Tercera Guerra Mundial con otras armas.
-Sánchez también ha advertido que no hiciéramos caso de los bulos que tildaban el apagón como un «experimento». ¿Qué dice usted al respecto?
- El apagón, aparte de las causas técnicas que supone el no tener un modelo consolidado y definido que corrija las carencias de haber desmantelado varias nucleares, tiene un componente de corrección y disciplina social. Es decir, han permitido que se produzca un apagón, algo inaudito en un país como España, al objeto de amedrentar y disciplinar a la sociedad, como un arma militar encubierta. La prueba está en que han pasado varios días y ningún miembro del gobierno, ni siquiera la presidenta de Red Eléctrica han ofrecido una explicación técnica solvente a los ciudadanos y usuarios de la red, dejando en el aire que puede volver a ocurrir, algo extremadamente grave, pues significa que continuarán los ataques a una población civil, indefensa a la que dejan sin servicios. Recordemos que no solo cayó el sistema eléctrico, cayeron las comunicaciones, conexiones, transportes, ni siquiera se podía contactar con el 112, como comprobé personalmente. Si esto no es una maniobra bélica tendremos que inventar nuevas palabras…
- Usted, ciertamente, lleva años advirtiendo de una guerra en la que estamos inmersos. El apagón es una de las tácticas que se emplearían y todo apunta a que se pueden producir más, sobre todo si la red no se adapta, como señalan algunos expertos.
- Sí, el plan es que se produzcan más. Y el plan es que ocurran estos supuestos fallos espontáneos para argumentar que se precisa un cambio de modelo. Y ahí es cuando aparecen las empresas salvadoras para hacerse con todo el mercado energético. El patrón siempre se repite. Es el gran reinicio de la Agenda 2030. El «no tendrás nada pero serás feliz». Si no tendremos nada es porque algunos planean quedarse con todo.
- Es escritora pero sobre todo periodista ¿Se hacen las preguntas adecuadas o las políticamente correctas?
- Además, soy doctora en Comunicación-Periodismo con una tesis acerca de la propiedad de los medios y su vínculo con los grandes grupos financieros. Desde esa perspectiva afirmo que no se hacen las preguntas adecuadas por varias causas, una de ellas es que los medios tienen propietarios que condicionan los contenidos informativos e impiden que se traten determinados temas. Es la autocensura del periodista. Otra, es la exigua formación que recibimos en las facultades de Periodismo y que yo misma observé como estudiante. Todo lo que he descubierto ha sido por iniciativa propia, por curiosidad, por necesidad de saber después de licenciarme. Otro fenómeno de análisis es que cada grupo o partido financia a sus medios convirtiéndolos en focos de polarización y enfrentamiento. Pero este sistema ya está obsoleto y una gran parte de la audiencia ha dejado de consumir medios tradicionales. Este es el castigo por parte de un amplio número de la ciudadanía que ya está harta de que les mientan y manipulen.

Cristina Martín Jiménez
- Se lo pregunto porque desde que publicara su primer libro, hace ahora 20 años, pasó a formar parte de la lista de ‘conspiranoicos’.
- (Ríe) Sí, recientemente dos pseudoperiodistas me han denominado «la reina de los conspiranoicos» y «conspiranoica premium». Yo me río mucho. Lo que no es igualmente divertido es que me censurasen una conferencia en la Universidad de Córdoba, en febrero de 2023, y otra en la de Zaragoza, en 2020. Causa estupor comprobar que los centros de educación sirvan al adoctrinamiento ideológico de agendas plutócratas y abandonen su razón de ser. Que después de veinte años algunos sigan llamándome «conspiranoica» es una garantía de credibilidad y de que estoy haciendo bien mi trabajo como periodista, que consiste en investigar y denunciar los abusos del poder, sea del signo que sea. Y como todo lo que está ocurriendo lo he escrito y publicado años antes, se puede decir que el tiempo me ha dado la razón.
- En efecto el tiempo le está dando la razón en muchas de las cosas que advertía y que se han ido cumpliendo. Y ha abierto un camino para que otros periodistas se atrevan a no seguir la senda de la agenda oficial marcada desde el poder. Otra cosa es que puedan informar…
- Como estamos viendo, los grandes fondos de inversión, las fundaciones filantrópicas, los gobernantes o las corporaciones ejercen la censura en los medios a través de la propiedad o de la subvención. Tengo colegas periodistas que me llaman llorando porque saben que tienen que publicar mentiras y esto es insoportable para quienes tienen conciencia. Pero claro, también tienen una familia que alimentar. Es un fenómeno complejo.
- Si, como sostiene desde hace años, somos carne de experimento ¿Cómo podemos rebelarnos?
- Podemos hacer mucho. Comprender, conocer qué está pasando realmente, formarnos, instruirnos y rebelarnos ante el hecho de que ellos piensen por nosotros. No creerles en nada porque nos han mentido y mienten todos los días. No callarnos, hay que hablar pese a quien pese, hay que gritar la verdad. Todos tenemos que comprometernos en la defensa de la libertad de expresión porque no solo es la base de la democracia, sino del desarrollo de la Humanidad. Por ello, es una amenaza para el poder, para los plutócratas y mil millonarios que quieren forjar la sociedad a su gusto.
Y, sobre todo, no tener miedo, que es el arma que mejor les funciona. En la llamada 'Era de la Información', los mayores esclavos son los desinformados.
Que después de veinte años algunos sigan llamándome 'conspiranoica' es una garantía de credibilidad y de que estoy haciendo bien mi trabajo como periodista
- ¿Qué precio está pagando usted por defender sus informaciones?
- Me ha costado mi carrera en los medios tradicionales, la censura de mi tercer libro, la eliminación de mi perfil en Wikipedia, la expulsión de mi canal de información de Facebook y la censura velada en el resto. La presión de un linchamiento social constante desde perfiles anónimos. De hecho, cuento parte de mi propia historia en el último capítulo de mi próximo libro. Pero, de momento, he sobrevivido a todo y se lo agradezco a mis mecenas, que no son otros que mis lectores. Ellos son mi tesoro.
En la llamada 'Era de la Información', los mayores esclavos son los desinformados.
- Se bromea con que lo siguiente que nos pase será una invasión extraterrestre, pero ¿Cuál teme usted que sea el próximo evento que altere nuestra vida?
- Sí, solo faltan los extraterrestres, aunque hay cientos de canales en YouTube que difunden la mentira de que hay un grupo de ellos en contacto con los gobernantes y líderes mundiales para salvar a la humanidad. Esto sale del departamento de contrainformación de la CIA, que es una fábrica de bulos. Ellos van a seguir con las pandemias de los biolaboratorios y, sobre todo, con las armas climáticas, a las que dedico un amplio contenido en mi próximo libro. Es una cuestión irrefutable.
- Un nuevo libro que presenta este mes. Háblenos de él, por favor.
- La tiranía de la mentira: Desinformación, censura y caos es un libro que hacía tiempo que quería escribir porque está dedicado al Periodismo, la profesión que amo. Como decía, una gran parte de la población está cansada de la cultura de la cancelación, la censura en redes y el pensamiento único que se pretende imponer. En este libro ofrezco no solo las claves para no caer en las trampas que diseñan las grandes corporaciones y explico el origen para entender cómo hemos llegado hasta aquí. Además, demuestro, con datos contrastados, que la CIA es la escuela del periodismo actual. Y expongo las estrategias que ha diseñado y por las que, desde hace dos décadas, por mis libros soy blanco de las operaciones de la CIA por ser una periodista crítica.