Discapacidad en Córdoba: un sector infrafinanciado por la Junta de Andalucía

No existe un censo de cuántos afectados de parálisis cerebral hay en Andalucía ni en Córdoba. La administración nunca lo ha hecho y los datos que se conocen son los de las personas que son atendidas como usuarios en centros como Acpacys y similares.

Acpacys (Asociación Cordobesa de Parálisis Cerebral y Otras Afecciones Similares) tiene 400 socios que son familias que tienen personas con parálisis cerebral, ya sean niños, adolescentes o adultos, y otros usuarios que presentan daños cerebrales, enfermedades raras, que cursan con necesidades específicas de trabajar en fisioterapia o logopedia. A pesar de no haber datos oficiales a los que se aludía al comienzo, según apunta Rafaela Chounavelle, presidenta de Acpacys, a nivel nacional se estima que un 2% de la población está aquejada de esta patología, que puede afectar en el aspecto cognitivo o motórico.

Acpacys se fundó en 1979, coincidiendo con el «boom» del asociacionismo y en un primer momento se plantea para dar respuesta en el plano educativo a las personas aquejadas de parálisis cerebral, que se encontraban «atrapadas en su cuerpo» pero que a nivel cognitivo presentaban una amplia respuesta. Eran personas confinadas en sus hogares en unos tiempos en los que los minusválidos físicos y psíquicos eran motivo de vergüenza ante la sociedad de aquella época. Pero hubo padres y madres que decidieron tomar cartas en el asunto y proceder a su escolarización, alquilando autobuses para trasladarlos a los colegios. Ese fue el inicio.

Sería en 2000 cuando se acometió el proyecto de construir la sede en la que actualmente se ubica Acpacys, en un terreno destinado a zona dotacional en la calle María la Judía, que tiene como vecinos a Fepamic y la Asociación Down. Allí se trabaja sobre un proyecto de vida. Al ser un centro concertado con la Junta de Andalucía, desde su nacimiento los niños con esta patología son derivados a Acpacys mediante un programa de atención temprana suscrito con la administración y prestan atención a más de un centenar de niños y niñas. Por otro lado, lado, prestan tratamiento ambulatorio a partir de los siete años, y, a partir de esa edad continúan con sus tratamientos, sufragados por los padres por módicas cantidades, debido a la cronicidad de su afección, logrando mejoras en su funcionalidad, a pesar de que no tiene cura. Normalmente, aclara Chounavelle, están todos escolarizados, bien en aulas ordinarias, de apoyo o con la ayuda de un monitor. Y cuando terminan su escolarización, hacia los 20 años, pasan a la Unidad de Estancia Diurna, dotada con 30 plazas, de las cuales la mitad están concertadas con la Junta de Andalucía, aunque desde Acpacys se espera que pronto lo estén todas. Por último, cuenta la asociación con la residencia de personas gravemente afectadas, en las que la ratio es de 1´5 trabajadores por residente.

Unidades de día infrafinanciadas

Según la presidenta de Acpacys, la administración paga 26 euros por sesión de fisioterapia, cifra muy alejada del coste real de aplicar este tratamiento. Las órdenes que regulan los precios son de 1996, no están actualizados, y las unidades de día están infrafinanciadas, sobre todo a nivel de transporte, contratación de conductores, seguros…Hay conciertos, aclara, pero no se paga lo que realmente cuestan los servicios prestados, siendo un servicio público que debería dar la administración, puntualiza. «Y, sin embargo utiliza servicios como los nuestros como hace con la enseñanza concertada si hay falta de plazas en la pública. Con la diferencia de que a los maestros les paga la administración directamente, y en el caso nuestro, de prestación de servicios, a los 80 trabajadores les pagamos nosotros. Este año ha habido una subida del 10% porque llevaban tres años sin subida de sueldo y todas las entidades sin ánimo de lucro hemos tenido que subir ese mismo 10% de golpe». El problema es que la Junta les ha otorgado una subida del 4,5%, insuficiente a todas luces. Por suerte, otras administraciones como Ayuntamiento y Diputación también prestan apoyo, la Fundación Cajasur y los bancos ayudan, «porque saben el trabajo que hacemos y arriman el hombro».

Rafaela Chounavelle tiene cariñosas palabras hacia el fundador de Acpacys, Antonio Pérez, que fue presidente de la misma durante 22 años y que aún pertenece a la junta directiva de la asociación «lo que habla de la seriedad y el compromiso de las familias. Su hijo ya está en la residencia, algo por lo que él lucho con denuedo, porque era su preocupación máxima. Cuando eran jóvenes, estos padres sabían que llegaría un momento en el que habría falta de vivienda adaptada a las necesidades de su hijo y querían que se dotase de una residencia, con la tranquilidad de que, cuando ellos falten, ahí estará la asociación para cuidar a su hijo».

La presidenta de Acpacys finaliza con una reflexión : «Nosotros damos estabilidad al empleo. El tercer sector, y en concreto el de la discapacidad y los mayores, hoy día es el motor de empleo de la sociedad y es algo que debe mirar la administración».