Imagen reciente de la Puerta de Alcala

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Urbanismo

La gran restauración de la Puerta de Alcalá

El Ayuntamiento de Madrid ha dado ya los primeros pasos para la que será la gran restauración del símbolo de la capital

«Toda la vida pasa por su mirada» y el tiempo no perdona. Los años han pasado por aquellos que cantaban a la Puerta de Alcalá y el reloj también ha hecho mella en el símbolo de la capital. Dos siglos y medio lleva el monumento a sus espaldas y los años han castigado a este emblema. La principal herida de la Puerta de Alcalá son las grietas y fisuras originadas a causa de los conflictos bélicos que desde su altura ha presenciado.
Ahora se están dando los primeros pasos hacia la que será la gran restauración de la Puerta de Alcalá. Todas las alteraciones que se aprecian guardan relación directa con su ubicación. El tráfico y la consiguiente contaminación, los agentes ambientales como la insolación, los cambios de temperatura y las heladas, y los episodios bélicos que ha vivido este símbolo, hacen que sus materiales se hayan ido debilitando, poniendo en riesgo la integridad del monumento.
Niños posando en la Puerta de Alcalá en 1984

Niños posando en la Puerta de Alcalá en 1984Archivo de la Comunidad de Madrid

Los impactos de los proyectiles durante las diferentes guerras no han dejado indiferente a la Puerta de Alcalá, provocando fisuras y grietas. Debido a la climatología, los anclajes metálicos se han oxidado, los morteros (pasta que une las piedras) se han degradado y las aguas de escorrentía tras las heladas han provocado manchas que afean el monumento.
La cara este, aquella que mira a O’Donnell, es la más deteriorada de todas, ya que sufre cambios bruscos de temperatura y una mayor exposición al sol. Los expertos han percibido la formación de placas, probablemente salinas, así como huecos llenos de agua que podrían ser un problema serio con el tiempo. Los bloques de granito están colocados sin unión entre ellos, la piedra caliza se encuentra ya erosionada por el paso de las estaciones y muchos detalles ornamentales se han ido perdiendo a consecuencia de anteriores restauraciones. La Puerta de Alcalá está enferma y Madrid quiere curarla.
La Puerta de Alcalá en 1920

La Puerta de Alcalá en 1920Archivo de la Comunidad de Madrid

La Dirección General de Patrimonio Cultural en colaboración con el Instituto del Patrimonio Cultural de España ha realizado su primer análisis visual sobre su estado de conservación durante el primer trimestre de este año, que da cuenta de las heridas que sufre el gran icono de Madrid. Estas pruebas arrojarán un diagnóstico exhaustivo, que constará de tres trabajos:
  • Un estudio tridimensional con drones que tomarán imágenes para el análisis del monumento.
  • Un análisis del estado de las cubiertas y del solado, que dará detalle de la situación de las piedras y del riesgo de desprendimiento.
  • Ensayos de tratamiento donde se comprobará cómo reaccionan los materiales con los que se podría restaurar.
Puerta de Alcalá en 1990

Puerta de Alcalá en 1990Archivo de la Comunidad de Madrid

Estos estudios suponen una inversión de 50.000 euros, que permitirán la redacción del proyecto de restauración, el cual se pretende que esté a punto en el último trimestre de 2022. Tras esto, se iniciará la tramitación del contrato para la ejecución de los trabajos de conservación, cuya adjudicación se prevé para junio de 2023, fecha en la que comenzará el trabajo de restauración en un Madrid que está en obras.

La Puerta de Mingote

En el año 1992, cumbre para España y quizá indiferente para Madrid, una gran lona cubrió la Puerta de Alcalá por obras de restauración de la imagen del emblema. Una lona que no dejó indiferente a nadie. Antonio Mingote trasladó su arte a la Plaza de la Independencia decorando de forma original la tapadera de los andamios que afeaban la Puerta de Alcalá.
Lona de Mingote durante la restauración de la Puerta de Alcalá en 1992

Lona de Mingote durante la restauración de la Puerta de Alcalá en 1992Archivo de la Comunidad de Madrid

Aquellos cuatro paneles cargados de color, humor e ironía, que tanto caracterizaban a Mingote, propiciaron una mayor afluencia de tráfico en rededor de la plaza de la Independencia. Sin parámetros ni planes, el humorista y pintor fue plasmando todo aquello que se le ocurría. Carlos III, Goya, albañiles y canteros presidían la estampa, acompañados de fauna y paisajes del Madrid de la época.
Al acabar las obras, las lonas dibujadas por Mingote se descolgaron, mostrando erguida la Puerta de Alcalá. Los restauradores, dirigidos por Pío García Escudero, sustituyeron la cubierta original de plomo y construyeron vierteaguas para defender la estructura de la humedad. Los trabajos, que duraron algo más de dos meses, sirvieron para arreglar los desperfectos de la piedra, excepto aquellos que dejó la guerra civil, que con esta nueva gran restauración se pretenden solventar.
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