El supermercado donde compra Ione Belarra, La Garbancita Ecológica

El supermercado donde compra Ione Belarra, La Garbancita Ecológica

Los precios justos en el supermercado de Belarra: un litro de leche, dos euros

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 confesó en una entrevista que «intenta» comprar en La Garbancita Ecológica, un supermercado no apto para todos los bolsillos

Es viernes, se acerca el fin de semana y pasan unos minutos de las 13h. El ambiente está tranquilo en Vallecas, en las inmediaciones de la calle Puerto del Milagro número 8, ubicación en la que se encuentra La Garbancita Ecológica, el supermercado donde la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, «intenta» hacer la compra. La Garbancita se define como una Cooperativa de Consumo Responsable Agroecológico y en la fachada del local cuelgan unos palés tuneados con un texto que reza: «Cercanía, vitalidad y precios justos».
En más de una ocasión Ione Belarra ha hablado de precios justos. Una de las propuestas de Podemos es crear «una cadena pública de supermercados» a la que les gustaría bautizar, precisamente, con ese nombre: «Precios justos». Lo anunció la propia Belarra. Supuestamente, el objetivo de esta empresa pública sería combatir lo que la ministra considera el «oligopolio alimentario» liderado por el presidente de Mercadona, Juan Roig.
Cuando queda una hora para echar el cierre a la hora de comer no hay ningún cliente dentro de la cooperativa. Apenas hay en los mostradores del local fruta o verdura, un empleado comenta que debido a los festivos no han podido reponer stock. Una de las voluntarias dobla unos cartones en una esquina del local, otra está sentada en el mostrador de caja. Allí los trabajadores no cobran, reciben un descuento en la compra en función de las horas que hacen a la semana.
Si echamos un ojo por las estanterías encontramos diferentes productos: pastas o legumbres a granel, conservas, especias, bollería o galletas, lácteos de nevera, leche y, también, productos veganos. Un bote de garbanzos de 700 gramos en La Garbancita, valga la redundancia, cuesta entre tres y cuatro euros; depende de si son cocidos o estofados. En Mercadona, más allá de si son ecológicos o no, o si son estofados o a la jardinera, los botes de 420 gramos no cuestan más de 1,40 euros. Si fuesen de 700 el precio rondaría los 2,30 euros. Así que los garbanzos más caros que vende Juan Roig en su establecimiento salen un 42 % más baratos que en La Garbancita.
Hoy, la leche, de la marca el buen pastor, no luce precio en las estanterías de la tienda física. Si la buscamos en la página web vemos que está de oferta y se le aplica un 18 % de descuento; de 2,20 euros el litro baja a 1,80, muy lejos de los 90 céntimos de la marca Hacendado a pesar de la rebaja. Un paquete de 200 gramos de galletas con pepitas de chocolate cuesta 3,05 euros; en Mercadona, unas de avena con chocolate las venden a 1,40 euros en un envase de 300 gramos. Además, en la cooperativa una botella de zumo de mango de un litro supera los 2,50 euros frente al 1,5 euros que nos cobra la empresa de Roig por, salvando las distancias, un producto similar; un litro y medio de bebida de zumo de naranja, mango y zanahoria sin azúcares añadidos.

¿Es compatible el producto ecológico con los precios justos?

Todos los productos que se venden en supermercados como La Garbancita son ecológicos, de ganadería sostenible o producidos por pequeños y medianos agricultores, y esto implica que sus precios no sean asequibles para todos los bolsillos. La intención de Ione Belarra es que los ciudadanos puedan llenar la cesta básica de la compra por menos dinero, bajar el precio de los alimentos para «arruinarle el chollo» a Roig.
Sin embargo, si los alimentos ecológicos son habitualmente más caros que los que se venden en grandes superficies debido al modelo de producción, difícilmente se podrá cumplir lo que quiere Podemos: «Ofrecer precios más bajos a las familias, condiciones más dignas a los trabajadores y trabajadoras, así como mejores precios a los pequeños y medianos productores» que son los que suelen comercializar estos productos ecológicos. Comprando en la cooperativa no solo no ahorras, gastas casi el doble que en un supermercado convencional.
Un zumo, un bote de garbanzos, unas galletas y unas magdalenas nos han costado 14,70 euros. Pedimos factura y, por un momento, al recoger el albarán creemos haber pagado una suscripción al periódico CincoDías. La cuenta está en el reverso de un folio reutilizado.
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