La periodista Patricia .
Crónicas castizas
La promesa inclemente y cruel de la siniestra con una de los suyos
Entonces Paty tenía tipo de bailarina. Llegó con algo de aprensión, lo percibí, por eso de tener que hablar con un feroz fascista, luego me di cuenta de que siempre fue echada para adelante venciendo sus temores en sus reportajes de investigación inmersa entre canallas y policías, sus piezas así lo demuestran
Conocí a Paty cuando yo dirigía el diario Ya en el polígono de Valportillo con Javier Bleda. Vino a entrevistarme a la redacción, era alta y entonces tenía tipo de bailarina, lo que había sido en su juventud, no tan lejana como la mía. Llegó con algo de aprensión, lo percibí, por eso de tener que hablar con un fiero azul; luego me di cuenta de que siempre fue echada para adelante venciendo sus temores en sus reportajes de investigación inmersa entre canallas, periodistas y policías, esas piezas suyas así lo demuestran. Desde el pequeño Nicolás al comisario Villarejo.
Me la envió César Román, más conocido como el rey del cachopo, que se había relacionado con ella y fue quien facilitó la primera entrevista a petición de ella. Llegó, como buena reportera, rebosante de preguntas cuyas respuestas cuando las obtuvo, y sabía obtenerlas, fue publicando en la revista Tiempo del grupo Zeta y algunas veces también en Interviu. Entonces la encarrilaba Mariano Sánchez Soler, que había estrenado libro modelo «qué viene el coco» titulado Descenso a los fascismos con mucho material sensacionalista que le suministró solícita Paty. Ella siguió ardorosa muy de cerca la correría falangista en el diario Ya y aledaños cuando el periódico había sido abandonado a la deriva por sus fundadores y se implicó mucho en el mundo azul sin serlo tanto en el aspecto intelectual como en el de primera línea, pues siempre fue de izquierdas en lo político pero no sectaria en lo personal.
La periodista, amiga de mezclas extrañas y de amistades distintivas, nos sentó a cenar juntos, capricho suyo, a mí y a Manuel Blanco Chivite, miembro del grupo terrorista FRAP, condenado a muerte en 1975 e indultado por el Gobierno franquista. El encuentro tuvo lugar en un reservado del restaurante Pajamá, de feliz recuerdo en la calle San Mateo, y la cena transcurrió fluida entre los tres, sin engorrosos silencios ni esquivando cuestiones lacerantes ni permitiendo a los vasos rebosar.
En una ocasión aciaga, cuando trabajaba de redactor jefe en la revista MC, me organizó a mis espaldas un cumpleaños en un bar irlandés de la calle Barceló, en el barrio. La lista de invitados que trajo, a los que tuve que agasajar, no tuvo un gran acierto. Desde entonces huyo de esas fiestas sorpresa que van de incómodas a irritantes.
Paty se convirtió en habitual vocera de la izquierda que podía, entonces tenía el teléfono del colector tabernero Pablo Manuel, exvicepresidente que fue un rato, y ella intervenía en el canal cuál nueva Pasionaria, aunque sin conocimiento de ruso, en el programa Foro Abierto de HispanTV que con tino dirigía el hispano-cubano Joaquín Mulén, que sí habla ruso. Paty era belicosa, sin medida, de izquierda, de hoz y coz. En su palmarés figura que también declaró, con Enrique Bayo, hijo de Lidia Falcón, ante el Parlamento de Cataluña destapando tramas policiales señalando y cómplices periodistas, cuando era redactora del diario Público y acabó iniciando una aventura empresarial al fundar y dirigir el periódico digital de investigación Crónica Libre.
Cuenta ahora Paty con pesadumbre que cuando todo iba viento en popa y ya tenía un contrato pactado como comunicadora con alguien del ente público TVE le descubrieron un cáncer en el pecho y eso hizo que el acuerdo volase por los aires y se retirasen las promesas y compromisos adquiridos con ella sin que les temblara la mano, y crueles la desecharon sin justicia ni misericordia, la abandonaron luchando por su vida. Junto a ella forman hoy sus dos mejores aliadas: su madre y su hija. Quiera Dios que también haya un abogado que sea bueno.
Si esto es lo que hacen con una de los suyos en las horas más oscuras, calcule el lector lo que pueden hacer con los ajenos.