Higiene, simplicidad y sentido común en el atuendo
Saber estar
Cuál es el código de vestimenta en el avión
Cómo molestar lo mínimo posible con nuestros atuendos y modus operandi
El avión es una pesadilla muy práctica. Para los que llevan décadas dando más vueltas que un trompo hay cuestiones básicas que se deben respetar. Higiene, simplicidad, rapidez y sentido común en el atuendo y la actitud son imprescindibles para que sea un trance vivible.
Cinturones y accesorios metálicos. Cuando se pasa la zona de control de seguridad, nada es más molesto que el de adelante se tenga que librar de cinturones metálicos y demás enseres, algo que ralentiza el proceso y hace perder aviones a los demás. Lo ideal es ir con pocos «arreos», por más que eso reste el toque chic, que se puede volver a tener en la llegada al destino.
Orden rápido. La pesadilla de los que parecen estar haciendo la maleta en la cola del control de seguridad es común. Los que viajan poco, suelen enredarse en ordenar sus pertenencias como si estuvieran en el palacio de Trianon de Maria Antonieta. Al grano, rapidez, por respeto a los demás.
Calcetines de tenis
Los fromages. Nada de quitarse los zapatos y poner los pies al fresco tal cual. Puede ser letal. El aroma en algunos casos llegaría a ser letal para el vecino. En caso de necesitar relajar las extremidades inferiores, lógico por otra parte, es indispensable llevar un par de calcetines de tenis limpios para cubrir los fromages durante el trayecto.
Sombreros. Agotador que toque al lado a un señor con un sombrero mexicano o similar. Hay que evitar ser esclavos de los accesorios poco prácticos que molestan y hacen inconveniente el viaje a los demás.
Y en fin, escoger maletas pequeñas y adecuadas, evitar comer productos empaquetados que incluyan queso, bacon o pescado durante el vuelo y evitar calmar a los niños pequeños. Lo lógico para favorecer vuelos aceptables para todos.
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