La historia del lápiz de ojos: de medicamento a producto de maquillaje más deseado

Los registros de los primeros delineadores de ojos se remontan al Antiguo Egipto, si bien en ese momento comenzaron como remedio protector del sol y de las infecciones oculares. Pero ahora, en pleno siglo XXI el eyeliner se ha convertido en el nuevo toque de maquillaje indispensable para las iniciadas.

En Mesopotamia y Egipto, desde el siglo 15 a.C. Se utilizaba el lápiz de ojos para proteger al globo ocular de las bacterias, pero también, al igual que hacen los jugadores de fútbol americano con sus sombras negras pintadas en la ojera, se usaban para evitar los reflejos del sol y proteger así la visión del astro rey en el desierto. Pero el llamado «Kohl» ha recorrido un gran camino desde la antigua Tebas a la actualidad.

Y aquella línea negra alrededor de los ojos de Tutankamon, Nefertiti o Hatshepsut, incluía un materiales como el cobre o el antimonio para proteger químicamente el ojo, así como la galena, importada de Asia. Los egipcios, muy supersticiosos, también creían que este ritual con lineas blancas y negras, protegía al ser humano del mal de ojo. De allí a los años 60 del siglo XX poco cambió su uso o su connotación.

Años 60

En los años 60, Mary Quant hizo popular el maquillaje con Kohl al estilo de los faraones egipcios, maquillaje que protagonizó en parte una ligerísima Twiggy en las portadas de las grandes revistas. Con la época punk y gótica, los cantantes y sus fans se aficionaron a pintar sus ojos de dramático kohl. Incluso ellos, desde Adam Ant a Keith Richards, usaban y abusaban del invento.

Con el cambio de milenio, el eyeliner llevaba algo fuera de juego desde hace unos años en los que se estuvo siempre en pro de maquillajes más naturales. Pero la actual tendencia ojo de gato o de bambi, ha devuelto a la actualidad a este accesorio de maquillaje. No solo se vuelve a utilizar en el interior del lacrimal sino también a lo grande, alrededor de los ojos, tanto arriba como abajo.

El lápiz Kohl se versiona ahora en todos los colores imaginables y en los desfiles más curiosos no se prescinde de sus efectos, raya aquí, raya allá.