El pueblo español con la única catedral subterránea del mundo
En el corazón de la montaña leonesa, a más de 1.300 metros de altitud y apenas a 50 kilómetros de León capital, se esconde uno de los mayores tesoros geológicos de la península ibérica
Valporquero de Torío es una pequeña localidad situada en el municipio de Vegacervera, en la provincia de León, enclavada en plena Cordillera Cantábrica y rodeada de un entorno natural de gran belleza. Este tranquilo pueblo de montaña es mundialmente conocido por albergar la Cueva de Valporquero, considerada la única catedral subterránea de España por la grandiosidad de sus salas y la espectacularidad de sus formaciones geológicas.
Tallada pacientemente durante más de un millón de años por las aguas del arroyo del mismo nombre, esta cavidad natural es conocida como la única «catedral subterránea» de España, no solo por su monumentalidad, sino por la sensación de recogimiento y asombro que despierta en quienes la recorren
Abierta al público desde 1966, la cueva ha sido visitada por cientos de miles de personas, pero conserva intacto el misterio de sus galerías. El recorrido turístico permite adentrarse en una serie de salas de gran tamaño, conectadas por pasarelas iluminadas que guían al visitante a través de un mundo esculpido en piedra.
Estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y cortinas calcáreas forman un paisaje hipnótico, producto de la acción continua del agua filtrada desde la superficie, que aún sigue modelando el interior de la cueva.
Uno de los elementos más llamativos de Valporquero es su variedad cromática. Las diferentes composiciones minerales generan tonos ocres, blancos, rojizos y verdes que tiñen las formaciones y les dan un aspecto de obras de arte. Sin contar con los variados lagos interiores en los que el agua se acumula desde hace cientos de años.
En la sala conocida como Las Maravillas, esta policromía alcanza su punto álgido, con estalactitas que parecen cristales esculpidos y estalagmitas que adoptan formas casi humanas. De hecho, muchas de las formaciones han recibido nombres populares según su parecido con figuras conocidas, como La Virgen con el Niño, El Órgano o El Fantasma, lo que refuerza la sensación de estar en un espacio mágico y simbólico.
La Cueva de Valporquero no solo es una joya del turismo natural, sino también un laboratorio vivo de la historia de la Tierra. Como toda gran catedral, sigue creciendo en silencio, oculta bajo la piel del mundo.