Casco antiguo de Peñalba de Santiago, con arquitectura típica del Valle del Silencio.Getty Images

La extraordinaria ruta del Bierzo por el corazón del Valle del Silencio

Arranca en Ponferrada, la capital berciana, y lleva por tres hitos inolvidables: un tejo milenario, una aldea medieval y un monasterio legendario

En el Valle del Silencio el río calló y el tiempo se detuvo para recibir al viajante que se anime a cruzar el umbral de los siglos. Viajamos a la historia espiritual de un lugar casi sagrado llamado Bierzo. Desde Ponferrada, la capital berciana, se abre una ruta extraordinaria con tramos a pie, que nos lleva por tres hitos inolvidables: un tejo milenario, una aldea medieval y un monasterio legendario.

El tejo milenario

Tejo milenario del Valle del Silencio.Carla Royo-Villanova

Más que un árbol, es el último habitante primigenio del Bierzo, testigo impertérrito del devenir berciano. Se estima que podría tener entre 1.200 y 1.500 años; el último de los estudios, realizado por la revista Muy Interesante y el diario InfoBierzo, le estima una edad de 1.239 años. Sea cual fuere la fecha de su carné de identidad, se trata de uno de los árboles más antiguos de la Península Ibérica.

El último estudio atribuye a este árbol del Bierzo una edad de 1.239 años

Ermita junto al tejo milenario.Carla Royo-Villanova

Para los celtas, el tejo era árbol sagrado, ligado a la muerte y a la eternidad, símbolo de sabiduría y relacionado con el más allá. Quizá por este motivo, ya en tiempos cristianos y como respeto al legado espiritual celta, aquí se levantó una ermita cristiana, posiblemente sobre un lugar de culto anterior, en consonancia con la espiritualidad del Valle del Silencio en la Edad Media. En el siglo XIX se hizo el cementerio sobre los restos de la ermita, y el tejo sigue siendo símbolo espiritual, cultural y sagrado.

Calle de San Cristóbal de Valdueza.Getty Images/Sebastián Fernández

Está protegido como Árbol Monumental de Interés Local para garantizar su conservación y como patrimonio natural del Bierzo. San Cristóbal de Valdueza, la aldea que custodia al tejo, a 16 kilómetros de Ponferrada, es una encantadora aldea de casas bercianas, con muros de piedra, inclinados tejados de pizarra y balcones de madera. Buena inmersión en la serenidad de los preciosos pueblos bercianos y donde hacer una primera parada en el Mesón Nueva Rueda.

El tesoro de los Montes Aquilianos

Carretera por el Valle del Silencio.Carla Royo-Villanova

Desde San Cristóbal, escoltados por castaños y robledales, el camino asciende serpenteando entre arboleda y acantilados. Es la Carretera de los Susurros, cuyas curvas se van cerrando en herraduras mientras el asfalto se estrecha, el bosque se abraza y uno entra en el túnel del tiempo. Arroyos, buscando el río Oza, ponen música al camino, aconsejando al viajante circular con lentitud para disfrutar de una de las rutas más impactantes de la península.

La iglesia mozárabe de Santiago, con su singular entrada en doble herradura, es otro de los símbolos del Bierzo

Templario frente a la entrada en doble herradura de la iglesia de Santiago.Carla Royo-Villanova

Diez minutos de placer hasta llegar a Peñalba de Santiago, corazón de la Tebaida Berciana. San Antonio Abad, uno de los primeros anacoretas cristianos, retirado en el sur del valle del Nilo egipcio, en Tebas o la Tebaida egipcia, hubiera agradecido a Dios que otro monje eremita eligiera estas tierras bercianas para entregar su vida a la oración. San Genadio, hacia el año 920, encontró aquí una cueva donde alejarse tras renunciar al obispado de Astorga. En el año 937 impulsó la construcción de la iglesia mozárabe de Santiago, cuya entrada en doble herradura es otro de los símbolos del Bierzo, joya del prerrománico y fusión perfecta entre el mozárabe y la arquitectura leonesa.

La Cruz del Bierzo

Peñalba de Santiago.Carla Royo-Villanova

Según la tradición, el rey Ramiro II donó a San Genadio la Cruz del Bierzo, que permaneció colgada en esta iglesia hasta que, en 1879, fue trasladada al Museo de León. La que hoy vemos es una réplica. Las paredes del coro están completamente talladas en lo que parecen grafitos hechos por los monjes, quizá para entretenerse o para contar a sus colegas qué animales había de donde llegaron, ya que hay un pequeño elefante, aves o leones. Pero también cruces, estrellas, figuras humanas que parecen monjes, y también aparece grabado en el yeso el nombre de Genadio. Todo un museo oculto de la arqueología mural y espontánea del arte mozárabe.

Peñalba de Santiago, uno de los pueblos más bonitos de España, es la síntesis del alma berciana

Alrededor de la iglesia se fue creando un pequeño núcleo habitado que hoy conocemos como Peñalba de Santiago, la peña blanca de Santiago. Reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España, este tesoro medieval es la síntesis del alma berciana. Casas de piedra, inclinadas tejas de pizarra, balcones, corredores y puertas de madera, calles empedradas y vegetación suspendida en un entorno natural que abruma.

Peñalba de Santiago.Carla Royo-Villanova

Orando desde su cueva, Genadio pidió silencio al río Oza, y el río calló, dando nombre al Valle del Silencio. Es este un lugar místico, sin cables, ni anuncios, ni asfalto, sin ruido, porque el río calló, y con él todo aquel que pasee por Peñalba. A dos kilómetros, un camino nos lleva hasta aquella cueva para comprobar que el río obedeció. Hay muchas otras rutas de senderismo para disfrutar de una comarca única y de los canales que los romanos construyeron para llevar agua hasta las minas de Las Médulas. En La Cantina de Paco o en Aromas del Oza podremos disfrutar de la mejor gastronomía local.

El monasterio dormido en la montaña

Fachada del monasterio de San Pedro de Montes.Carla Royo-Villanova

Descendemos desde el cielo berciano al legendario monasterio de San Pedro de Montes por otra carretera breve, pero de gran belleza. Toda una transición de ambientes por tramos sinuosos, estrechos, acotados por robles, sauces, acebos y castaños centenarios. Un santuario natural entre arroyos escondidos hasta llegar a San Pedro de Montes. Fundado en el año 635 por San Fructuoso, una de las grandes figuras espirituales de León e impulsor del monacato en el noroeste peninsular. Por su prestigio y disciplina fue elegido arzobispo de Braga, pero nunca renunció a su estilo de vida monacal.

El monasterio de San Pedro de Montes fue fundado en el año 635 por San Fructuoso, una de las grandes figuras espirituales de León

Tres siglos después, San Genadio reactivó el monasterio, arruinado tras las incursiones musulmanas del siglo VIII. Llegó a ser uno de los centros culturales y espirituales más importantes del Reino de León. Aunque se encuentra parcialmente en ruinas, es posible visitarlo los fines de semana y festivos, e incluso hacer visitas guiadas previa cita. Dispone también de albergue y ofrece la posibilidad de realizar retiros y eventos en uno de los ambientes monacales más especiales y aislados de España.

Interior del monasterio de San Pedro de Montes.Carla Royo-Villanova

El monasterio conserva intacta su solemnidad, a pesar de su estado derruido. Las trazas del esplendor perdido y sus vestigios visigodos y renacentistas pueden verse en epígrafes y capiteles, en su iglesia románica, la torre o dependencias monacales como el fabuloso claustro y sus arcos del siglo XVI, en la cocina, la bodega y el almacén. Una de sus alas fue rehabilitada en 2017 para uso cultural. Su puerta principal fue restaurada en el siglo XIX, y también conserva algunas construcciones barrocas. En la Cantina de Sara se saborean, desde hace más de 25 años, platos caseros y sabrosos en un balcón a la naturaleza. Sin duda, el recogimiento y la contemplación se mantienen intactos en este guardián del monacato leonés, evocador y tranquilo.