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La nueva vida de la Infanta Cristina en su último cumpleaños como mujer casada
La hermana de Felipe VI cumple 58 años a punto de romper cualquier tipo de vinculación con Iñaki Urdangarin
La taberna El Pisto de San Miguel, en Córdoba, recibió el pasado fin de semana a tres comensales de excepción. La Infanta Cristina capitaneaba el grupo acompañada de dos de sus hijos, Irene y Juan Valentín Urdangarin, para conocer este rincón de la gastronomía cordobesa que se ha convertido en un «museo vivo» de la historia local. Más allá de disfrutar de platos como rabo de toro o pisto, su visita evidencia una nueva forma de vida que está a punto de formalizarse.
La Infanta Cristina se deja ver. Decidida a su nueva vida, la hija del Rey Juan Carlos visita con frecuencia España, bien para ver a su hijo, Pablo, que militaba hasta hace nada en las filas del barça de balonmano, o a su madre y hermanos en Madrid. Poco o nada queda ya del hermetismo suizo al que estábamos acostumbrados en los últimos años debido a su apoyo incondicional mostrado a Iñaki Urdangarin tras su implicación en el caso Nóos.
La Infanta Cristina cumple hoy 58 años con fuerzas renovadas y convirtiéndose en el último que celebre como mujer casada. Su divorcio de Urdangarin es prácticamente un hecho fehaciente del que solo quedan las firmas de sus protagonistas. El acuerdo está consensuado desde hace un mes y podría firmarse esta semana en la que fue su jaula de oro durante años: Ginebra.
Hasta allí viajarán para vivir uno de los días más importantes de su hija Irene el 16 de junio. La joven no solo celebrará su 18 cumpleaños, que tuvo lugar el pasado día 5, sino que festejará el fin de sus estudios de bachiller en la Escuela Internacional de Ginebra, más conocida como Ecolint.
A su lado también estarán sus hermanos, Miguel, Pablo y Juan Valentín; sus abuelos maternos, la Reina Sofía y el Rey Juan Carlos; su tía, la Infanta Elena, y su prima mayor, Victoria Federica. Un auténtico entorno borbón al que tendrá que hacer frente Iñaki Urdangarin, que se reencontrará por primera vez con su familia política después de años de nula comunicación.
Su presencia podría eclipsar a la homenajeada, siendo posibles los momentos de tensión durante la velada. Teniendo en cuenta que, a partir de entonces, la Infanta Cristina será quien se haga cargo de todos los gastos familiares y pagará a Urdangarin una pensión compensatoria, los motivos para estar alerta con el vasco están más que justificados.
«Él no tiene trabajo, hay una diferencia de ingresos clarísima y, como en cualquier otro matrimonio, el cónyuge que tiene más posibilidades, tiene que equilibrar la situación de la familia», explicó Paloma García Pelayo en El programa de Ana Rosa. Según comenta la periodista, la Infanta Cristina no estaba dispuesta a financiar la vida de su futuro exmarido después de su infidelidad con Ainhoa Armentia, pero habría accedido a cambio del silencio que el deportista ha mantenido hasta ahora sobre su matrimonio y el núcleo duro de la Familia Real.
Pese a los frentes abiertos, la Infanta Cristina está centrada en mantener su vínculo familiar con padres, sobrinos y hermanos. Se ha vuelto habitual una imagen que llevábamos años sin ver al convertirse en fiel escudera de su hermana y madre en distintos actos de la agenda española. Bodas, conciertos, cumpleaños... son ahora parte de su agenda renovada. Con ellos también pasó las navidades en Zarzuela, algo que no había conseguido con su marido al lado.
La siguiente duda en resolver será si conseguirá pasar con ellos el verano en Marivent, consiguiendo de nuevo una imagen de la familia al completo que ya parecía imposible. Mientras tanto, desarrolla su trabajo en la Fundación Aga Khan, donde dirige proyectos de cooperación internacional.