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Momia en el Museo Británico

Un hallazgo desvela la 'receta' exacta para la momificación egipcia

Un complejo descubierto en la necrópolis de Saqqara permite determinar qué sustancias fueron aplicadas a cada parte del cuerpo. La procedencia de los materiales desvela una red global de comercio

Situada al sur de El Cairo, Saqqara fue la necrópolis más importante de Menfis y tras la construcción de la pirámide escalonada por el faraón Zoser hizo de este emplazamiento el cementerio real más prestigioso del Egipto faraónico. A lo largo del tiempo se han ido realizando grandes descubrimientos que han ayudado a descifrar algunas de las incógnitas sobre la civilización de los faraones. En 2018, una misión germano-egipcia informó del hallazgo del primer taller de momificación subterráneo intacto en la necrópolis de Saqqara, a unos metros al sur de la pirámide del faraón Unas, último monarca de la dinastía V.
«El descubrimiento de las instalaciones de embalsamamiento que presentamos cambia nuestro conocimiento y comprensión de la momificación egipcia», destacan los arqueólogos en un artículo publicado en la revista Nature.

La momificación al detalle

Este taller datado en la época de la Dinastía XXVI (664-525 a. C.), incluía una estructura multifuncional en la superficie, un pozo de 13 metros de profundidad donde se preparaban los cuerpos para su viaje al más allá, y un espacio comunitario de enterramiento a unos 30 metros bajo tierra con medio centenar de momias.
En el interior del taller habían quedado olvidados 121 recipientes cerámicos que contenían las sustancias para el embalsamiento de los cadáveres sacando a la luz la 'receta' exacta de la momificación en el antiguo Egipto. Estos recipientes conservaban restos orgánicos además de tener inscritos –en escritura hierática y demótica– las instrucciones para aplicar cada sustancia sobre el cuerpo o sobre las vendas de lino.
Un equipo de investigadores de las universidades Ludwig Maximilian (Múnich) y de Eberhard Karls (Tubinga) han podido analizar los restos moleculares de 31 de los recipientes, cuyos resultados –publicados en la revista Nature– les ha permitido comprender qué sustancias químicas se usaron durante la momificación, cómo se mezclaban, cómo se las denominaba y cómo fueron aplicadas. De esta manera, se han observado tres combinaciones diferentes de sustancias que se utilizaban exclusivamente para embalsamar la cabeza, algo totalmente desconocido hasta ahora, mientras que otros componentes eran empleadas para limpiar el cuerpo o ablandar la piel.

Ingredientes desconocidos

Hasta ahora solo se tenía información sobre este tratamiento de cadáveres que desarrollaron los egipcios gracias a los relatos recogidos en los papiros y otros y en otros textos clásicos como las obras de Heródoto o Diodoro de Sicilia; así como los análisis de residuos orgánicos identificados en las momias que han podido determinar los ungüentos utilizados. No obstante, gracias a este nuevo descubrimiento la información sobre la momificación egipcia se ha podido ampliar con gran detalle.
«Conocemos los nombres de muchos de estos ingredientes para embalsamar desde que se descifraron los antiguos escritos egipcios», explica Susanne Beck, de la Universidad de Tubinga y codirectora de las excavaciones en el yacimiento. «Pero hasta ahora solo podíamos intuir qué sustancias había detrás de cada nombre». Por ejemplo, la sustancia etiquetada como antiu se había traducido como mirra o incienso, pero gracias al análisis de las sustancias encontradas, ahora se sabe que en realidad era una combinación de aceite de cedro, aceite de enebro y ciprés y grasas animales, según ha indicado el arqueólogo Maxime Rageot de la misma universidad.
En sus conclusiones, los investigadores consideran que los especialistas en el proceso de momificación fueron conscientes tanto de las propiedades químicas como de la bioactividad de las sustancias utilizadas y desarrollaron un conocimiento complejo sobre la preparación de diferentes bálsamos de ingredientes particulares. Rageot explica que con el paso del tiempo, las recetas que los antiguos egipcios utilizaron para embalsar a los cadáveres fueron volviéndose más complejos.

El origen de las sustancias

Los investigadores han destacado dos sustancias por su procedencia. La primera es la resina elemi, originaria de los árboles Canarium que crecen en las selvas tropicales de Asia y África. Y la segunda, llamada dammar, nace de un tipo de árboles conocidos como shorea que crecen en los bosques tropicales del sur de la India, Sri Lanka y el sureste de Asia. «Egipto era pobre en recursos en términos de muchas sustancias resinosas, por lo que muchas de ellas fueron adquiridas o comercializadas desde tierras lejanas», afirma Carl Heron, del Museo Británico de Londres.