Los combustibles verdes no son tan ecológicos como parecen

Los combustibles verdes no son tan ecológicos como parecen

Motor ECO

Biocombustibles, la gasolina ecológica en la que todo son ventajas excepto un gran inconveniente

A principios de este siglo la industria del automóvil creyó ver en los biocombustibles la alternativa natural al petróleo, pero nada más lejos de la realidad

Para empezar a hablar sobre biocombustible, merece la pena contar lo que son los biocombustibles, biodiésel, bioetanol… Se trata de un tipo de carburantes, tipo etanol, que se extraen de productos agrícolas o de residuos orgánicos recientes.
Hablamos por ejemplo de extraerlos a partir de cultivos extensivos como son la soja, la remolacha, el girasol y similares, es decir productos agrícolas que tradicionalmente se destinan al consumo humano.
Los biocombustibles de primera generación parten de produtos agrícolas

Los biocombustibles de primera generación parten de productos agrícolas

No es nada nuevo, pues Henry Ford a principios del Siglo XX creó una variante del Ford T movida por etanol. Pero el descubrimiento de grandes bolsas de petróleo le llevó a desechar la idea.
Sobre la mesa parecían la alternativa perfecta. De hecho el petróleo no deja de ser un biocombustible, aunque en este caso se crea a partir de materia orgánica muerta. Ahí radica la diferencia entre unos y otros.
A principios del siglo XXI, en Europa, se multiplicó por tres su consumo. Hasta tal punto de que en 2016 la propia UE tuvo que limitar su producción y su utilización.

¿Todo ventajas?

Sus ventajas son obvias. Por un lado, son una alternativa real a los combustibles fósiles. Además, son baratos de producir y los motores no necesitan grandes modificaciones para funcionar con ellos. Permiten que países pobres tengan acceso a carburantes y que todos los países reduzcan su dependencia del petróleo. Todo ello con una reducción manifiesta de las emisiones contaminantes, en concreto de CO2.
Se cuantifica un ahorro de emisiones frente a los combustibles tradicionales derivados del petróleo de un 85 %, una cifra muy respetable. Y además en su ciclo de producción se consume CO2, ayudando a la descarbonización de la atmósfera.
En teoría todo ventajas, hasta que saltaron la alarma en los organismos internacionales competentes al descubrir que el precio de los productos agrícolas a partir de los que se fabrican estos biocombustibles se había disparado.
La consecuencia inmediata era el incremento del precio del grano a nivel internacional y lo que eso supone. Junto con la deforestación de grandes extensiones selváticas en países como Brasil a causa del uso intensivo de sus cultivos.
Datos como que en 2015 el 61 % de las semillas oleaginosas y el 3,7 % del cereal cultivados en la UE fueron utilizados para la producción de biocombustibles hablan por sí mismos.

Con mucho aceite de palma

El aceite de palma es una de las materias primas más empleadas y su producción provoca una deforestación muy intensa. Así, en 2014 la UE consumió 3,2 millones de toneladas de este aceite de palma para biodiésel, el 5,3 % de la producción mundial.
El repostaje se realiza de forma similar a cualquier combustible convencional

El repostaje se realiza de forma similar a cualquier combustible convencional

Es cierto que a día de hoy estamos hablando ya de biocombustibles de segunda generación. En éstos se elimina casi por completo el uso de cultivos destinados a consumo humano, se sustituyen por biomasa, algas, aceites usados, grasas animales y excedentes de producción. Sin duda una solución mucho más amigable con la ecología. Aún así los niveles de producción son absolutamente insuficientes para sustituir al consumo mundial o europeo de petróleo, o lo que es lo mismo gasolina.
Hoy Europa quema al día más de 17.000 toneladas de aceite de colza y girasol como biocombustibles. Una cifra absolutamente inasumible con la actual guerra en Ucrania, que ha limitado los cultivos disponibles a nivel internacional.

Aviones y competición

Es cierto que empresas como Iberia ya han operado vuelos con biocombustibles con éxito, de la misma forma ya se usan en barcos y medios de transporte de gran consumo. Incluso hay campeonatos de carreras que lo usan como la Fórmula 4, patrocinada por Repsol.
Repsol patrocina el campeonato Fórmula 4 movido por biocombustible

Repsol patrocina el campeonato Fórmula 4 movido por biocombustible

En 2020, Europa consumió 384 millones de toneladas de petróleo, 4.000 a nivel mundial, y no existe en la actualidad biomasa suficiente en el mundo entero para alcanzar ese nivel de producción.

Y los nuevos 'efuels'...

Un paso más allá y de la mano de marcas como Porsche o Mazda y pretroleras como Exxon, Enel o tecnológicas como Siemens se ha creado un lobby de presión para favorecer los efuels (un tipo de biocombustible), la efuel Alliance. En este caso se denominan combustibles verdes o sintéticos. Para su elaboración se consume gran cantidad de energía que se fuerza a que sea renovable. Por ejemplo, la primera planta mundial que lo produce que está ubicada en Haru Oni, Chile, donde aprovecha la energía eólica para su fabricación.
En este caso se fabrican a partir de hidrógeno que se produce en la misma planta, agua marina y sin necesidad de combustibles orgánicos. De este forma se tiene acceso a un combustible limpio y que en principio asegura un excelente funcionamiento.
Planta chilena de producción de efuels

Planta chilena de producción de efuels

De hecho, Porsche ya ha hecho pruebas con éxito en sus equipos de competición y promete seguir usándolo a corto y medio plazo.

La Unión Europea limita los efuels

El problema es que la UE ha incluido los biocombustibles y los efuels en la lista de prohibición a la venta de motores térmicos convencionales que entra en vigor en 2035.
Esto ha indignado a muchos fabricantes que veían en los mismos la salida natural a la actual crisis de los combustibles. De hecho trabajan ya en una adaptación de sus motores gasolina a este tipo de efuel derivado de etanol.
El problema es que el lobby ecologista de la Unión Europea no admite su uso. De hecho reconoce que son mucho más beneficiosos que los combustibles tradicionales pero apuesta por una electrificación completa del parque móvil doméstico europeo.

El 'lobby' ecologista

De manera que este tipo de combustibles supondría mantener la puerta abierta a los motores de combustión, algo que no quieren ni ver en el Parlamento Europeo. Es por ello que apuesta por el desarrollo de los efuels pero para utilizarlos en ámbitos profesionales, sectores en los que no es posible la electrificación y necesitan seguir quemando combustible. Hablamos de los transportes pesados por carretera, la aviación y la industria naviera.
Iberia ya opera vuelos con bicombustible

Iberia ya opera vuelos con biocombustible

En este contexto, los biocombustibles y los efuels de última generación parecen condenados a un uso residual que en ningún caso puede considerarse como una alternativa a la gasolina ni a los combustibles tradicionales.
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