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27 de abril de 2024

Juanita Castro

Juanita CastroEFE

Juanita Castro (1933-2023)

La anticomunista de la familia

Ayudó a sus hermanos Fidel y a Raúl en los inicios de la dictadura antes de exiliarse en Miami y colaborar durante unos años con la CIA

juanita castro icono
Nació el 6 de mayo de 1933 en Birán (provincia de Holguín, Cuba) y falleció el 4 de diciembre de 2023 en Miami, Florida (Estados Unidos)

Juana de la Caridad Castro Ruz

Su infancia fue feliz en la finca familiar de Birán y en el colegio de las Ursulinas de la Habana. Su vida podía haber seguido siéndolo de no haber triunfado la Revolución cubana: el acceso al poder de sus hermanos fue el inicio de una ruptura familiar irreversible.

Juanita Castro nunca actuó con medias tintas. Sobre todo, en relación con sus hermanos Raúl y Fidel: en 1958, mientras estos últimos seguían preparando el derrocamiento de Fulgencio Batista desde la Sierra Maestra, viajó a Estados Unidos para recaudar fondos en beneficio de la causa. Cuando Fidel y Raúl se hicieron con todo el poder en Cuba a principios de 1959, Juanita desarrolló una intensa actividad en zona rural, impulsando la construcción de hospitales y escuelas.
Su entusiasmo empezó a decaer al darse cuenta de la brutalidad sin contemplaciones, y también del cinismo empleados por los nuevos líderes del país para implantar su dictadura y deshacerse de sus rivales. Hugh Thomas refiere en su Historia de Cuba una conversación de Juanita con Fidel, mantenida hacia enero de 1960, en la que la primera reprocha al segundo la forma en que se sirve de los comunistas para reducir la influencia de los sindicatos tradicionales. Respuesta de Fidel: «Mira, Juanita, hemos de utilizar a esta gente; hemos de ser políticos. Hay que tener mano izquierda».
El punto de no retorno fue alcanzado cuando Raúl y Fidel expropiaron la finca familiar de Birán, situada en la parte oriental de Cuba, en la que crecieron los siete hijos del matrimonio formado por Ángel Castro Argiz y Lidia Ruz González. Lo hicieron a la muerte de esta última. Según Time, «Juanita comenzó a vender el ganado; Fidel se enfureció, la denunció como una 'gusana contrarrevolucionaria'».
Era 1963 y para entonces, Juanita no solo se había distanciado de la tiranía comunista, sino que había iniciado contactos con la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos. El primer contacto se había producido en 1961, poco después de la fallida invasión de Bahía de Cochinos, por medio de la mujer del embajador de Brasil en La Habana, amiga de Juanita.
La cita se concertó en Ciudad de México. Allí aceptó convertirse en «Donna», aprendió a ocultar documentos en latas de comida y estableció un sistema de códigos utilizando una radio clandestina y dos melodías: el Vals de la Fascinación de Marchetti y la Apertura de Madame Butterfly. Al no ocupar cargo público alguno, Juanita no disponía de información sensible sobre los entresijos de la dictadura. Mas el apellido y las anécdotas eran de utilidad.
El parentesco volvió a servir cuando Juanita optó definitivamente por el exilio: el 19 de junio llegó a Ciudad de México –lugar elegido para una primera estancia fugaz antes de afincarse en Miami–, en donde ofreció una publicitada rueda de prensa para explicar su decisión. El impacto de sus declaraciones tuvo repercusión planetaria, hasta el punto de que Andy Warhol le dedicó una película. En los años siguientes, Juanita siguió colaborando con la CIA a través de proclamas radiofónicas o de participación en actos públicos destinados, principalmente
La ruptura llegó a finales de los sesenta, época en la que Richard Nixon y Henry Kissinger, deseosos de alcanzar una distensión con la Unión Soviética y conscientes de que no se daban las circunstancias para acabar con el castrismo, ordenaron a la Cia rebajar el tono de su propaganda. Juanita, que no aceptó las nuevas condiciones que se le ofrecían, se recicló como farmacéutica en Miami. Siguió participando en actos del exilio, pero sin influencia política real.
Su reaparición en la vida pública tuvo carácter bibliográfico: por el libro de memorias que escribió en 1998 y por el pleito que puso a Alina Fernández, hija natural de Fidel, por las aseveraciones que hizo en el suyo acerca de sus abuelos paternos. Juanita no estaba dispuesta a tolerar que se mancillase la memoria de sus padres. La Justicia le dio la razón.
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