Impulsó el Estatuto de los Trabajadores

Rafael Calvo Ortega aseguró no conocer a ningún dirigente sindical cuando tomó las riendas del Ministerio de Trabajo el 24 de febrero de 1978. «Seré hombre de partido de puertas afuera», dijo en su toma de posesión, añadiendo «y un funcionario, lo que he sido toda mi vida, de puertas adentro, y, por tanto, obligado a ser imparcial». Con ese espíritu emprendió dos de los grandes cambios de la Transición en el aspecto económico y social: la reforma laboral y la aprobación del Estatuto de los Trabajadores.

Ambos han dejado huellas duraderas en la vida pública española. A través de la reforma laboral, Calvo Ortega sentó las bases de la negociación colectiva y la contratación temporal y a tiempo parcial como medio para combatir el desempleo, lacra que le preocupaba especialmente. Unas bases que, pese a los sucesivos cambios impulsados a lo largo de casi medio siglo siguen constituyendo el hilo conductor de la política laboral en España. En cuanto al Estatuto de los Trabajadores, que Calvo Ortega negoció con comunistas y socialistas en otra demonstración del «espíritu de la Transición», también, aunque haya sido enmendado en diversas ocasiones, sigue sirviendo de referencia, por ejemplo, en materia de contratación laboral.

Menos suerte tuvo en cambio Rafael Calvo Ortega en las maniobras estrictamente políticas: eterno candidato a la Secretaría General de la Unión de Centro Democrático –de la que era uno de los líderes de su sector socialdemócrata– cuando, por fin, alcanzó el cargo en 1981, la formación ya había iniciado el camino que llevaría a su desaparición. Mas el exministro no se desanimó y siguió a Adolfo Suárez en la nueva aventura del Centro Democrático y Social (CDS).

Tanto creyó Calvo Ortega en ese proyecto –el de la improbable presencia de un partido bisagra moderado en el escenario político español– que cuando el CDS cayó en la irrelevancia –plasmada en la renuncia de Suárez en 1991–, se convirtió en su líder y candidato a las elecciones generales de 1993. Resultado: ningún escaño.

Ya fuera de la política, volvió a su función de catedrático de Derecho Financiero y Tributario, a partir de 1997 en la Universidad Complutense de Madrid. Pero sin olvidar el ámbito laboral, siendo nombrado en 2008 presidente de la Junta Arbitral de Resolución de Conflictos en Materia de Tributos del Estado Cedidos a las Comunidades Autónomas.