Las mujeres de Ucrania
Cuidar a los niños y a los ancianos es otra forma de luchar por tu país. Cuentan con nuestra admiración esas heroínas de carne y hueso
Cada vez que se celebra el 8 de marzo, que comenzó siendo el día de la mujer trabajadora y ahora ya es solo el día de la mujer, viene a mi memoria mi madre. En sus ojos claros y en su enorme bondad desplegada a lo largo de los años, mientras criaba a ocho hijos, vi siempre el liderazgo natural de una mujer que no necesitó nunca reivindicar absolutamente nada para ser el alma de toda nuestra familia. Su larga vida fue un ejemplo para nosotros y la verdad es que no hizo otra cosa que trabajar. Para recordarla y homenajearla nunca necesité una fecha concreta. Creo que todos los días la traigo hasta mi presente. Aun así, con este precedente tan cercano, entiendo la jornada de ayer más como una fiesta que como otra cosa. Desde luego, no como esa matraca con la que algunas quieren zaherir al resto de la sociedad. Ayer, además de homenajear a mi madre, creo que era el día de esas mujeres ucranianas que se han quedado al cuidado de sus hijos mientras sus maridos dan la batalla por la dignidad de su patria. Cuidar a los niños y a los ancianos es otra forma de luchar por tu país. Cuentan con nuestra admiración esas heroínas de carne y hueso. Aun así, el diez por ciento de las fuerzas armadas ucranianas está formado por mujeres. Tengo una enorme admiración por esas mujeres que, como mi amiga Teresa Balanzat, se han sumado a los modernos ejércitos, donde ellas ya juegan un papel impensable hace apenas unas décadas. Siendo admirables, no lo son menos todas las madres y abuelas que tanto nos han dado en la vida. Esas madres y abuelas que forman parte también de la lucha heroica del pueblo ucraniano.
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