¿La traición no es delito?

Si la traición no es delito, la Constitución del 78 no sirve. O no sirve quien la traiciona. La traición como deslealtad. No como delito, ni tampoco la malversación de los caudales públicos, de la corrupción ni media palabra. Es lo que exigen a Pedro Sánchez los golpistas catalanes.

Los primeros que deberían sentirse traicionados son los votantes socialistas de Pedro Sánchez, que también aquí hace justo lo contrario de lo que prometió. Lealtad al Estado de Derecho. Pero el votante socialista tiene un particular concepto muy cerrado de esa idea política. En vez de votar a unos o a otros en función de su conciencia o con lo que piensa, lo hace al revés, piensa lo que el líder dicte en cada momento. Aunque sea una traición a su patria. A su pueblo.

Ya lo dejo escrito Pio Baroja, clasificando a los españoles en siete tipos. Como los pecados capitales: Los que no saben. Los que no quieren saber. Los que odian el saber. Los que sufren por no saber. Los que aparentan que saben. Los que triunfan sin saber. Los que viven gracias a que los demás no saben.

Estos últimos se llaman a sí mismos políticos y a veces hasta intelectuales, que pueden vivir opíparamente a costa de los otros seis tipos de españoles. Ahí tenemos al «doctor» Sánchez y su «tribu» que anuncia que modificara el Código Penal, a su conveniencia, para «homologarlo a las democracias de nuestro entorno». Otra mentira más, para que selo crean los seis primeros tipos de españoles que no saben. Cree que debilitando «la democracia» los seis tipos de españoles distintos a él, a sabiendas o sin saberlo, piensan que viven en un país atrasado.

La razón por la que el «doctor» Sánchez se va a cepillar los delitos de sedición y malversación, es para tener un poquito más de tiempo, no se sabe para qué. Si para poner en los Tribunales de Justicia, Magistrados de su cuerda, por lo que le pueda pasar banquillo de justicia. Por su traición a la Nación española. Y además dé, sus muchas fechorías y mentiras…