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21 de septiembre de 2024

Nuestro corresponsal en el Vaticano con el arzobispo de Toledo

Nuestro corresponsal en el Vaticano con el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro ChavesR.R.

La archidiócesis de Toledo lanza una guía para prevenir los abusos y crear entornos seguros

El arzobispado ha hecho pública un manual de buenas prácticas en consonancia con la voluntad del Papa Francisco y las regulaciones del Derecho Canónico

A través de la Comisión Diocesana para la Protección de Menores, erigida por el arzobispo de Toledo el 7 de abril de 2020, la archidiócesis toledana a editado una guía de buenas prácticas para la protección de menores, «con el objetivo de facilitar tanto a sacerdotes, consagrados como laicos comprometidos con la misión evangelizadora y educativa de la Iglesia, la creación de entornos seguros para prevenir y combatir cualquier forma de abuso que se pueda dar en menores y personas vulnerables de nuestra archidiócesis», se puede leer en el documento.

«Este manual pretende ser un espacio para proporcionar las pautas necesarias para acompañar y colaborar en el desarrollo de los niños, jóvenes y adultos vulnerables", suscribe la guía, que ha sido publicada en consonancia con la voluntad expresada por el Papa Francisco, las regulaciones estipuladas en el código de Derecho Canónico y lo establecido por la congregación para la Doctrina de la Fe con respecto a la recepción y actuación ante denuncias por casos de abuso sexual a menores.

Así pues, «de este compromiso nace la necesidad de facilitar esta guía que pretende ser una herramienta útil para la prevención o detección de sospecha o evidencia de situaciones de abuso sexual o cualquier forma de maltrato en la infancia y adolescencia».

Acompañamiento de las víctimas

Antes de presentar las medidas de prevención, la guía recoge algunas consideraciones importantes. Entre ellas, recuerda que «toda persona que advierta indicios de situación de violencia, está obligada a comunicarlo de forma inmediata a la autoridad competente (Policía, Guardia Civil, Fiscalía de Menores)».

Esto será exigible a «aquellas personas que por razón de su cargo, profesión, oficio o actividad, tengan encomendada la asistencia, cuidado, enseñanza o protección de menores y, en el ejercicio de las mismas, hayan tenido conocimiento de una situación de violencia ejercida sobre los mismos».

Tras exponer los diversos tipos de abuso sexual –agresión sexual, abuso sexual directo o indirecto, acoso sexual, provocación sexual y explotación sexual–, explicando lo específico de cada caso, el documento concreta una serie de medidas de prevención «con el propósito de generar en nuestro ámbito condiciones adecuadas que prevengan el abuso de menores se trabajará para garantizar el cumplimiento de unas recomendaciones que afectan tanto a la selección de personas como al trato con el menor».

En el primer aspecto, para las personas que hayan de tener trato con menores será necesario un certificado negativo del Registro Central de Delincuentes Sexuales, así como la firma de un Documento de Responsabilidad Personal.

Fotografías y redes sociales

El informe recuerda, sobre las imágenes, que es obligado «informar a los padres y no difundirlas sin su consentimiento». Además, se guardarán en un archivo único, del que será responsable la parroquia o centro diocesano, evitando las tomas privadas de fotografías de menores.

También hay indicaciones referidas al uso de las tecnologías de la comunicación, de tal forma que se establece que ha de realizarse siempre por canales oficiales propios de la parroquia, grupo o centro, y nunca con el teléfono o email personal.

Criterios de actuación

El manual ofrece también pautas concretas de actuación que en orden a detectar posibles casos de abusos, atendiendo a los indicadores físicos (tales como embarazo, enfermedades de transmisión sexual, lesiones y dolor físico inexplicable o persistente en la zona genital, anal o en los senos), o de comportamiento.

En el momento en que directa o indirectamente un menor o una persona vulnerable manifiestan el abuso a que han sido sometidos es necesario tener en cuenta una serie de pasos a seguir. Entre ellos, se señala que es importante recalcar al menor «que ha hecho bien en contarlo y ha sido valiente, que no tiene la culpa y no es responsable de lo que ha pasado, que vamos a hablar y a ponerlo en conocimiento de sus padres y de las personas que pueden ayudarle y/o hacer que termine, que saldrá adelante y su malestar pasará».

La archidiócesis de Toledo analiza con una serie de indicaciones qué hay que hacer una vez conocido el relato de los hechos: ha de quedar registrado por escrito, para comunicarlo a los padres, a la persona responsable de la institución o a la Comisión Diocesana, quienes, «en algún caso serán los que contacten con la familia y establezcan los pasos a seguir, incluyendo la comunicación a las autoridades civiles y eclesiásticas en caso de que se sospeche de la comisión de un delito civil o canónico».

Finalmente, una vez que la familia y la Comisión Diocesana para la protección de menores tienen conocimiento de la situación, con el posible agresor se adoptarán las medidas cautelares previstas en la legislación, «y al posible abusado se le ofrecerán medidas de seguridad, comunicando con transparencia lo sucedido y las medidas adoptadas».

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