Mujer con alzhéimerPixabay

Salud

Descubren que dos fármacos contra el cáncer podrían revertir el Alzheimer

Los resultados, publicados en la revista Cell, apuntan a que estos fármacos no solo podrían frenar el avance de la enfermedad, sino incluso revertir algunos de sus efectos

Científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y del Instituto Gladstone, ambos en Estados Unidos, han descubierto que ciertos medicamentos oncológicos ya aprobados podrían contrarrestar las alteraciones cerebrales provocadas por el Alzheimer. Los resultados, publicados en la revista Cell, apuntan a que estos fármacos no solo podrían frenar el avance de la enfermedad, sino incluso revertir algunos de sus efectos.

La investigación se centró en analizar cómo afecta el Alzheimer a la expresión génica en células cerebrales humanas individuales. Con estos datos, los expertos identificaron fármacos autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) que generaban patrones de expresión génica opuestos a los que produce la enfermedad. La atención se dirigió especialmente a compuestos que pudieran restaurar la función tanto de las neuronas como de las células gliales, ambas deterioradas en los pacientes con Alzheimer.

El siguiente paso consistió en revisar millones de registros clínicos electrónicos. Así comprobaron que los pacientes que recibían ciertos medicamentos para tratar otras patologías tenían una menor incidencia de Alzheimer con el paso del tiempo. Esta correlación llevó a los investigadores a experimentar con una combinación de dos fármacos contra el cáncer en un modelo murino con Alzheimer. Los resultados fueron prometedores: los ratones tratados mostraron menor degeneración cerebral y mejoraron su capacidad de recordar.

«La enfermedad de Alzheimer conlleva cambios complejos en el cerebro, lo que ha dificultado su estudio y tratamiento, pero nuestras herramientas computacionales abrieron la posibilidad de abordar esta complejidad directamente», explica la doctora Marina Sirota, directora interina del Instituto de Ciencias de la Salud Computacional Bakar de la UCSF. «Nos entusiasma que nuestro enfoque computacional nos haya llevado a una posible terapia combinada para el Alzheimer basada en medicamentos existentes aprobados por la FDA», destacó.

Por su parte, el doctor Yadong Huang, director del Centro para el Avance Traslacional en Gladstone, señala que «el Alzheimer probablemente sea el resultado de numerosas alteraciones en muchos genes y proteínas que, en conjunto, alteran la salud cerebral». Esto, afirma, representa un reto para la farmacología tradicional, que suele centrarse en un único gen o proteína.

Para avanzar en su hipótesis, los científicos analizaron datos públicos procedentes de tres estudios independientes sobre cerebros de personas fallecidas, tanto con como sin Alzheimer. A partir de estas muestras, elaboraron lo que denominaron firmas de expresión génica específicas de la enfermedad, tanto en neuronas como en glía. Posteriormente, compararon estas firmas con las registradas en el Mapa de Conectividad, una base de datos que recoge los efectos de miles de fármacos sobre la expresión genética en células humanas.

De un total de 1.300 medicamentos analizados, 86 demostraron revertir los patrones genéticos del Alzheimer en un tipo celular, y 25 lo hicieron en varios tipos. Solo diez de ellos contaban con la aprobación de la FDA para su uso clínico.

Utilizando un modelo murino con Alzheimer avanzado, caracterizado por mutaciones múltiples, los científicos observaron que la administración combinada de ambos medicamentos no solo redujo los depósitos tóxicos de proteínas y la degeneración cerebral, sino que además normalizó los patrones de expresión génica alterados. Lo más relevante fue que esta combinación logró restaurar funciones cognitivas como la memoria.

«Si fuentes de datos completamente independientes, como los datos de expresión de células individuales y los historiales clínicos, nos guían hacia las mismas vías y los mismos fármacos, y luego resuelven el Alzheimer en un modelo genético, entonces quizás estemos en el camino correcto», concluyen los investigadores.