Hombre durmiendo la siesta

Hay estudios que demuestran que una pequeña siesta baja la presión arterialPIXABAY

Dormir la siesta está determinado por los genes

Un estudio identifica docenas de regiones genéticas que determinan la tendencia de las personas a dormir la siesta

Se dice que la siesta es una costumbre española sin embargo son muchos los lugares del mundo donde se hace un corto sueño de unos veinte minutos después de la comida del mediodía. Este antiguo hábito, que proviene de la antigua Roma cuando se tenían por costumbre descansar en la sexta hora del día solar, podría estar inscrito en los genes de cada persona, según una investigación dirigida por investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH) en colaboración con la Universidad de Murcia y publicada en Nature Communications.
«Dormir la siesta es algo controvertido», afirma Hassan Saeed Dashti, del Centro MGH de Medicina Genómica, coautor principal del informe. Dashti señala que algunos países donde las siestas diurnas han sido durante mucho tiempo parte de la cultura, como en España, ahora no se practican a diario. Mientras tanto, algunas empresas en Estados Unidos están promoviendo la siesta como una forma de aumentar la productividad. «Era importante tratar de desentrañar las vías biológicas que contribuyen a por qué dormimos la siesta», dice Dashti.

La genética explica por qué para algunos la siesta es beneficiosa y para otros no

El estudio identificó docenas de regiones genéticas que determinan la tendencia de las personas a dormir la siesta. Además, también descubrió evidencias preliminares que relacionan el acto de dormir la siesta con la salud o enfermedad cardiovascular en función de la genética del individuo. Principalmente se han identificado genes asociados con la duración del sueño, el insomnio y la tendencia a ser un gran madrugador.
El equipo identificó al menos tres mecanismos potenciales que promueven la siesta:
  1. Propensión al sueño: algunas personas necesitan dormir más que otras.
  2. Sueño interrumpido: una siesta durante el día puede ayudar a compensar el sueño de mala calidad de la noche anterior.
  3. Despertarse temprano por la mañana: las personas que se levantan temprano pueden «recuperar» el sueño con una siesta.
«Esto nos dice que las siestas diurnas están impulsadas biológicamente y no solo por una elección ambiental o de comportamiento», dice Dashti. Algunos de estos subtipos se relacionaron con problemas de salud cardiometabólicos, como una circunferencia de cintura grande y presión arterial elevada, aunque se necesita más investigación sobre esas asociaciones.
Gracias a la información obtenida, ahora se sabe por qué hay personas que, después de comer, necesitan descansar, mientras otros teniendo la misma oportunidad de dormir la siesta, no lo hacen, incluso aunque lo intenten, no lo consiguen. La genética también explica por qué para algunos la siesta es beneficiosa y para otros no lo es. Este estudio sugiere que en el futuro quizás se puedan establecer recomendaciones personalizadas sobre si dormir o no siesta; y sobre la frecuencia o la duración, en función de la genética del individuo.

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