Choque entre los sanitarios y el Gobierno. El Sindicato de Enfermería SATSE reclama al Ejecutivo que a aquellos profesionales sanitarios que aún sufren la llamada covid persistente sean reconocidos como pacientes de enfermedad profesional.
Hace algunas fechas, el Ministerio de Sanidad que dirige Carolina Darias encargó al Instituto Carlos III un estudio, llamado 'Síndrome postcovid: definición, prevalencia e identificación de predictores y opciones terapéuticas', que descartó otorgar esta categoría a esta dolencia.
Mayor sensibilidad
La covid persistente provoca un conjunto de síntomas permanentes en aquellos que pasaron el virus que van desde la fatiga, la dificultad para respirar o la disfunción cognitiva, teniendo un alto impacto en el día a día laboral.
Por ello, SATSE ha perdido al Gobierno español que las bajas laborales por coronavirus se consideren enfermedad profesional, recordando en un escrito que la Organización Mundial de la Salud ya lo recomendó y que diferentes «sociedades científicas, asociaciones y colectivos de personas» también lo defienden.
Para los representantes de los enfermeros, nos encontramos ante un problema de salud que afectaría «a miles de trabajadores» y en especial, a los profesionales sanitarios.
El reconocimiento de la covid, continúan, como enfermedad profesional, conllevaría a que el profesional sanitario afectado acceda a determinados beneficios como el incremento en la prestación económica correspondiente al periodo de baja y al derecho a recibir mayor protección en caso de posibles recaídas o secuelas.
Estudio 'ad hoc'
Los enfermeros han puesto en el punto de mira que Sanidad haya encargado al Instituto de Salud Carlos III, un organismo que es dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, este trabajo.
Los representantes de este sector sanitario han criticado abiertamente que el líder de esta investigación asegurase, durante una entrevista con Redacción Médica, que la covid persistente «no puede ser reconocida como enfermedad laboral».
Long-covid
La covid persistente, también conocida como long-covid, es esa fase en la que, tras pasar la infección más aguda, los enfermos no consiguen recuperar su estado vital previo.
Los síntomas persisten más allá de las 12 semanas del inicio de sus síntomas, y son al menos un 10 % de todos los contagiados, cifra que sería superior si consideramos el límite para la persistencia de síntomas en las 4-6 semanas tras el contagio.