Kennedy Jr. dice que el autismo «eclipsa la covid» y culpa a factores ambientales

Robert F. Kennedy Jr., secretario de Sanidad de Estados Unidos, ha vuelto a poner en entredicho la seguridad de las vacunas al comparar el autismo con la pandemia de covid, a la que calificó de menor en gravedad. En una entrevista concedida a la emisora WABC 770 AM, recogida por el portal The Hill, Kennedy afirmó: «Es una epidemia. Eclipsa la epidemia de covid y sus consecuencias porque la covid mataba a personas mayores. El autismo afecta a niños y les afecta al comienzo de sus vidas, cuando empiezan a ser productivos, y es algo que les debilita mucho a ellos, a sus familias, a sus comunidades».

Durante su intervención, sostuvo que la prevalencia del autismo está aumentando de forma acelerada, lo que se traduce en un impacto económico considerable para el sistema sanitario estadounidense. Según indicó, «en nuestro país el coste puramente económico del autismo será de un billón de dólares al año para 2035. Y eso es solo el principio porque muchos de estos niños están creciendo y sus padres están preocupados a diario. Me refiero a la gente con autismo severo, lo que se denomina autismo profundo, que supone aproximadamente un 26 por ciento de las personas diagnosticadas con autismo».

Kennedy describió la situación que viven muchas familias: «Esas familias con hijos que no hablan, que no van al baño solos, que tienen las condiciones típicas del autismo: movimiento de cabeza, andan de puntillas, autoestimulación, dolor intestinal crónico y movimiento de cabeza. Esos niños son niños que no van a tener un empleo y muchos niños con autismo sí tienen un tremendo potencial para vivir autónomamente, tener un empleo y cuidar de sí mismos».

El responsable de Sanidad estadounidense reiteró sus dudas sobre las explicaciones genéticas del autismo, insistiendo en que los estudios sobre posibles causas ambientales han sido deliberadamente obstaculizados: «Han bloqueado todos los estudios que demostrarían la causa ambiental, así que no lo sabemos. En lugar de eso estudian los genes, pero como ya he dicho, es necesaria una toxina ambiental y eso es lo que estamos buscando ahora».

En este sentido, avanzó que su administración trabaja en la identificación de dicha toxina utilizando herramientas tecnológicas avanzadas: «Tenemos 15 equipos para estudiar todas las posibles exposiciones como el moho, los aditivos alimentarios, los pesticidas, las vacunas o los ultrasonidos», explicó, añadiendo que lo harán empleando «la inteligencia artificial y los mejores protocolos científicos».

Las declaraciones de Kennedy no han tardado en suscitar una ola de críticas por parte de representantes políticos y colectivos de apoyo a las personas con autismo. Kristyn Roth, portavoz de la Sociedad Americana de Autismo, censuró sus palabras: «Hablar del autismo como una enfermedad crónica y emplear terminología médica como 'epidemia' solo deshumaniza a los autistas y perpetúa su estigma y los estereotipos». Además, lamentó que estas afirmaciones supongan «dar marcha atrás a todos los avances de las últimas décadas».

Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han subrayado que el autismo tiene una mayor probabilidad de aparición en contextos de antecedentes familiares, complicaciones durante el parto o condiciones cromosómicas. También apuntan a que el aumento de los diagnósticos podría estar vinculado a mejoras en las herramientas de detección.

Las palabras de Kennedy, un conocido crítico de las vacunas, se suman a sus anteriores intervenciones públicas en las que ha sugerido, sin evidencia científica, un vínculo entre las vacunas y el autismo, una tesis ampliamente desacreditada por la comunidad médica y científica internacional.