Olivar en Jaén.
Túnez y Turquía comen terreno a España en el mercado más jugoso para el aceite de oliva
Luis Carlos Valero, responsable del grupo de aceite de oliva de Asaja y experto de la organización en Bruselas, señala la necesidad de acometer la reconversión del olivar
El olivar, una de las producciones estrella de la agricultura española, se alza como un entorno especialmente complejo para el primer eslabón de la cadena.
El elevado volumen de producción de aceite de oliva, la tensa relación comercial con los operadores y las consecuencias del inestable panorama geopolítico dejan un escenario de extrema dificultad para los olivareros españoles, que después de dos campañas bajas en cosecha y altas en precio han recuperado estabilidad en su negocio.
El buen rendimiento del olivar en la campaña 2024/2025 ha aplacado el subidón de precios provocado por la escasez de los dos años precedentes, cuando el oro líquido llegó a situarse en más de nueve euros por kilo en origen. Esta relajación en los precios, así como la amenaza de una escalada arancelaria aún mayor, ha animado las salidas de aceite rumbo a Estados Unidos, uno de los mercados estrella del aceite español.
En junio, el país norteamericano ha aumentado las importaciones de aceite de oliva procedente de España un 32,8 % respecto al mismo mes de 2024 %, pasando de adquirir 13.310 toneladas a 17.675 toneladas. La cifra, en un principio positiva, se antoja corta al comparar con la factura total de EE.UU., que ha incrementado estas compras un 98,7 % respecto al mismo mes del año anterior.
Esta variación hace que España –que lideró esta estadística en junio de 2024– pierda peso respecto a sus competidores presentes en suelo americano: el líder, Italia, ha levantado sus ventas un 174,7 %; Túnez, tercer proveedor y perseguidor más próximo, un 173,1 %; y Turquía, en cuarto lugar, un 55,2 %.
«Con la bajada de precio por la producción hemos compensado la barrera de los aranceles, aunque lo que hay que hacer es vigilar el crecimiento de productores del arco mediterráneo como Túnez y Turquía», señala en conversación con El Debate Luis Carlos Valero, responsable del grupo de aceite de oliva de Asaja y experto de la organización en Bruselas, que ahonda en la necesidad de los productores españoles de mejorar su competitividad.
EE.UU. ha comprado a Italia 26.137 toneladas de aceite de oliva en junio de 2025, 17.675 toneladas a España y 16.158 a Túnez; mientras que hace un año el orden fue 13.310 a España, 9.517 a Italia y 5.917 a Túnez.
«Este año España exportará cerca de un millón de toneladas de aceite de oliva, por lo que siempre urge dar salida a tanta existencia. Para ello necesitamos ser más competitivos y vender a menos precio, ya que nuestro interés es conseguir dar salida a una cantidad de aceite muy elevada», comenta Valero, que destaca el acelerón de Túnez y Turquía: «Han desarrollado sus producciones una barbaridad en muy poco tiempo».
El experto apunta a la reconversión del olivar como clave para que los agrarios españoles mantengan su puesto de privilegio en un entorno comercial tan fiero como el del aceite de oliva. «La reconversión del olivar tradicional es fundamental, sino va a ser muy complicado aguantar el pulso de estos países», indica Valero.
La estrategia consiste en reconvertir el olivar tradicional que no se pueda mecanizar. Esta reconversión permitiría reducir los costes de producción y se daría tanto en la forma de cultivo como en la variedad, con implementaciones en genética que permitan un mejor aprovechamiento de los recursos para así no quedarse atrás frente al crecimiento de futuras potencias del aceite de oliva como Túnez y Turquía, con explotaciones modernas y un marco legal más permisivo.
Asaja, junto con el resto de organizaciones del Copa-Cogeca, la principal organización representativa de los agricultores europeos, ha exigido un fondo específico para la reconversión del olivar: «Si no se da esta reconversión los cultivos más tradicionales se pueden perder, nadie va a querer continuar la actividad y España va a perder producción de manera irremediable», advierte Valero, que también reclama compensaciones para el olivar tradicional que no pueda intensificarse, ya que su valor va más allá de la producción al ser imprescindible para fijar población en zonas rurales.