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26 de abril de 2024

El director de cine Juan Antonio Bayona

El director de cine Juan Antonio BayonaEndikus

Cine

El director español que dijo «no» a Scorsese y Spielberg

Juan Antonio Bayona repasa una carrera de éxito: la que ha reunido en los cines a 15 millones de espectadores

Sus películas han reunido en los cines a 15 millones de espectadores. Es el primer director español que supera los 1.000 millones de dólares con un filme. Se llama Juan Antonio Bayona y fue protagonista de La matemática del espejo, el programa de entrevistas pausadas de Carlos del Amor.

La infancia

Al inicio de la entrevista le habría sentado bien la música de Cinema Paradiso. De niño, vivía en un barrio periférico de Barcelona, Trinitat Vella. No había salas de cine. Por eso acudir a una sala, al centro, era todo un acontecimiento: «Iba una o dos veces al año», recordó.
Una de esas veces fueron al cine Urgel. Proyectaban una del superhéroe por excelencia. Lo sabían, habían ido a ver exactamente esa película. «Mi primer recuerdo es un plano de Superman», confesó. Tenía cinco años. Es el momento en que aparece por primera vez volando. Y en su imaginación infantil lo recuerda gigante, aunque en la realidad no era así y el plano era general. El caso es que se obsesionó con el personaje: «Yo siempre soñaba que volaba». Y se pasaba el día soñando despierto, imaginando que sobrevolaba el pasillo de su casa. Había nacido una vocación: «Mi sueño era ser director de cine. Lo tenía clarísimo».
El director de cine Juan Antonio Bayona, en el programa 'La matemática del espejo', con el presentador Carlos del Amor

El director de cine Juan Antonio Bayona, en el programa 'La matemática del espejo', con el presentador Carlos del Amor

Ya su nacimiento fue de cine: «Mi madre supo que iba a tenerme en el momento del parto, cuando ya había tenido el primero. En el parto le dijeron ‘vamos a por el segundo’. Y ella preguntó: ‘¿qué segundo?’. No me movía mucho. Mi madre preguntó: ‘¿está muerto?’ Y el doctor le dijo ‘no, no está muerto’. Y me pegó una buena host… y me puse a llorar». El fue, por tanto, el segundo de dos gemelos. Su hermano Carlos le ganó la partida.
Aquel barrio era un lugar complicado para vivir. Y para crecer. En su instituto hicieron un casting para El Pico 2  y con eso está todo dicho. «Muy orgulloso del barrio, era un barrio difícil, en los 80 las drogas se cebaron mucho con el barrio, pero por suerte siempre estuve lejos de ese ambiente. Recuerdo la vida en el barrio como una vida muy feliz, y no lo cambiaría por otro tipo de barrio», reflexionó.

Scorsese y Spielberg

Hizo El Orfanato. Arrolló. Hizo Lo imposible. Aún más éxito. Lo llamaron los más grandes. Les dijo, de entrada, no. Eso eso lo enseñó su amigo Guillermo del Toro: que en Hollywood lo primero que hay que aprender es a decir que no.
Primero rechazó a Martin Scorsese. El director de Toro salvaje le quería ofrecer un proyecto. Lo supo por su agente. Dijo no. Porque Bayona no quería hablar con él. Porque no quería decirle «no» y porque la mitad de lo que le dijese no lo iba a entender, pues entonces aún no dominaba el idioma inglés. Scorsese insistió, pero el catalán se mantuvo firme.
Después llegó Steven Spielberg. Por persona interpuesta, le ofreció dirigir el primer Jurassic World. Dijo que no. Porque tenía otro proyecto, Un monstruo viene a verme: «No me arrepiento de haberle dicho que no a Spielberg. Y no me arrepiento de haberle dicho que sí».
El director de cine Juan Antonio Bayona, en el programa 'La matemática del espejo'

El director de cine Juan Antonio Bayona, en el programa 'La matemática del espejo'

Que sí le dijo cuando le ofreció dirigir Jurassic World 2. «El recuerdo más bonito de Jurassic World es poder estar con Spielberg y darte cuenta de que hablas el mismo idioma». «Spielberg siempre hace que te sientas la persona más importante de la habitación», elogió.
Habló de otro maestro, Woody Allen. Para decir que hay una película del neoyorquino que ve al menos una vez al año: Días de radio.

El periodismo, en el origen

«No entré a Periodismo por una décima», reveló a Carlos del Amor. «Hubiese sido todo diferente», aventuró. Estuvo pintando paredes, con brocha gorda, durante un año. Tuvo la suerte de que justo abrió la Escuela de Cine de Cataluña. Fue de la primera promoción.
En todo caso, llegó a ejercer como plumilla. Primero se presentaba como reportero de una radio local que, en realidad, era la de un centro social. Así hizo entrevistas importantes en el Festival de Sitges, como una a Ray Harryhausen. Después se incorporó a un programa de televisión que no veía nadie. Pero le sirvió para conocer a Guillermo del Toro, el director que le enseñó a decir que no.
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