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26 de abril de 2024

El actor libanés Nicolas Mouawad, el director y guionista australiano George Miller y su esposa Margaret Sixel, la actriz británica Tilda Swinton, el actor británico Idris Elba y la guionista Augusta Gore en el festival de Cannes

El actor Nicolas Mouawad, el director George Miller y su esposa Margaret Sixel, la actriz Tilda Swinton, el actor Idris Elba y la guionista Augusta Gore en CannesAnadolu Agency via AFP

Cine

Festival de Cannes: George Miller reinventa el mito del genio de la lámpara con 'Tres mil años esperándote'

Con Tilda Swinton y Edris Elba como protagonistas, el director de Las brujas de Eastwick vuelve de la mano del género fantástico al festival francés

El cineasta australiano George Miller, autor de la celebrada
serie de Mad Max, repleta de acción y de violencia, cambia de registro y se convierte en una nueva Sheherazade con Tres mil años esperándoteThree Thousand Years of Longing en inglés–, donde conviven magia, amor y fantasía. La película se ha exhibido en la 75ª edición de Cannes fuera de concurso. Rico de efectos nunca gratuitos y de una convincente actuación de Tilda Swinton y del gigantesco Idris Elba, este cuento de las mil y dos noches
predominó sobre los dos films en concurso, Frère et soeur del francés Arnaud Desplechin, sobre una añosa porfía entre dos hermanos, y Boy From Heaven del sueco de origen egipcio Tarik Saleh, sobre una lucha de poder entre religión y estado.
En realidad, más de una vez Miller ha coqueteado con lo fantástico y lo sobrenatural, como en Las brujas de Eastwick o en Twilight Zone: La película, pero con Tres mil años esperándote ha logrado dar una versión más que original del viejo mito del genio en la lámpara de Aladino, convirtiéndolo en una conmovedora historia de amor.
La protagonizan una rancia experta de argumentología que se ha distanciado del mundo para sumergirse en el origen de los argumentos literarios, y de un genio encontrado en una botella que le concederá los clásicos tres deseos y que, de satisfacerlos, le permitirá a él superar su condición de esclavo de quien lo ha convocado.
Pero la profesora, experta en mecanismos narrativos, sabe muy bien que esos tres deseos terminan siempre por volverse en contra de quien los desea y renuncia a ellos.
Pero como en Las mil y una noches, donde cada cuento llevaba al siguiente, ambos se contarán sus vidas y terminarán felices y contentos.
Swinton, musa del cine de autor desde sus comienzos de ex modelo y actriz con Derek Jarman, e Idris Elba, héroe de tantos films, agregan humanidad a sus personajes y la espléndida fotografía es del veterano John Seale que Miller ha logrado convencer de salir de su retiro desde 2010 para iluminar uno de los entretenimientos más refinados e inteligentes de la carrera del director.

Odio entre hermanos y Marion Cotillard

Desplechin es uno de los tantos abonados del festival de Cannes, donde ha estrenado, en una u otra sección, la mayor parte de su obra, que se inscribe en la tradición teatral y literaria del cine francés. Su nuevo film, el 14ª en exactamente 30 años de carrera, iniciada en 1992
con La centinela, cuenta la historia de dos hermanos, que por razones nunca aclaradas por el film, se odian a muerte desde hace 20 años.
Todo apunta a que está sañosa porfía está destinada, sobre todo, al lucimiento de los dos protagonistas, Marion Cotillard y Melvin Poupaud, que entre gritos y desmayos llevan la carga emocional de la película, pero todo este sonido y furia termina siendo una tormenta en una taza de té, cuando tan rápida e inmotivadamente como se formó esta reyerta, igualmente se desvanecerá sin razones aparentes. Reservado para quien ama un rosario de
escenas madre.
El muchacho del cielo del título del film de Saleh es un flamante becario de la Al-Azhar, la más célebre universidad sunita en El Cairo. Llegado de un perdido pueblo de pescadores, donde lo pescado apenas sirve para cubrir la más elemental subsistencia, este adolescente, embebido de profunda fe religiosa, se verá envuelto en una sorda lucha para nombrar al nuevo Gran Imam, entre los distintos candidatos internos y el Estado laico, con sus servicios secretos, que durante siglos ha tratado de intervenir en la universidad.
Saleh se considera un marginal por su doble condición de cineasta sueco que sigue las huellas de los grandes maestros de su país adoptivo, como Roy Andersson, y la tradición literaria de Medio Oriente, donde tramas y
ambientes se entreveran.
Y tal vez esta es la mejor cualidad de la película, cuando las no tan bien explicadas facciones contrapuestas, terminan por convertir al protagonista en una hoja en la tormenta, empujándolo a abandonar sus sueños y volver a su pueblo, donde los valores han permanecido invariables a través de los tiempos.
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