Las mejores películas (y la mejor serie) sobre ETA

Con motivo del estreno de Un fantasma en la batalla, de Agustín Díaz Yanes, rescatamos algunas de las películas más destacadas que anteriormente han abordado la realidad y barbarie de la banda terrorista.

La infiltrada (Arantxa Echevarría, 2024)

Basada en la historia real de una policía nacional infiltrada en ETA durante ocho años, la premiada película de Arantxa Echevarría es brillante en todos los sentidos porque no sólo es un thriller magnífico y redondo de principio a fin, sino que todo en ella funciona, desde la puesta en escena, al desarrollo dramático, pasando por montaje y la interpretación de Carolina Yuste que lleva el peso protagónico del filme con toda soltura. Pero La infiltrada es, además, una película profundamente respetuosa con los policías que fueron capaces de arriesgar y dedicar su vida a luchar contra el terrorismo. Es vibrante, dolorosa, magnífica… y deja una huella imborrable.

El lobo (Miguel Courtois, 2004)

Poderoso thriller basado en el caso real de Mikel Lejarza, alias Lobo, un agente de los servicios secretos españoles que se infiltró en la banda terrorista a mediados de la década de los 70. Eduardo Noriega, en uno de los papeles de su vida, se convierte en el personaje al que ETA condenó a muerte cuando supo que había sido partícipe de la caída de decenas de activistas y colaboradores. La película, además, contribuye a conocer los inicios de la organización y la relación que había entre España y las autoridades francesas. Una película muy bien realizada que consigue mantener la tensión narrativa hasta su final, triste y poderoso.

Yoyes (Helena Taberna, 1999)

Película de referencia sobre ETA de la década de los 90 en la que Ana Torrent da vida a la ex etarra Dolores González Katarin, conocida como Yoyes, en un papel que marcaría su carrera. En ella se narra la trayectoria de la que acabaría siendo una de las primeras mujeres con poder dentro de la banda terrorista desde los años 70, hasta su vuelta del exilio y el abandono de la organización en los 80. La película, un relato pausado sobre el deseo de redención de una mujer que se ha embebido de la violencia más vil, explora sentimientos tan poderosos como la culpa, el odio, la traición y el deseo de venganza.

Maixabel (Icíar Bollaín, 2021)

Tremendísimo drama protagonizado sobre la esposa de Juan María Jáuregui, víctima de la banda terrorista que, once años después de su asesinato, entra en un programa para conocer a los asesinos de su marido. Enormemente premiada y aplaudida, la película es, además de un reflejo terrible del dolor de los implicados en aquel terrible asesinato, un festival interpretativo entre Blanca Portillo y Luis Tosar que están en absoluto estado de gracia. Además, el trabajo de la directora detrás de la cámara, discreto, eficaz, elegante y medido, evita caer en medidas efectistas ni en el relato maniqueo que reflexiona sobre el deseo de perdón y la necesidad de reconciliarse con las heridas del pasado.

Todos estamos invitados (Manuel Gutiérrez Aragón, 2008)

Drama de ficción sobre un terrorista de ETA amnésico tras ser herido en un atentado y un profesor universitario crítico con el terrorismo, cuyas vidas se cruzan cuando este último es amenazado de muerte. Maravillosamente bien dirigida y con algunos momentos brillantes, en la piel de ambos personajes están unos espléndidos Oscar Jaenada y José Coronado que configuran un thriller valiente sobre la historia reciente de España. Es una película sobre el miedo, la libertad de expresión y el deseo de redención sin sentimientos fáciles ni concesiones previsibles.

Patria (Aitor Gabilondo, 2020)

Fue una de las producciones más esperadas de HBO que produjo en forma de miniserie la famosa y exitosa novela de Fernando Aramburu. Elena Irureta y Ane Gabarain dan vida, respectivamente, a la esposa y a la madre de una víctima de ETA y un asesino, amigas de siempre y obligadas por la vida, el miedo y la sangre, a situarse en lados enfrentados del conflicto. Magníficamente realizada, la producción es un relato sobre el horror que vivieron las personas sencillas, víctimas propiciatorias de un tiempo y un lugar, que deja el corazón encogido. Aterradora y desgarradora por igual, es, con mucho, una de las recreaciones más realistas y dolorosas del conflicto vasco.