
Un manifestante con la bandera arco iris y una camiseta con la imagen del Che Guevara
El Che Guevara en el 'orgullo gay' es el aberrante símbolo del progresismo
Un 14 de junio nació Ernesto Guevara, el asesino revolucionario convertido primero en símbolo pop y después en delirante imagen reivindicada en el XXI por los homosexuales a quien fusiló e internó en campos de concentración
Es el mes del orgullo gay (en el principio fue solo el día y después el mes, como dice Álex Navajas, ¿llegará el año?) y vuelven las sorprendentes, casi distópicas, imágenes de hombres y mujeres gays en sus celebraciones vistiendo camisetas del Che Guevara. A pesar de que la persona nunca fue, ni mucho menos (todo lo contrario), inofensiva, hubo un tiempo en que lucir la típica imagen del revolucionario argentino se consideraba una estética más sin profundidad.
El «acid house»
Una imagen pop, como el famoso «smiley» del «acid house» que llevaban hasta los niños en los 80, el icono popularizado de la música house, que escondía sin esconder una pastilla de ácido, de la droga éxtasis, con una sonrisa, que se consumía entre los hacedores y los fanáticos de esa música. Que a los niños les gustara una pastilla de droga con una simpática sonrisa tiene su explicación porque de tanto reproducirla el dibujo perdió su significado primero para ser simplemente un dibujo de moda.
Algo parecido sucedió con la imagen del Che, la imagen que popularizó como art pop Andy Warhol en 1968. Pero no es lo mismo una carita fluorescente que la caraza negra de un asesino. Un niño en los 80 con una camiseta de «acid house» no puede ser lo mismo que un adulto (y con menor motivo si se trata de un adulto homosexual) con una camiseta del Che Guevara. Porque ver a un homosexual con una camiseta del Che Guevara celebrando su condición de homosexual sería como ver a un judío con una camiseta con la imagen de Hitler celebrando su condición de judío.
Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando
Esto último no se ve, pero lo primero sí. Y está de moda. Es la ideología al servicio de la manipulación, de la idiocia y de la subversión de todo principio. Si un homosexual reivindica la figura del Che Guevara dentro de la reivindicación de su ser, todo principio humano está en peligro. El Che Guevara apareció en la sede de las Naciones Unidas y dijo: «Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte».Pero mucho antes de eso, el fusilador asesino ya consideró, junto a su entonces compañero Fidel Castro, que el hombre homosexual no era compatible con el ideal revolucionario. Le llamó «pervertido» e «incapaz». Por debajo del falso retrato encandilador del héroe había un retrato de crueldad, acaso un Dorian Gray de Sierra Maestra en lugar de en las calles de Dublín. En una carta a su padre, el romántico Ernesto le dijo: «Tengo que confesarte, papá, que realmente me gusta matar».
«Gente enferma»
Todas estas profundidades, la realidad del mito, parece ser que todavía no se ponen delante de la superficial imagen idílica que proyecta ver su cara en la camiseta de cualquier persona, pero más en la de un alegre y orgulloso homosexual. El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, que huyó de la Cuba revolucionaria, escribió: «Los gays y las lesbianas eran ´gente enferma´ que debía dejar paso al hombre nuevo, políticamente sano y producto de la Cuba comunista».
El Che fue el creador de los campos de concentración cubanos, el Himmler de Cuba, en cuyas puertas tuvo la macabra y reveladora ocurrencia de parafrasear particularmente el lema de los campos nazis, «Arbeit macht frei» («El trabajo os hará libres»), cambiándolo por «El trabajo os hará hombres», mensaje directamente dirigido a los homosexuales que hoy, algunos y no pocos en los días de celebración de su condición, lucen orgullosas camisetas con la imagen de quien les odió, maltrató y asesinó en vida, mostrando el absurdo distópico de una aberrante ideología.