El PP denuncia que el veto de Urtasun a Sánchez Mejías en el Centenario de la Generación del 27 es sectarismo

El Partido Popular denunció que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, usa la historia como herramienta de propaganda al excluir al torero Ignacio Sánchez Mejías de los actos conmemorativos del centenario de la Generación del 27.

La exclusión es un veto clamoroso, toda vez que fue Sánchez Mejías, gran amigo de los poetas del 27 como Federico García Lorca, Gerardo Diego. Dámaso Alonso, Pedro Salinas o Jorge Guillén, quien organizó el homenaje a Luis de Góngora con motivo de su centenario en el Ateneo de Sevilla aquel 17 de diciembre de 1927.

Aquel encuentro fue el pistoletazo de salida de la Generación del 27, pero ¿qué tenían en común aquellos poetas tan diferentes entre ellos en cuanto a estilos e ideologías?

En primer lugar, todos ellos coincidieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Pero la verdadera argamasa fue su amistad con Sánchez Mejías, todo un personaje de la época, torero, intelectual, mecenas y promotor de eventos culturales.

En un comunicado, el PP rechaza el veto de Urtasun a Sánchez Mejías y lamenta su «revisionismo sectario de la historia».

«El Partido Popular considera inaceptable que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, haya excluido deliberadamente la figura de Ignacio Sánchez Mejías entre las homenajeadas desde la Comisión Nacional del Centenario de la Generación del 27, creada por el Ministerio de Cultura», comienza el comunicado difundido por el PP.

A continuación, el comunicado incide en la clave del sinsentido de la exclusión: «Resulta imposible comprender aquel grupo genial sin la figura del torero, dramaturgo y gran mecenas que hizo posible el encuentro de los poetas en el Ateneo de Sevilla en 1927».

Y es que, como bien se indica en el comunicado, «borrar al anfitrión, al impulsor e inspirador de la Generación de Plata por el simple hecho de su profesión, el toreo, supone una forma de censura ideológica impropia de una democracia occidental».

Además, se reprocha a Urtasun que haya convertido el centenario de la Generación del 27 en un evento político al afirmar que se homenajeará a este grupo de poetas por «su compromiso con la República», una frase «que nunca formó parte de la identidad del grupo».

Para el PP, ese es el problema: «que un ministro trate de reinterpretar la historia desde la ideología partidista, encajando a la fuerza un relato político en un movimiento literario que fue estético antes que político, plural antes que homogéneo y comprometido con la libertad; esa fue su ética».

Esa es la razón última por la que Urtasun habría excluido a Sánchez Mejías, una «figura esencial en la vida de Federico García Lorca, en el despertar taurino de la vanguardia literaria y en la fraternidad intelectual que caracterizó al 27».

Para el Partido Popular, tal y como lo ha planteado el Ministerio de Cultura, los actos para recordar a los poetas del 27 «no es una conmemoración, sino un ajuste ideológico».

En ese sentido, la exclusión de Sánchez Mejías «es aún más incomprensible a la luz de la evidencia académica: la Generación del 27 mantuvo un vínculo indiscutible con la tauromaquia, que inspiró versos, debates, tertulias y amistades. Sánchez Mejías fue mecenas, anfitrión, interlocutor y mito de aquellos poetas. Su huella está en las páginas de Lorca, Alberti, Guillén, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre».

No en vano, uno de los poemas más grandes de Federico García Lorca es una elegía a Sánchez Mejías tras su muerte en los ruedos, el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

«Pretender celebrar los cien años del 27 olvidando una pieza central de su historia no es una conmemoración, sino un ajuste ideológico. Y lo que el Gobierno pretende borrar de los homenajes lo contará la literatura, los historiadores y los poetas».

Por último, el PP denuncia que «esta operación de purificación ideológica forma parte de una deriva más amplia del Ministerio de Cultura: la sustitución del rigor histórico por un relato deshonesto que enfrenta, divide y empobrece. Que elimina, por primera vez en España, un Premio Nacional de Artes; el de Tauromaquia. La cultura no puede gestionarse como un manual de propaganda, no se escribe desde los despachos y no se corrige según las fobias del ministro de turno».