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29 de marzo de 2024

La Mona Lisa fotografiada por cientos de personas en el Louvre

La Mona Lisa fotografiada por decenas de personas en el LouvreEFE

El robo que convirtió a la Mona Lisa en la pintura más famosa del mundo

La exposición del Museo del Prado continúa descifrando sus enigmas e influencia a través del análisis de sus copias

«Leonardo y la copia de Mona Lisa. Nuevos planteamientos sobre la práctica del taller vinciano» es el título de la exposición que ofrece hasta el 23 de enero el Museo del Prado. Es la primera exposición monográfica organizada en España destinada a examinar las versiones autorizadas y realizadas en el taller de Leonardo en vida del artista.
Comisariada por Ana González Mozo, Técnico Superior de Museos en el Gabinete de Documentación Técnica del Museo Nacional del Prado, la muestra es el resultado de una investigación desarrollada con la colaboración del Museo del Louvre, el Laboratorio de Arqueología Molecular de la Universidad de la Sorbona o la National Gallery de Londres.
La llamada Mona Lisa del Prado es la copia más antigua que existe. La exposición profundiza en la figura de Da Vinci como maestro, su influencia en el Renacimiento y cómo sus ideas fueron recibidas por sus discípulos.
El análisis de la Mona Lisa del Louvre y su copia revelan idénticos detalles escondidos, lo que confirma que fueron pintadas al mismo tiempo. Muchas modificaciones invisibles en la Mona Lisa de París se reproducen en la Mona Lisa del Prado.

Icono universal

Las copias que se han ido encontrando a lo largo de la historia han ayudado a desenmascarar el misterio del original, una obra de la cual el autor nunca se desprendió en vida. La pintura se hizo tan famosa en su tiempo que fue copiada, además de por sus discípulos, por artistas contemporáneos como Rafael. Pero fue a partir de su memorable robo en 1911 cuando se convirtió en icono universal.
La mañana del 22 de agosto de ese año, un día después del robo (ocurrido un lunes, mientras el museo estaba cerrado), los visitantes y los responsables del Louvre descubrieron el hueco en la pared. La pinacoteca se cerró inmediatamente para iniciar las investigaciones, mientras todos los periódicos se hacían eco de la noticia.
Durante los siguientes dos años, tiempo en que la pintura estuvo desaparecida, su imagen recorrió el mundo. «Aparecía en noticieros cinematográficos, cajas de chocolate, postales y vallas. De repente se transformó en una celebridad al estilo de estrellas de cine y cantantes», escribió Darian Leader en su libro «Robando la Mona Lisa: lo que el arte no nos permite ver».
El público empezó a acudir al museo simplemente para contemplar el hueco y la policía comenzó a apuntar en todas direcciones. Una de ellas llevó hasta el poeta Guillaume Apollinaire y el pintor Pablo Picasso, fichados por un hecho similar: años antes el español había comprado dos estatuillas robadas en el Louvre por mediación del poeta. Ambos fueron detenidos y puestos en libertad por falta de pruebas.

'La Joconde'

La Joconde, como la llamaban los franceses, había desaparecido. El asunto se convirtió en una misión de Estado, pero el hurto revelaba grandes deficiencias en la seguridad. El ladrón, Vincenzo Peruggia, había trabajado en el Louvre un año antes e incluso había instalado el vidrio que protegía el cuadro.
El 21 de septiembre Peruggia, vestido con el uniforme de los empleados, descolgó la obra con un destornillador, salió con ella bajó la ropa (antes había abandonado el marco en una escalera interior) y se fue a su casa donde la escondió.
Más de dos años después del robo, Peruggia se puso en contacto con varios anticuarios de Florencia, bajo el seudónimo de Leonardo D., para ofrecerles La Gioconda con el patriótico propósito de «devolverla a los italianos», aunque luego se supo que, en realidad, pedía 500.000 francos.
Pensando que era un desequilibrado, sólo respondió uno de ellos, Alfredo Geri, quien concertó una cita con el ladrón y avisó a la policía. El 12 de diciembre de 1913, en el hotel del encuentro, Peruggia fue detenido y La Joconde recuperada.
Antes de regresar a París, el cuadro pasó unos días en la Galería de los Ufizzi y después en Roma, donde el público se agolpó para verla. En los interrogatorios Peruggia confesó que había pensado robar una pintura de Mantegna, pero terminó decidiéndose por la Mona Lisa porque alguien le había dicho que era «la pintura más espectacular del Louvre».
Más de cien años después la Mona Lisa sigue siendo una de las maravillas del mundo y su misterio permanece a pesar de todo. Durante los próximos meses el Museo del Prado, a través de sus también famosísimas copias, continúa intentando desentrañarlo.
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