El asedio y destrucción del Alcázar de Toledo entre julio y septiembre de 1936 es un hito de la Guerra Civil. En el asedio que los milicianos y guardias de asalto republicanos sometieron a la guarnición del Alcázar, donde se encontraba la Academia de Infantería, comandados por el coronel Moscardó, a un continuo martilleo. En su intento de tomar la plaza, los milicianos trataron de rendir el Alcázar con un bombardeo y cañoneo incesante y hasta lo dinamitaron con minas. Como resultado, el edificio, cuyo aspecto se debía al arquitecto Ventura Rodríguez, quedó prácticamente arrasado, al igual que los barrios históricos de alrededor, como la plaza del Zocodover.