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03 de mayo de 2024

El técnico culé

El técnico culéEFE

El 'efecto Xavi' se diluye

Dos partidos han bastado para rebajar la euforia inicial y volver a la realidad culé: falta de gol y fragilidad defensiva

El 8 de noviembre de 2021, 10.000 aficionados del Camp Nou coreaban sin cesar el nombre de Xavi. Hasta Joan Laporta se contagió de la emoción y junto al nuevo entrenador del Barça se atrevieron a entonar los cánticos con los que la grada suele alentar a sus jugadores. Una escena de excesiva euforia que denotaba que el Barça estaba deseoso de nuevos héroes a los que encomendarse. 
Con ese aura de euforia, se estrenó Xavi ante el Espanyol en Liga. Un derbi parecía el mejor escenario con el que debutar. Sin embargo, pese a la victoria del equipo culé por la mínima se habló más del polémico penalti que dio la victoria a los azulgrana que del estreno del de Terrassa. El conjunto blaugrana acabó pidiendo la hora.
Ante el Benfica, Xavi debutaba esta vez en Champions y ante su primera final anticipada. Los azulgrana se jugaban ante el Benfica su ser o no ser en Champions. El técnico culé volvió a apostar por un estilo de posesión de balón y confianza en los jóvenes de la cantera, sin embargo, se vio ante el espejo los males que adolece este equipo: la falta de gol y la fragilidad defensiva. El Barça de Xavi fue incapaz de marcar un gol en casa ante el Benfica, al igual que el Barça de Koeman. Los culés han anotado nada más que dos goles en cinco partidos de la Champions y ocupan el antepenúltimo lugar en el ranking de disparos a puerta de todos los equipos de la Champions. Hasta el Sheriff dispara más que el Barça.
Ahora mismo, el Barça es un flan en ambas áreas, un castillo de naipes al que si uno sopla mucho puede observar cómo se tambalea. Incluso si uno lo hace con decisión, lo derribaría. Sus cimientos competitivos no son lo suficientemente sólidos y aunque el impacto emocional de la llegada de Xavi se empieza a notar, el único gol que llegado de un dudoso penalti. Esta es la cruda realidad. El gran referente es un Memphis Depay sin acierto de cara a gol. Al neerlandés siempre le sobra un recorte. Llega demasiado pronto al área rival o demasiado tarde.

Encomendarse a Dembelé, un imán de lesiones

Sin el talento individual necesario como para revolucionar un partido atascado, el equipo de Xavi se encontró con el bloqueo mental y de piernas que supone el no poder marcar un gol. Ni Depay es el ‘9’ al que poder encomendarse en la punta de ataque ni el joven Demir es el elegido para desatascar un partido. 
Con todo ello, el único referente al que se pudo agarrar Xavi ante el Benfica fue a Dembelé, un jugador que queda libre el 1 de enero y que es un imán de lesiones. Cada vez que inicia una carrera se masca la tensión por el miedo a una nueva recaída. Un problema que podría solucionarse acudiendo al mercado. Sin embargo, la fragilidad económica del Barça es aún mayor que su fragilidad deportiva. Ahora mismo, en palabras de su director de fútbol, Mateu Alemany, el Barça se encuentra sin dinero en la caja. La indemnización de Koeman y la llegada de Xavi ha vaciado las arcas blaugranas.
El optimismo y la euforia con la llegada del nuevo entrenador ha durado lo mismo que el tiempo que ha tardado el Barça en volverse a poner delante del espejo y ser consciente de su realidad: la de un equipo frágil en lo deportivo y en lo económico.
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