Kylian Mbappé y Lamine Yamal pelean un balón en un clásico de esta temporada
Laporta frente a Florentino y el estilo de jugar bien contra el estilo de ganar, dos idiosincrasias antagónicas
El Real Madrid ensaya los puntos débiles del Barcelona: atacará la defensa adelantada de Flick con centros largos
El árbitro de la final de Copa se emociona al hablar de los vídeos de Real Madrid TV
Ancelotti, Mbappé y Vinicius se lo juegan todo. El entrenador más laureado del Real Madrid se juega su futuro. El francés y el brasileño se juegan su crédito en una temporada irregular, un rendimiento que sería bueno en cualquier otro club pero que no es suficiente en el Real Madrid. Las dos estrellas madridistas son consideradas dos de los mejores futbolistas del mundo y tienen que marcar la diferencia. La final de Copa es el momento ideal de hacerlo.
Ancelotti ha ensayado las estrategias para que sus dos futbolistas decidan el partido. El italiano ha entrenado las acciones para aprovechar los puntos débiles del Barcelona y ambos son fundamentales. La defensa es el talón de Aquiles azulgrana. Por ende, la línea adelantada de Flick debe ser explotada por el campeón de Liga vigente, un campeón que piensa que si da un golpe sobre la mesa en la Copa también reeditará el título de Liga.
El duelo de Sevilla, como se observa, es mucho más que un partido. Es mucho más que una final. Puede decantar la temporada de ambos clubes con el pulgar hacia arriba o el pulgar hacia abajo. Puede dejar al Real Madrid sin ningún título, como casi todos auguran, y puede dejar al Barcelona sin ningún título. Todos los vítores ilusionantes de hoy, que demuestran los aficionados azulgranas, pueden caerse de golpe por culpa de noventa minutos en Sevilla. Y lo saben. Porque la derrota será un revés anímico que afectará a todas las competiciones.
Hay un punto de partida del que casi nadie se ha dado cuenta. El fútbol se valora por los goles y no por el fútbol. Y debemos recordar que Mbappé se plantó tres veces delante del portero del Barcelona en los dos enfrentamientos anteriores y falló las tres ocasiones. Si hubiera anotado un gol en ambos cara a cara todo habría cambiado. Es fútbol. Por eso la idiosincrasia del Real Madrid dice con hechos que no gana el que mejor juega sino el que acierta. El secreto del éxito en este negocio es hacer gol, no jugar bien, como siempre decía Di Stefano. El conjunto de Ancelotti quiere patentarlo en Sevilla. Menos centrocuentismo, menos posesión insulsa, menos fútbol horizontal, y más concisión en el disparo y en las combinaciones decisivas en el área.
La estrategia para ganar al Barça
El italiano ha ensayado la estrategia para derrotar al Barcelona y las jugadas preferentes han sido los pases precisos y en largo a Mbappé y a Vinicius para sorprender a la defensa rival por la espalda. Flick coloca una retaguardia muy adelantada que evita muchos peligros, pero que es un flanco muy débil si el enemigo lo explota bien.
El técnico madridista ha trabajado con sus hombres para que esos pases de cuarenta metros sean muy certeros y especialmente que los delanteros sepan arrancar en el momento justo para no caer en offside, como sucedió en los clásicos anteriores. Nueve fueras de juego anularon muchos ataques peligrosos del Real Madrid en esas dos confrontaciones previas. Esto no puede repetirse. Por eso, Carlo y Davide Ancelotti han realizado muchas pruebas para que el pase en largo de Valverde, Asencio y Rüdiger sea muy rápido y evite el fuera de fuego. La velocidad de los dos 'galgos' ofensivos está asegurada y por eso es muy importante que Kylian y Vinicius se queden en línea con la defensa enemiga, incluso a un metro de los rivales, y no arriesgarse al banderazo del juez de línea.
Real Madrid y FC Barcelona, en un clásico de esta temporada
El responsable deportivo del Real Madrid ha planificado con sus hombres una estrategia que exige jugar muy juntos, sin dejar espacios, para realizar una labor defensiva sin balón muy sacrificada que corte el ataque azulgrana y programe rápidamente el contragolpe en tres pases.
Será un duelo de desgaste máximo, con esa solidaridad defensiva que tanto ha pedido el italiano a lo largo de la temporada. La colocación de sus hombres muy juntitos, arropados, eliminará los huecos de incursión para el adversario y sobre todo permitirá un robo más sencillo del balón para iniciar la respuesta a la contra. Ese contraataque es clave en la táctica madridista, pues deben hacerlo a mucha velocidad y con la búsqueda del pase largo a los dos puntas.
Las acciones por alto también serán claves en este partido. Los blancos son especialistas en el fútbol aéreo y buscarán el acierto con los cabezazos de Rüdiger, Tchouamení, Mbappé y Asencio, en balones lanzados por Vinicius, Valverde y Ceballos.
Dos instituciones antagónicas en todo
Será una final que enfrenta a dos idiosincrasias diametralmente opuestas. Joan Laporta frente a Florentino Pérez. Kylian Mbappé contra Lamine Yamal. Raphinha versus Vinicius. El estilo de jugar bien frente al estilo del ganar.
El antagonismo es total, cultural, sanguíneo. Joan Laporta está junto a Florentino Pérez en la lucha por la Superliga, pero nada más. Es una unión artificial, basada en intereses deportivos y económicos. Porque el madridismo constata con enojo que el dirigente azulgrana habla de manera increíble de arbitrajes a favor del Real Madrid cuando Laporta es el principal culpable del pago a Enriquez Negreira durante veinte años. Laporta cuadruplicó el sueldo de Negreira. Y esa guerra de Florentino Pérez contra la corrupción ha supuesto que los arbitrajes sean contrarios al Real Madrid desde hace décadas. Una guerra que los colegiados hacen pagar muy caro al conjunto blanco, como vemos en cada partido y cada semana. Lo hemos comprobado frente al Espanyol, el Osasuna, el Atlético y recientemente ante el Athletic y el Getafe.
Los hechos demuestran que al Real Madrid le han quitado siete puntos con el VAR y al Barcelona le han dado cinco y el liderato en la Liga. Y hubo muchas omisiones del VAR que perjudicaron al Real Madrid en otros cinco puntos. Por ello, las críticas de Laporta a los arbitrajes en favor del Real Madrid, diciendo que es una constante histórica, son surrealistas. Todo ello se enmarca en el arbitraje de esta noche, con De Burgos Bengoetxea, del que hablaremos al final.
Este duelo arbitral es duro, hosco. El Real Madrid hizo un vídeo sobre la historia del Barcelona en la era de Francisco Franco que dejó en ridículo a Laporta. Franco condonó dos deudas al club catalán con la Hacienda española que hoy significarían al nivel de vida actual 1300 millones de euros. La entidad azulgrana entregó dos medallas de oro y brillantes a Franco con mucha razón. Por eso, y por Negreira, para el madridismo es inadmisible que Laporta diga que los arbitrajes ayudan al Real Madrid cuando a quien apoyan habitualmente es al Barcelona.
Hay que decirlo: el madridismo quiere que el Real Madrid rompa con el Barcelona, aunque se pierda la Superliga. Pagar veinte años a Negreira y sufrir los arbitrajes en contra durante décadas son un argumento muy claro.
Y todo esto tiene relación con el arbitraje de esta noche. De Burgos Bengoetxea es un juez maldito para el Real Madrid. Le ha perjudicado ostensiblemente en tres clásicos. Y ha beneficiado históricamente al Barcelona. Fue elegido por Negreira. La sospecha está basada en realidades sufridas en el césped. Hoy se examina de neutralidad.