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Messi salva a Argentina del desastre

El astro del PSG volvió a salvar a su selección, que se jugaba quedarse fuera de la Copa del Mundo

Nadie siente como un argentino la presión. Ese que mira de frente la posibilidad de quedarse fuera de un Mundial, como un culpable momentos antes de que lo condenen a años de prisión. Mucho peor que meter la mano en la caja es caer a las primeras de cambio en una Copa del Mundo. Porque en Argentina el fútbol se disfruta y la Albiceleste se sufre. Mucho más que una pasión.
Bien lo sabían los que saltaron al estadio de Lusail. Irónico destino el que deparó el sorteo, que el escenario del que podía ser el primer drama del torneo fuera el mismo de la final. Argentina no se quedaba fuera de octavos de final desde hacía 20 años y repetir la proeza era el peor final posible para el camino de Messi. Más cuando este, el de Qatar, era su Mundial, con todos los focos puestos en el ‘10’. Era su última oportunidad: podía ser como Maradona o solo un intento, ser solo Messi. Y Messi se vistió de Maradona.
La tensión que tenían los argentinos al principio pronto se convirtió en miedo. Y si con miedo es difícil jugar al fútbol, hacerlo bien es casi imposible. Suerte para Argentina que enfrente tenía a una México con pocas piernas que firmaba llegar con 0-0 al 89 y disponer de alguna ocasión para sorprender. Más que ganar, los aztecas lo que querían era llegar con opciones a la última jornada.
Entre los nervios de uno y las pocas ganas de jugar del otro, la primera parte no pasará a la historia de los Mundiales. Tanto que en la segunda se empezaban a ver ya algunos huecos en la grada. Una cosa es que los qataríes quieran ver a Argentina y otra que les valga cualquier cosa. Si el partido seguía igual, más de uno se iba a las carreras de camellos.
El encuentro solo lo podía desatascar Messi y el del PSG parecía no estar por la labor. Parecía, porque Messi es Messi y más cuando pretende ser como Maradona. El astro hizo de las suyas con un balón aparentemente sin peligro que llegó a sus botas a 25 metros de la portería. Está lejos, debió pensar la defensa azteca, que no le achicó y permitió el disparo. Ajustado, pegado al palo, imposible para el Memo Ochoa. Quizás uno de los goles más importantes de Messi y no ha metido pocos.
Con el 1-0 se acabaron los nervios. La Albiceleste soltó las piernas y México se fue para arriba, consciente de que la derrota le dejaba KO. La presión pasó entonces a los aztecas, pero ellos no contaban con Messi para obrar magia, y Argentina jugó con más comodidad. Ya no solo era Messi, sino que el resto también hacía algo. Ya no había miedo, la presión se había ido.
Con 0-0 seguro que Enzo Fernández no se habría atrevido a tirar cuando cogió el balón en la esquina del área. Habría buscado a Messi para dárselo y que asumiera él la responsabilidad. Pero el partido ya iba 1-0 y no lo pensó. Directo a la escuadra izquierda del portero, para llevar la tranquilidad a todo un país.
No todo está hecho, porque una derrota ante Polonia dejaría a Argentina eliminada, pero el primer match ball está salvado. Messi lo ha vuelto a hacer. Cuánto le debe la Albiceleste a Messi, aunque no sea Maradona.
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