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26 de abril de 2024

El presidente del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

El presidente del Banco de España, Pablo Hernández de CosGustavo Valiente / Europa Press

Análisis económico

El Banco de España es un optimista

No solo no está atacando a nuestros gobernantes, sino que les está dando oxígeno para que piensen

El crecimiento del PIB español en el primer trimestre del año, es bien conocido por todos, ha sido de un 0,3 %. Lo que no todos los lectores saben es que el Banco de España ha vuelto a reestimar el crecimiento anual bajándolo al 4,1 %. Menos conocido todavía es que este segundo trimestre, según el Banco de España, vamos a crecer solo un 0,4 %.
Lo cual quiere decir que, en el primer semestre de este año, vamos a crecer un 0,7 % y, por lo tanto, para crecer un 4,1 %, hace falta que en el segundo semestre crezcamos un 3,4%, o, lo que es lo mismo, siete veces más de lo que lo hemos hecho de enero a junio.
Podemos hacerlo. Si el Banco de España piensa que podemos crecer a una velocidad de cinco veces el primer semestre, tiene sus motivos para decirlo. Uno, sin duda, es el turismo, que estamos viendo que se está recuperando con respecto a la pandemia, pero también que estamos creciendo un 30 % por debajo de 2019.
El turismo, sin duda alguna, va a ser el motor que nos permita crecer, sobre todo en el tercer trimestre. Un crecimiento de un 2,5 % en ese período nos permitiría acercarnos a esa cifra de 4,1 %.
El cuarto trimestre va a ser muy duro, sobre todo, desde el punto de vista del coste energético. La ruptura de las relaciones de Argelia con España, debido a las típicas estupideces de quien preside el Gobierno de España, nos coloca en una situación muy complicada cuando se acerque la necesidad de calentar los hogares, por el frío otoñal e invernal.
Decía estos días atrás Francisco Reynés, presidente de Naturgy, a Jesús Cacho: «El contrato que tenemos con Sonatrach tiene dos partes: una es el contrato de cantidades y otra son los contratos de precio. El primero es de largo plazo (hasta 2032), y como tal ni está ni nos han dicho que vaya a estar en ningún momento bajo sospecha o revisión. Lo que está en discusión ahora mismo es el acuerdo de precios que se revisa cada tres años».
Lo que no ha dicho Reynés, porque no lo puede decir sin perjudicar a Naturgy, es que esa renegociación está en marcha desde noviembre pasado y lleva tiempo atascada, porque los argelinos han puesto sobre la mesa una importante subida de precios del gas.
Tampoco ha dicho Reynés que desde el momento en que Sánchez la lio con su anuncio sobre el Sáhara, las relaciones con Sonatrach están muy tensas y cada día más difíciles.
Lo que podemos tener claro es que el precio de gas recibido desde Argelia va a subir y lo va a hacer de forma sustancial. Y no podemos olvidar que Sonatrach es una empresa del gobierno de Argelia, y la última palabra la tiene Abdelmadjid Tebboune, que en estos momentos tiene un mosqueo que no se lame con Pedro Sánchez, al que a través de sus medios de comunicación afines llama traidor.
A este factor hay que añadirle que, según el Banco de España, que es muy generoso con el Gobierno, a pesar de las críticas que recibe del mismo, pronostica una inflación del 7,2 %, aunque muchos otros organismos incluso dicen que vamos a estar en el 8 %. Esta inflación la va a seguir pagando la clase media y baja, los autónomos y las pymes, que seguirán sufriendo un drenaje en sus ingresos mes a mes, que reducirá el consumo privado, que es uno de los componentes del PIB con mayor peso. Si este consumo se estanca o se reduce, el PIB en el último trimestre puede estar muy complicado que suba.
Pero si añadimos que el BCE, con un año de retraso, acaba de anunciar que va a subir los tipos de interés en julio un 0,25 % y en septiembre un 0,5 %, tenemos ya el efecto en el Euribor de las hipotecas que va a pegarle otro golpe al bolsillo de la clase media, que entre octubre y diciembre va a afectar a la capacidad de consumo de esas economías.
Esta subida de tipos ya ha hecho que el coste de financiación de la deuda española se haya doblado de abril a mayo, y veremos en cuanto termina en junio, pero, lo que es seguro es que a finales de septiembre ya estaremos pagando a más de un 3 % la nueva deuda o la renovación de esta, lo que va a drenar la capacidad de gastar del Gobierno.
Si el Gobierno no gasta, el consumo público no crece o decrece. Si la clase media y baja, los autónomos y las pymes no tienen efectivo, o se ha reducido sustancialmente, no consumen o reducen su consumo, el PIB en la variable consumo se va a dar un piñazo.
El Banco de España es un optimista y no un pesimista, como lo quiere hacer ver el Gobierno. No solo no está atacando a nuestros gobernantes, sino que les está dando oxígeno para que piensen, cosa muy cara y difícil de encontrar entre quienes ocupan sillones ministeriales hoy.
Solo el turismo puede salvar este crecimiento del PIB. Por eso, desde hoy, seguiremos esta variable cada vez que el INE publique datos. Si el turismo no crece lo suficiente como para hacer crecer un 2,5 % la economía en el tercer trimestre, y yo personalmente no me lo creo, vamos a tener un infierno en el último trimestre del año.
En cualquier caso, al que Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
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