Fundado en 1910

26 de abril de 2024

Luis Garicano explica por qué España está estancada y necesita cambios urgentes.

Luis Garicano explica por qué España está estancada y necesita cambios urgentes

Entrevista

Luis Garicano: «El próximo Gobierno encontrará muchas facturas debajo de la alfombra»

El catedrático y exeurodiputado ve un panorama difícil para la economía española a largo plazo

Luis Garicano abandonó su acta de eurodiputado en julio para incorporarse como profesor en la Universidad de Columbia (Nueva York). Cuando hablamos con él este viernes, estaba a punto de partir hacia Boston, donde impartirá una clase de doctorado en Harvard durante dos semanas. Luego viajará a Londres, Singapur, Boston y Chicago a distintas tareas y ya no vuelve hasta el 4 de junio. Nos pide no hablar sobre su supuesta cercanía a Feijóo y Ciudadanos, de modo que nos centramos en una economía española que no ve bien.
–Hay quien es muy catastrofista con la economía y quien piensa que no estamos tan mal. ¿Usted dónde se sitúa?
–La sensación en todos los países es que el escenario de un aterrizaje suave es más probable de lo que se percibía en junio. Comparto que nos mudamos hacia un escenario más positivo, pero lo diferenciaría de la coyuntura pura, que es muy difícil de interpretar. En España ahora hay quien echa las campanas al vuelo, pero durante la covid tuvimos una caída muchísimo más dura que otros países. Si te mides con meses muy malos, tu crecimiento es muy grande. Ese crecimiento es un espejismo. Nuestra caída fue más dura y no hemos recuperado el nivel anterior a la pandemia. Más allá de esta discusión coyuntural, que me parece un poco absurda, debemos estar todos de acuerdo en que la situación de España a largo plazo es muy difícil.

Nuestra economía está estancada como la del Reino Unido, pero mientras allí se debate sobre ello, aquí no se discute cómo vamos a volver a crecer

¿Por qué?
–Si miramos los últimos quince años, vemos que la situación demográfica no es buena. Va a haber muchas jubilaciones, hay muy pocos nacimientos, pocas entradas de gente joven y dinámica en el mercado laboral. Por ahí llega el problema de las pensiones, y también está el de la productividad. El crecimiento se compone de productividad y crecimiento de la población. El crecimiento de la población es clave, particularmente el de población en edad de trabajar. Y la productividad lleva muchos años estancada. Hace poco comparé en un tuit las situaciones de España y Reino Unido, que son muy similares. Nuestro PIB per cápita está estancado desde el año 2007, como el de Reino Unido. El endeudamiento público se ha disparado en más de noventa puntos en los dos países. La productividad no ha crecido en ninguno de los dos desde 2007. Pero mientras en el Reino Unido sorprende el nivel de debate en torno a esa cuestión, en España llama la atención que no se hable sobre el estancamiento de nuestra economía. Toda la discusión en España es sobre distribución, como si asumiéramos que la tarta no va a crecer más; que no hay nada que hacer. Sería maravilloso que en este año electoral la discusión de política económica cambiara de parámetros y fuera sobre cómo volvemos a crecer.
–Tampoco va bien el empleo.
–Mirando la Contabilidad Nacional, se ve que se recupera el empleo, pero las horas trabajadas totales en nuestra economía están exactamente en el mismo nivel del primer trimestre de 2019. No hemos recuperado en horas trabajadas. Hemos recuperado en número de trabajadores. Y cuando miras por qué, te encuentras con que en realidad el empleo en el sector privado no ha crecido desde el año 2007. Lo que ha crecido es el empleo público: un 20 %. Si compruebas que el gasto público ha crecido en 120.000 millones desde el año 2007 y no ha subido la renta per cápita que necesitamos para pagarlo, podemos concluir que nuestra economía no nos está dando ninguna alegría en el largo plazo. Si ves la inflación y los datos de desempleo de este mes y el número de horas trabajadas, compruebas que tampoco la economía se está recuperando en el corto plazo.
–¿Se deben estos malos datos a una política económica errática?
–Es una política que está centrada en la distribución. La discusión de política económica en España es si los ricos tienen que pagar más o menos, si debemos repartir de una manera o de otra, pero nunca sobre cómo creamos más riqueza. Al final, como decía Solchaga, yo no quiero que haya menos ricos: lo que quiero es que haya menos pobres, que haya más personas que puedan salir adelante muy bien. El marco actual de la política económica, que es completamente distributivo, no permite discutir cuestiones que gobiernos anteriores abordaban continuamente: que España invierte mucho menos en I+D que los países con que competimos, o que tiene un sistema educativo que no funciona y un sistema universitario que no genera excelencia, por poner dos ejemplos. Creo que es esencial debatir sobre estos temas y ahora no se están discutiendo.

La reforma de las pensiones está siendo el mayor fracaso de este Gobierno. Lo que ahora propone Escrivá hará el sistema aún menos sostenible

–¿A qué se debe?
–Los ciclos políticos son muy cortos desde el segundo gobierno de Rajoy. Solo se piensa en pactar el presupuesto del año que viene, en sobrevivir el año que viene, con las consecuencias políticas y económicas que eso tiene. No hay un horizonte temporal a medio plazo. El ejemplo de las pensiones es obvio. Es el mayor fracaso de este Gobierno. El ministro Escrivá ha buscado asegurar millones de votos y la Comisión Europea ha dejado hacer a Sánchez. Se planteaban dos reformas: la que llamaban de suficiencia y la de sostenibilidad del sistema. Han asegurado primero la revalorización con el IPC en lugar de hacer un paquete con las dos reformas: han decidido primero gastar y luego ya veremos cómo lo pagamos, y la Comisión Europea les ha autorizado esta separación en dos en el Mecanismo de Recuperación. España no tenía ningún hito de sostenibilidad del sistema para el dinero que ha llegado hasta ahora. El hito de sostenibilidad lo tiene para el dinero que va a llegar en junio o julio. La realidad es que la reforma no solo no está hecha, sino que con lo que está planteando el ministro, de extender el periodo de cotización y eliminar los peores años, va a hacer el sistema aún menos sostenible.
–Pasado un tiempo de la reforma laboral de Yolanda Díaz, ¿qué valoración hace de ella?
–Lo bueno de esta reforma laboral es que no ha desarmado la reforma laboral anterior. Lo escribí en un artículo al día siguiente de conocerse la reforma. Se han conservado varias cuestiones importantes. Lo malo es que no hemos terminado de tener un mercado laboral sensato. Creo en la sustitución de parte de los costes de despido por la mochila austriaca que lleva años proponiéndose en España. Calviño también la propuso, pero parece que a los sindicatos no les interesa, aunque también se han mostrado abiertos a buscar una posible solución. La mochila mejoraría nuestro mercado laboral significativamente. Mientras tanto, seguimos a la cola del paro en Europa, con un problema de temporalidad excesiva, en parte visible y en parte invisible, por cuestiones como la de los fijos discontinuos.
–La deuda es muy elevada, y habrá que pagarla. ¿Tendrá el próximo Gobierno que subir los impuestos?
–Las soluciones tienen que venir por el lado del coste, no del ingreso. El Gobierno tiene un desfase presupuestario oculto: ya hemos tenido los ingresos añadidos de las subidas de precios por el IVA e IRPF, pero con ellos no se han pagado pensiones, funcionarios, etc. Si estás recaudando más pero no tienes que empezar a gastar, parece que vas mejor de lo que vas. Y eso es lo que le ha pasado al Gobierno. Está recaudando mucho más de lo previsto. En un año podría haber resuelto el déficit estructural de las cuentas públicas. Con una subida de ingresos tan grande, simplemente con haber actualizado las pensiones un poco por debajo de lo que ha hecho, y con haber sido un poco más prudente en dos o tres temas, habría resuelto el déficit estructural. Con una inflación inesperada como esta, al Gobierno le está cayendo un maná del cielo. En su lugar ha aumentado el gasto, por ejemplo el de pensiones un 11-12 %. España está peor de lo que parece en términos de déficit. Hay muchas facturas debajo de la alfombra, escondidas en los cajones, para la próxima legislatura. Subir los impuestos no sería lo bueno, pero el gasto público se ha descontrolado y hay que corregirlo.

Deberíamos haber aprendido para siempre las lecciones sobre los controles de precios, pero seguimos con debates absurdos sobre esa cuestión

–¿Cómo ve las medidas que se han tomado en España para contener la inflación?
–España ha creado mucha inseguridad jurídica en el último año. Ha habido muchos bandazos, cambios de normativa, impuestos especiales… Todo eso no es bueno para atraer inversión extranjera y para que se nos vea como un país serio. Estamos viendo cómo los países bálticos, Eslovaquia, Eslovenia, los países del Este, empiezan a adelantarnos porque sus negocios van de la mano de la formación de los trabajadores y de un marco regulatorio más atractivo. Es la realidad, y son los temas que tenemos que asegurar. En este sentido, las intervenciones microeconómicas en los mercados por todas partes son pan para hoy y hambre para mañana.
–Aunque ya no sea eurodiputado, percibiría por allí que se opina de la propuesta de intervenir los precios de los alimentos que ha habido en España.
–Lo ha hecho Orban en Hungría. Si intervienes los precios, generas escasez. Cuando hay escasez, se producen colas, falta de suministros. Me gustaría que se aprendieran para siempre las lecciones; que no tuviéramos que reaprender las lecciones que ya aprendimos en los años 70 sobre generar controles y perder suministros, pero seguimos con debates absurdos sobre este tema. Se habla sobre controles de los precios de los alquileres cuando sabemos que es la mejor forma de destruir una ciudad después de un bombardeo. Lo está demostrando la señora Colau con todas sus medidas.

Después de un bombardeo, la mejor manera de destruir una ciudad es controlar los precios de los alquileres. Lo está demostrando la señora Colau con sus medidas

–¿Hasta qué punto es y va a ser preocupante la situación de la deuda?
–En porcentaje sobre el PIB ha bajado un poco por la inflación, que ha hecho subir mucho los ingresos. Todavía no hemos visto subir los gastos. Creo que al final el resultado no va a mostrar una mejoría de la deuda respecto al PIB, en absoluto. La clave está en el déficit estructural. Todo el mundo comparte que ha crecido en 2,5 puntos durante esta legislatura por la contrarreforma de las pensiones. El déficit estructural está actualmente en unos 40.000-50.000 millones. Me preocupa mucho la mezcla que tenemos de alta deuda y el bajo crecimiento que hemos tenido en estos años. Si la deuda sigue creciendo como hasta ahora, que lo ha hecho en unos 90 puntos desde la crisis anterior hasta ahora, unos 900.000 millones, y muy probable que lo haga, por nuestro déficit estructural, la productividad no mejora y no atraemos emigrantes de forma muy significativa, la economía es insostenible y, al final, va a provocarnos problemas. Ahora tenemos dos fuentes de ingresos de fuera: el dinero europeo por el plan de recuperación y la intervención del Banco Central Europeo en los mercados de deuda a favor de España. Cuando esos dos apoyos tan significativos, de tantísimos miles de millones, dejen de estar ahí, se verá cómo es de preocupante nuestra situación fiscal, que lo es.
–¿Llegarán algún día los fondos europeos? ¿Servirá de algo la visita del Parlamento Europeo a España en febrero?
–La presidenta de la Comisión Europea ha tenido una actitud muy contemporizadora con el Gobierno, al igual que el comisario Dombrovskis, y lo que eso ha hecho es posponer los problemas. En cuanto a la visita, aunque tiene su importancia, creo que es más importante qué va a pasar con el desembolso del siguiente hito, el de junio-julio. Para lograrlo habrá que hacer un estudio de la sostenibilidad de las pensiones. ¿Cómo se hará? ¿Dará una radiografía real de la situación? Y si la da, ¿qué hará la Comisión? ¿Estará dispuesta a parar el dinero en un año electoral? No sé qué puede pasar. Las pensiones y cómo ve Europa su sostenibilidad será un punto de fricción clave. En cuanto a la ejecución de los fondos, ya dije antes de que se pusieran marcha que España estaba haciendo las cosas mal. Debía haber un consenso que incluyera a los gobiernos autonómicos desde el principio. Ya no se va a poder corregir. Lo mejor ahora sería tratar de reformar todos los planes como ha hecho Estados Unidos con la Ley de Reducción de la Inflación. Ya han destinado 270.000 millones de subsidios para inversiones en verde. Prácticamente todo el dinero es en deducciones fiscales, que son muy fáciles de desembolsar. Dices a la gente que invierta en temas verdes, aísla la casa, presenta los documentos y se lo deduce. Es muy fácil de ejecutar. Se va a ejecutar seguro, porque todo el mundo quiere pagar menos impuestos. Generaría que particulares y empresas tuvieran un instrumento con el que pudieran hacer las gestiones inmediatamente, sin un gestor. Lo mejor sería que el próximo Gobierno cambiara radicalmente su aproximación y lo transformara todo en créditos fiscales.
Comentarios
tracking