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la educación en la encrucijadaIsmael Sanz

Las universidades de élite y su efecto en la movilidad social

Tanto el capital humano (puntuaciones en exámenes) como el capital social (tipo de escuela de la madre) juegan un papel clave en la transmisión intergeneracional de logros académicos

Actualizada 04:30

¿Las universidades de élite ayudan a los estudiantes con talento de bajo nivel socioeconómico o sirven para que las élites mantengan su posición? Esta pregunta es la que aborda el reciente artículo de Andrés Barrios, Christopher Neilson y Seth Zimmerman aceptado en la revista de investigación en economía más reputada, American Economic Review, clave en el debate sobre el papel social de la educación superior de élite. Aunque los estudiantes de familias de ingresos bajos y medios que asisten a estas universidades tienden a tener salarios más elevados que aquellos que asisten a instituciones menos selectivas, la mayoría de los estudiantes en estas universidades provienen de familias de altos ingresos. Y entre los estudiantes de universidades de élite, aquellos de familias con un estatus más alto tienen más probabilidades de alcanzar los ingresos más altos y obtener trabajos de gran prestigio.

El artículo analiza datos de Chile, un país adecuado para analizar los efectos de las Universidades selectivas debido a tres características importantes de sus instituciones. Primero, cuenta con registros administrativos de educación que abarcan más de cinco décadas y permiten vincular a padres e hijos. Segundo, el sistema de admisión a universidades en Chile se ha basado en un examen centralizado desde finales de los años 60, lo que crea puntos de corte claros que permiten estimar los efectos causales de la admisión a programas universitarios selectivos. Tercero, Chile tiene universidades y centros educativos selectivos que permiten una clara definición de programas de élite.

Barrios, Neilson y Zimmerman (2024) identifican ocho programas de grado de élite en las dos universidades más prestigiosas, principalmente en las áreas de finanzas y medicina. Sus estudiantes representan aproximadamente el 40 % de los ingresos del 0,1 % más alto y de los puestos de liderazgo empresarial en Chile, a pesar de que solo representan alrededor del 2 % de los graduados de secundaria con elegibilidad para la universidad.

Los autores señalan que, además, los centros educativos privados selectivos en Chile son un indicador importante del capital social de élite. Estos centros, que envían un porcentaje desproporcionado de graduados a programas universitarios de élite, pueden compararse con instituciones como Eton College en el Reino Unido o Phillips Exeter en Estados Unidos. Los estudiantes de estos centros, una vez que acceden a universidades de élite, tienen muchas más probabilidades que otros de alcanzar los ingresos más altos.

Para comenzar su análisis empírico, Barrios, Neilson y Zimmerman establecen tres nuevos hechos sobre la transmisión intergeneracional del capital humano y social. El gráfico 2 muestra las correlaciones intergeneracionales entre las puntuaciones de las madres en el examen de admisión a la universidad y los resultados académicos de sus hijos, revelando la importancia del capital humano y social en dicha transmisión. En el Panel (a), se observa una relación lineal en toda la muestra, donde un aumento de 10 puntos percentiles en el rango de la madre se asocia con un aumento de 4,1 puntos en el rango del hijo, lo que refleja la persistencia del capital humano a través de generaciones. El Panel (b) desglosa esta relación según el tipo de escuela de la madre (centro subsidiado, centro privado que no es de élite y centro privado de élite), mostrando que las madres de centros privados de élite transmiten más ventaja a sus hijos en comparación con las madres de escuelas subsidiadas, quienes experimentan mayores dificultades para mejorar los resultados de sus hijos, incluso con puntuaciones altas.

El Panel (c) resalta que los hijos de madres que asistieron a centros privados de élite y obtuvieron altas puntuaciones en el examen de admisión tienen un 65 % de probabilidad de asistir a una centro privado de élite, mientras que solo el 10 % de los hijos de madres con puntuaciones similares pero que asistieron a escuelas subsidiadas logran hacerlo. Finalmente, el Panel (d) muestra que la asistencia de las madres a programas universitarios de élite aumenta en un 50 % la probabilidad de que sus hijos asistan a centros privadas de élite, en un 30 % la probabilidad de que obtengan resultados en el top 1 % en el examen de admisión, y en un 20 % la probabilidad de que se inscriban en un programa universitario de élite.

Barrios, Neilson y Zimmerman (2024)

Barrios, Neilson y Zimmerman (2024)

Barrios, Neilson y Zimmerman (2024) https://cep.lse.ac.uk/pubs/download/dp2026.pdf

En resumen, la figura sugiere que tanto el capital humano (puntuaciones en exámenes) como el capital social (tipo de escuela de la madre) juegan un papel clave en la transmisión intergeneracional de logros académicos. Aunque el capital social es un factor importante, la asistencia de los padres a universidades de élite puede mejorar significativamente las probabilidades de éxito académico y social de los hijos, incluso para aquellos con menor capital social inicial.

Estos resultados descriptivos no demuestran un rol causal. Los padres que asisten a universidades de élite pueden diferir en muchos aspectos de aquellos que no lo hacen. Barrios, Neilson y Zimmerman (2024) utilizan un diseño de discontinuidad en la regresión, comparando los resultados de los hijos de padres que estuvieron justo por encima y por debajo de los puntos de corte de admisión a programas de élite. Estos autores muestran que la admisión de los padres a un programa de élite aumenta las probabilidades de que sus hijos asistan a centros privados selectivos en un 4,4 %. La admisión a universidades de élite no mejora el capital humano de los hijos, medido por puntuaciones de exámenes.

Los autores encuentran que los estudiantes con bajo capital social que son admitidos en programas de élite tienen más probabilidades de casarse con compañeros de alto estatus. Además, la admisión de los padres a programas de élite también influye en el entorno residencial de sus hijos, acercándolos a compañeros de alto estatus. Ampliando el análisis a todo el sistema de educación superior en Chile, Barrios, Neilson y Zimmerman (2024) revelan que la exposición a compañeros de alto capital social, más que a compañeros de alto capital humano, es un motor clave de la movilidad ascendente del capital social. En resumen, las universidades de élite juegan un papel importante en la transmisión intergeneracional del capital social.

  • Ismael Sanz es profesor de Economía de URJC y Visiting Senior Fellow de London School of Economics

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