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26 de abril de 2024

Inés Arrimadas durante la segunda jornada del debate

Inés Arrimadas durante la segunda jornada del debateEFE

Segunda jornada del debate

Arrimadas ataca el punto débil de Sánchez y le acusa de abandonar a la clase media

El presidente replica que las medidas que está tomando su Gobierno benefician a los trabajadores. Y reta a la líder de Cs a que apoye el impuesto a las energéticas y a la banca

Entre Pedro Sánchez e Inés Arrimadas media un abismo, como ha quedado patente este miércoles durante la segunda sesión del debate sobre el estado de la nación. La podemización del presidente para tratar de remontar la legislatura, anunciando dos nuevos impuestos al sector energético y al financiero, han terminado de romper los puentes con Cs. Si es que quedaba alguno.
La líder de Ciudadanos ha dado al presidente donde le duele al recriminarle que nada de lo que lleva haciendo desde marzo esté destinado a las clases medias, las grandes olvidadas de esta crisis. Ni el bono social, ni las becas comedor, ni la subida del salario mínimo interprofesional, ni la guardería gratis…
«Está olvidando a quienes están sosteniendo el sistema», le ha reprochado, a él que está tratando de acercarse a esos millones de ciudadanos. «Ha tirado del manual del buen populista. Las medidas que anunció son las que necesitaba para pasar por este debate sin morir políticamente, no las que necesita España», según Arrimadas.
Sánchez, por su parte, ha cuestionado el proceso de refundación de Cs y ha retado a su presidenta a que su partido apoye los dos nuevos impuestos, si son tan liberales como dicen ser. Porque, según él, claro que las medidas del Gobierno afectan a la clase media. «¿O acaso la clase media trabajadora no utiliza la Atención Primaria, no coge el Cercanías, no lleva a sus hijos a colegios públicos?», le ha preguntado el presidente.
Éste se ha quejado de que a Arrimadas nada de lo que el Ejecutivo hace le parezca bien, y lo ha achacado a que Cs es un partido «minoritario y de derechas». Ella, por su parte, le ha advertido de que está empezando a parecerse demasiado al Zapatero del año 2008. Lo malo, según Arrimadas, es que después vino el Zapatero de 2010, el de los recortes.
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