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04 de mayo de 2024

Ana Martín
Ana Martín

Historia de un embuste: Sánchez empezó a planificar un adelanto electoral en otoño de 2021

Entonces hizo los primeros movimientos, cuando la coalición ya tenía serias grietas y Yolanda Díaz y Podemos empezaban a pelearse. A quienes nunca engañó fue a Pablo Iglesias y a Aitor Esteban

Madrid Actualizada 07:42

Sánchez

Eslogan del PSOE

Parece el Pleistoceno político, pero hace apenas dos meses y medio se debatió y votó en el Congreso la moción de censura que Vox presentó contra Pedro Sánchez. Con el compromiso de que, si Ramón Tamames salía elegido presidente, disolvería las Cortes y convocaría elecciones generales para el 28 de mayo, coincidiendo con las municipales y autonómicas.
En los compases finales de su discurso, el candidato y profesor preguntó a Sánchez «cuándo se jodió España». Acto seguido, su interlocutor tomó la palabra y le afeó que se prestara al juego del PP y Vox: el de pedir «elecciones anticipadas, elecciones adelantadas, elecciones precipitadas, cualquier epíteto. Lo piden en España, lo piden en Bruselas; allí donde les pille, piden elecciones anticipadas. Lo reclaman en mitad de una pandemia o también en plena guerra en suelo europeo», se quejó.
Durante el debate, Sánchez reiteró que no habría adelanto electoral, por mucho que lo pidiera la oposición, porque ello supondría «frenar la acción progresista de este Gobierno de coalición» y eso España no se lo podía permitir. «Y ya les digo que no solamente durante estos meses, sino durante muchos años, aquí va a haber una mayoría progresista que va a hacer avanzar a nuestro país». Larga vida al Ejecutivo, entonó. Ocurrió el 21 de marzo de este año.

Tres preguntas

El botón rojo que el lunes apretó Sánchez para acabar abruptamente con la legislatura cinco meses antes de lo previsto deja tres preguntas en el aire. Cuándo se jodió el sanchismo -parafraseando a Mario Vargas Llosa y a Tamames-, cuándo lo supo Sánchez y desde cuándo rondaba en su cabeza adelantar las elecciones.

Sánchez empezó la legislatura faltando a su palabra de no pactar con Iglesias y la termina faltando a su palabra de agotarla

Le rondaba desde, al menos, el otoño de 2021, cuando la legislatura no había alcanzado siquiera su ecuador. Aunque, hasta semanas antes del 29 de mayo, el líder socialista negara esa posibilidad con insistencia. Faltaba una buena razón y la derrota del domingo se la dio. Estamos hablando de alguien que, en enero de 2020, ordenó crear en la Moncloa una Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia: precisamente para adelantar escenarios y no dejar cabos sueltos. El círculo se cierra para un presidente que ha abrasado su credibilidad: empezó la legislatura faltando a su palabra de no pactar con Unidas Podemos y la termina faltando a su palabra de agotarla.
El abrazo de Sánchez e Iglesias

El abrazo de Sánchez e Iglesias al comienzo de la legislaturaEFE

El 5 de noviembre de 2021, El Debate publicó que Sánchez había decidido poner en hora su reloj electoral, por lo que pudiera pasar. Por aquel entonces, el fuselaje de la coalición ya tenía serias grietas, empezaban las disputas entre Yolanda Díaz y Podemos y había tambores de adelanto electoral en Andalucía y Castilla y León. La Dirección General de Política Interior puso en marcha el procedimiento para abrir una cuenta bancaria para la gestión de los gastos electorales. Lo llamativo es que al Ministerio de Fernando Grande-Marlaska le entraron las prisas en plenas turbulencias políticas, cuando el contrato de la anterior cuenta llevaba casi 11 meses vencido.
Unas semanas después, las Cortes aprobaron de manera definitiva los Presupuestos de 2022, el pasaporte de Sánchez para agotar la legislatura -según sostuvo su equipo entonces-. Curiosamente, justo entonces Interior inició el procedimiento para adquirir todo el material electoral necesario: urnas, sobres, impresos, cabinas… a través de un concurso público de 13,25 millones de euros, dividido en cinco lotes, como también reveló este periódico el 26 de noviembre.
Entre medias de esas dos fechas, Pablo Iglesias vaticinó en la emisora RAC1 que Sánchez no agotaría la legislatura: «No hace falta haber leído a Sun Tzu para saber que para hacer política es determinante elegir el momento y el terreno de combate», señaló en antena. En ese tratado sobre estrategia militar que han devorado generaciones de políticos hay otra máxima que puede aplicarse a la operación que ha puesto en marcha Sánchez: «La invencibilidad reside en la defensa; las oportunidades de victoria, en el ataque».
El exsocio del presidente, que lo conoce bien, siempre sostuvo que habría adelanto. Aunque Iglesias pensó que Sánchez convocaría las elecciones generales en abril de 2023, un mes antes de las municipales y autonómicas. Siguiendo el mismo modus operandi que en 2019.
A quien tampoco engañó nunca el líder socialista fue al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que posee una de las pituitarias más finas de la política española. En diciembre de 2021, Esteban concedió una entrevista a El Correo en la que pronosticó: «Si aparece cualquier factor demoscópico, no va a dudar en convocar elecciones». El 28 de mayo ha sido mucho más que un factor. Ha sido un meteorito.
El equipo de Sánchez se ha esforzado esta semana por instalar, a martillazos, el relato de que éste decidió convocar elecciones en la madrugada del domingo al lunes. Cuando el tsunami de la derecha engulló al PSOE, a Unidas Podemos y a las marcas regionales de Sumar en toda España. Fue, según el monclovismo, una decisión improvisada… y audaz.
Luego él mismo se encargó de barnizarla de una capa de heroicidad y otra de compañerismo en la reunión que el miércoles mantuvo con sus diputados y senadores en el Congreso. «Tomé la decisión pensando en vosotros y en vuestro trabajo. Ningún líder puede mirar para otro lado cuando los suyos reciben un castigo tan injusto y tan inmerecido», les dijo. «El PSOE debe parar esta corriente reaccionaria», arengó.
Pero en el PSOE todos saben que el adelanto electoral era una carta que Sánchez, un tahúr experimentado, guardaba en la manga desde el comienzo de la legislatura. Ya lo afirmó Emiliano García-Page el miércoles en la COPE: «Yo no pienso que hubiera sido una reacción tan repentina. Creo que cuando uno está en el poder, y lo digo por experiencia propia, normalmente se conduce con más de una opción, con varias. Había varias. Y probablemente si el resultado hubiera sido más defendible, o menos claro el mensaje de la gente, hubiéramos ido a diciembre», argumentó uno de los pocos socialistas que salieron triunfadores del 28-M.
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