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30 de abril de 2024

La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, y el ministro Óscar Puente

La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, y el ministro Óscar PuenteEFE

El líder, lo más importante

El Gobierno protege a Sánchez de la derrota y rebaja la euforia del PP: «No es una segunda vuelta»

La portavoz del Ejecutivo insiste en que los resultados de las gallegas están ceñidas «a la clave territorial». La Moncloa afirma que no hubo trasvase PSOE-PP ni, por tanto, incidencia de la amnistía

El Gobierno trata de resguardar a Pedro Sánchez del hundimiento gallego -nueve escaños tuvo el PSdeG el domingo-, limitando el resultado del 18-F a Galicia. Y, de paso, trata de apagar la euforia del PP. «Están ceñidas a la clave autonómica y territorial. No es una segunda vuelta de nada. El presidente del Gobierno es Pedro Sánchez y líder de la oposición es Alberto Núñez Feijóo», señaló la portavoz del Ejecutivo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
La noticia de la admisión a trámite en el Parlament de Cataluña de una iniciativa legislativa popular que pide declarar la independencia pilló a Pilar Alegría precisamente allí, en plena comparecencia. Pasó el corte gracias al voto favorable de Junts (ERC se abstuvo).
Ésta no supo qué contestar cuando le preguntaron si el Ejecutivo lo interpreta como una provocación de Carles Puigdemont en plenas negociaciones sobre la ley de amnistía. Así que se limitó a responder que no había tenido ocasión de profundizar en la noticia.
Lo cierto es que la aprobación de esa ley de amnistía es la única forma que tiene Pedro Sánchez de pasar la página de las elecciones gallegas, y el tiempo apremia. La Mesa del Congreso aprobó este martes una prórroga de 15 días, hasta el 7 de marzo, pero el presidente no tendrá ni uno más. No caben más moratorias posibles.
Esa página del 18-F estuvo muy presente en la comparecencia de Alegría, a la que acompañaron la vicepresidenta Teresa Ribera y el ministro Óscar Puente. La Moncloa había enviado a la vicepresidenta María Jesús Montero a primera hora de la mañana a la SER, en su condición de vicesecretaria general del PSOE, con la intención de que sentase toda la doctrina sobre el resultado del PSdeG. Y que así hubiera menos preguntas al respecto en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros.

Imposible zafarse

Sin embargo, la estrategia no funcionó y Alegría tuvo que responder acerca de la debacle gallega y de la influencia que hayan podido tener en ella la amnistía y del resto de pactos de Sánchez con nacionalistas e independentistas. Aunque la portavoz del Ejecutivo dejó claro en dos ocasiones que las lecturas ya las han hecho el candidato, José Ramón Gómez Besteiro; la portavoz del PSOE, Esther Peña; y la vicesecretaria general del partido, María Jesús Montero.
Alegría no quiso hacer autocrítica y se limitó a destacar repetidamente que los resultados deben leerse en «clave estrictamente territorial». «No es una segunda vuelta de nada. El presidente del Gobierno es Pedro Sánchez y líder de la oposición es Alberto Núñez Feijóo. Y esto no ha cambiado ni va a cambiar», añadió.
Preguntada nuevamente por si la política de alianzas del Gobierno puede haber pesado, la portavoz insistió. «He trasladado todo lo que podía decir desde esta mesa. Son los partidos los que están haciendo lectura». Como si la línea entre la Moncloa y Ferraz no estuviese borrada desde hace tiempo. Dos ejemplos. La propia Alegría compatibilizó su anterior cargo de portavoz del PSOE con el de portavoz del Gobierno durante varios meses. Y quien está negociando la ley de amnistía con Junts no es el grupo parlamentario socialista, sino sobre todo el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.
La también ministra de Educación reivindicó asimismo los logros del Gobierno. Entre ellos citó la subida del salario mínimo interprofesional un 56 %y el incremento de las pensiones de 11 millones de españoles. «El objetivo es más empleo, más derechos, más competencia. No hay despiste ninguno en esa hoja de ruta», zanjó.
Fuentes gubernamentales insisten en que en esas elecciones no hubo trasvase de voto del PSOE al PP sino al BNG, lo que demuestra que la amnistía no ha afectado.
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