
El perfil
Cuando Aldama encontró a Leire en las cloacas
Ahora su gran obra es abrir en canal al Gobierno de España. E inesperadamente tiene una colaboradora chapucera y chusca, que abrió los sótanos de Ferraz y terminó destapando una fosa séptica: Leire Díez
En marzo pasado, Víctor Gonzalo de Aldama Delgado (Madrid, 1978) confesaba en una entrevista en televisión: «Tres fontaneros de las cloacas del PSOE, al mando de Santos Cerdán, se están poniendo en contacto con empresarios para ofrecerles indultos y trato de favor, siempre que declaren contra mí; que mientan sobre mí. Estas tres personas son Leire Díez, Pérez Dolset y Teijelo». Así era como el comisionista del caso Koldo, recién salido de prisión después de haberse prestado a colaborar con la Fiscalía en el caso Hidrocarburos y en el de las mascarillas, traía por primera vez a nuestras vidas el nombre de una desconocida, exconcejala del PSOE, fanática de Pedro Sánchez: Leire Díez Castro. Así que Aldama decidió presentarse en Novotel de la calle O´Donnell, de Madrid, para cantarle las cuarentas a Díez. No dejó pasar la oportunidad que le ofreció la pantomima de la correveidile de Santos Cerdán ante la prensa el pasado miércoles en la que negó que fuera comisionada por los socialistas para pactar ilícitos con presuntos delincuentes a cambio de obtener información sobre guardias civiles y jueces que investigan a la familia de Pedro Sánchez. Dicho y hecho: el empresario imputado irrumpió inesperadamente para lanzarle todo tipo de insultos a la nueva Melody del escombrero nacional. El vodevil escenificó —con bochorno, pero con precisión— las relaciones en los bajos fondos del régimen. Las cloacas del PSOE vertían rebosantes las inmundicias a la superficie y su hedor era insoportable.
El vínculo de Aldama y Leire gira en torno a dos frentes. En una conversación filtrada la semana pasada, el empresario Hamlyn, investigado por la Audiencia Nacional, ofreció a los presentes una información comprometedora sobre Aldama. El procesado señaló que el conseguidor del caso Koldo contaba con una empresa «mixta» de hidrocarburos en Ginebra, en colaboración con la vicepresidenta de la dictadura venezolana, Delcy Rodríguez. Y por otro, la propia Lady Cloacas confesó en una reunión con el comandante de la Guardia Civil Rubén Villalba, sobre el que pesan medidas cautelares por su presunta participación en el sumario contra Ábalos, que había «una profunda preocupación» en Ferraz respecto a Aldama, ya que estaba contando «tantas cosas», que «podría crear un problema sumamente grave». Que había que callarle, vamos. Justo lo que denunció Aldama en televisión hace tres meses.
Es decir, algo de razón tenía el comisionista de Ábalos y Koldo cuando alertaba de que la baja estofa de Ferraz le pisaba los talones por si revelaba información sensible contra el Gobierno, tal y como le había prometido al fiscal Luis Pastor, que accedió a excarcelarlo y así lo decretó el juez Santiago Pedraz. Había ingresado por su implicación en el fraude de más de 182 millones de euros en el pago del IVA en el sector de los hidrocarburos. En la cárcel de Soto del Real compartió módulo con su socio Claudio Rivas, y fue objeto de amenazas por parte de algún interno. Allí contrató a José Antonio Choclán, el juez que encausó a Mario Conde, hoy devenido en penalista especializado en acuerdos con la Fiscalía Anticorrupción, y al que teme toda la trama de Leire. De Aldama, conocido por sus compinches como «el gomina», aunque los hay que le llaman «el perro», decidió que la trena no era para él (o no solo para él). Ya le dijo a su examigo José Luis Ábalos, en un mensaje que publicó El Debate, que, si seguía haciendo declaraciones a los medios en las que aseguraba que casi no se conocían —«dímelo a la cara y resuelvo esto en un segundo»—, habría consecuencias. Necesitó algo más que un segundo, casi dos horas, para arreglarlo rajando ante la Fiscalía Anticorrupción y de paso poniendo en jaque al Gobierno socialista.
Fue en el año 2018 cuando el llamado «nexo corruptor» conoció a Koldo García, asesor del entonces ministro Ábalos. Acudió a un bar con su hermano Rubén, que había sido escolta en ese Departamento y hoy sigue en la Policía aunque en tareas administrativas, y se toparon con Koldo. Se cayeron bien. Tanto que sus reuniones empezaron a ser frecuentes. Ya solo quedaba que el ministro de Transportes se uniera a la pandi, a «los tres mosqueteros» que completaban con Santos Cerdán, hoy acusado de recibir mordidas de 15.000 euros. Pasados unos meses, Aldama ya había escalado a la cumbre. Hasta fue invitado con pase vip a la presentación de Pepu Hernández, el entrenador de Sánchez como candidato a las primarias al Ayuntamiento de Madrid, institución donde hizo tocar fondo al PSM. Sánchez, que ya sabía de las andanzas del comisionista por todo su Gobierno y alguno autonómico y de su proyecto de construcción de un tren en México, pidió que les presentaran.
La prensa publicó una foto, firmada por Koldo, en la que aparecían el presidente del Gobierno y su nuevo amigo, al que negó durante meses. Aldama sostiene que esa instantánea no fue fortuita, sino buscada y tras la que Sánchez le agradeció los servicios prestados. Así que la garganta profunda de la Fiscalía tenía munición y la iba a hacer valer. El expresidente del Zamora CF pidió rajar del sumario que, según su testimonio, salpica de mordidas, sobornos y cohechos a seis ministros y a la cúpula entera del PSOE.
El juez y el Ministerio Público le creyeron. Y a las puertas de Soto del Real arremetió contra el presidente, al que tildó de «mitómano», dijo que «tiene alzhéimer» y advirtió que «va a tener pruebas de todo lo que he dicho». La UCO estaba trabajando en ello. Simultáneamente, Ferraz había dado orden a Leire de que buscara trapos sucios de su responsable económico, Antonio Balas, para neutralizar las pesquisas que ahora se dirigen contra el patrimonio y las andanzas de Santos Cerdán y que conoceremos en breve.
Salió de la cárcel camino de una nueva vida, ya que acaba de separarse de su mujer Patricia Ramos, con la que tiene una niña de seis años. Su exmujer también está investigada por blanqueo de capitales, ya que la Guardia Civil la considera clave en la trama corrupta. Es a ella a la que Aldama, según consta en la investigación, le traslada 730.000 euros de las comisiones obtenidas con la venta de mascarillas al Gobierno Sánchez. Pero hay otra mujer en la pomada: su exnovia Leonor González Pano —hija de la empresaria Carmen Pano que aseguró haber llevado bolsas de dinero a Ferraz por orden de Aldama— también ha declarado ante el Supremo que su ex le reveló que Ábalos se embolsó una mordida de 500.000 euros por sus gestiones para que Sánchez rescatara Air Europa.
Y es que por el protagonista de la cantada del año circuló todo: las adjudicaciones millonarias de las mascarillas, la ilegal visita de Delcy Rodríguez a España en enero de 2020, las componendas para que un 16 de julio de 2020 el Gobierno socialista rescatara a la aerolínea Air Europa con 435 millones de euros, el mismo día que su consejero delegado se veía en secreto con Begoña Gómez, y el propio Aldama y Koldo visitaron con nocturnidad el Ministerio de Transportes. Pero es que Aldama también se encargó de pagar el alquiler —con testaferros de por medio— de un piso de la pareja de Ábalos en la Plaza de España por valor de 2.900 euros mensuales y costeó el chalé de veraneo de la familia del ministro en Sotogrande en 2021, además de los tratamientos capilares y de fertilidad de miembros de la familia de Koldo.
Aldama, licenciado en Derecho, siempre amó el dinero público y el acceso a los políticos; llegó a ser cónsul de Georgia, se infiltró en la Guardia Civil y fue condecorado con la Medalla al Mérito (a pesar de que Marlaska lo negó). Ahora su gran obra es abrir en canal al Gobierno de España. E, inesperadamente, tiene una colaboradora chapucera y chusca, que proclama su miedo a que Aldama «le haga algo». La misma que, como buena «periodista de investigación», abrió los sótanos de Ferraz y terminó destapando una fosa séptica, de la que Aldama conoce cada rincón.