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Pedro Sánchez con María Jesús Montero

Pedro Sánchez con María Jesús Montero, en una imagen de archivo en el CongresoEuropa Press

Con mucho retraso

El Gobierno vuelve a incumplir la fecha límite para llevar los Presupuestos al Congreso y aboca a una nueva prórroga

La tramitación de las primeras y únicas cuentas públicas de la legislatura, las de 2026, ha encallado antes de empezar. El Consejo de Ministros ni siquiera ha aprobado el techo de gasto previo

Han pasado dos meses desde que Pedro Sánchez oficializó su compromiso de presentar los Presupuestos Generales de 2026 y, sin embargo, el final de septiembre le ha pillado un año más con la casa por barrer.

La Constitución fija en el 1 de octubre la fecha límite en la que el Gobierno ha de llevar al Congreso las cuentas públicas del año siguiente. «Al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior», reza, en concreto, el artículo 134.3.

Pero, como ya es tradición, el 30 de septiembre ha llegado y el Consejo de Ministros ni siquiera ha aprobado aún el llamado techo de gasto, cuanto menos aún los Presupuestos. Y, lo que es más: desde el Ejecutivo rechazan una y otra vez dar una fecha, al menos aproximada. Si le preguntan al ministro de Economía, Carlos Cuerpo responde que eso depende de María Jesús Montero. Y se le preguntan a la ministra de Hacienda, ésta se zafa con un impreciso y escueto «pronto».

La idea de la también vicepresidenta primera es llevar los objetivos de deuda y déficit públicos al Consejo de Ministros en las próximas semanas -no será este martes- y, de ahí, al Congreso. Aunque no tenga los apoyos, que hoy no los tiene. El año pasado, el Ejecutivo llevó a la Cámara Baja dos veces esa senda de estabilidad, y dos veces salió escaldado. La primera fue en julio de 2024, pero el PP, Vox y Junts se la tumbaron. Después quiso intentarlo una segunda vez en septiembre, con idéntica propuesta, y acabó teniendo que retirarla del Pleno in extremis para ahorrarse otra derrota.

Esta vez, desde Hacienda deslizan que llevarán el nuevo techo de gasto al Congreso y, si sus teóricos socios se lo tumban, elaborarán la propuesta de Presupuestos con el que ahora está en vigor. Sea como fuere, lo que ya es seguro es que 2026 empezará con una nueva prórroga presupuestaria, porque a estas alturas del año es materialmente imposible que los Presupuestos de 2026 estén aprobados por las Cortes el próximo 1 de enero.

Los socios, poco receptivos

Ello contando con que Sánchez consiguiera el respaldo de la mayoría de investidura, que es mucho contar. Desde el Gobierno son conscientes de la extrema dificultad de conseguir los apoyos parlamentarios que necesitan. Especialmente los de Junts y Podemos, pero no solo: ERC ya avisado de que no se sentará a negociar si antes el Gobierno no cumple sus compromisos previos, y entre ellos está materializar la quita de la deuda a las comunidades.

Sin embargo, la Ley de medidas excepcionales de sostenibilidad financiera para las comunidades autónomas de régimen común, que así la ha bautizado el Ejecutivo, ni siquiera ha llegado todavía a la Cámara Baja, sino que lo hay hoy es un anteproyecto de ley aprobado en septiembre y que acaba de ser sometido a los trámites de audiencia e información pública antes de volver en segunda vuelta al Consejo de Ministros. Luego deberá superar una tramitación parlamentaria no sencilla (ninguna lo es con los números del Congreso).

Oficialmente, el Gobierno quiere hacer lo posible para tener unos Presupuestos de 2026, que serían los primeros de la legislatura y, con toda seguridad, los únicos. Dado que no es realista pensar que sus aliados le van a dar una baza así en 2027, el año que tocan las elecciones generales. No obstante, los partidos socios se malician que es un truco; que el Ejecutivo va a ponerles delante unas cuentas públicas muy tentadoras (es decir, con mucho gasto) para que si las rechazan queden como los malos. Y Sánchez y Montero puedan decir aquello de que lo intentaron.

Hay quien, como Ione Belarra, lleva esta teoría al extremo: la líder de Podemos cree que la intención del presidente es preparar el terreno para un hipotético adelanto electoral en 2026 que, por otra parte, los morados desean como agua de mayo. Sánchez ya lo hizo en 2019, cuando ERC tumbó sus primeros Presupuestos tras la moción de censura y él convocó elecciones en respuesta. «Entre las dos opciones, no hacer nada y continuar sin Presupuestos o convocar y dar la palabra a los españoles, elijo la segunda», afirmó entonces para justificarse.

Lo que viene sosteniendo el presidente en público es algo muy distinto. En su entrevista de inicio de curso en TVE, el líder del Ejecutivo aseguró que seguirá gobernando aunque no consiga aprobar los Presupuestos de 2026, porque en ese caso volvería a prorrogar los de 2023. Lo que está claro, porque el tiempo se le ha echado encima, es que prórroga de inicio de año habrá. Al menos ésa. Después dependerá de la disponibilidad de los socios, de todos a la vez.

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