La exmilitante del PSOE Leire Díez
Investigación
Las frases clave de Leire Díez con el fiscal Stampa que demuestran que sus acciones estaban coordinadas desde el PSOE
La exmilitante socialista Leire Díez quedó al descubierto en la grabación que el fiscal Ignacio Stampa aportó al juez que investiga a quien ya es conocida como la fontanera del PSOE por delitos de cohecho y tráfico de influencias. El encuentro, que se prolongó durante más de tres horas, dejó al descubierto varias afirmaciones de enorme relevancia. En la cinta, Díez describe con sus propias palabras cómo actuaba, a petición del partido, para investigar, desacreditar o presionar a jueces, fiscales, mandos de la Guardia Civil y periodistas que estaban documentando los escándalos que afectan al entorno político y familiar del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La frase más contundente de toda la grabación es: «Soy la mano derecha de Santos Cerdán. Una mano derecha que nunca va a aparecer en ningún lado». Díez pronuncia esta frase cuando Stampa le pregunta si realmente actuaba a las órdenes del entonces secretario de Organización del PSOE. Su respuesta no deja margen a interpretaciones. Se declara mano derecha, pero matiza que su nombre no debe figurar en ningún documento. Ese detalle encaja con la existencia de una estructura paralela y opaca que operaba desde el partido para intentar influir en causas judiciales sensibles para el Gobierno. Su papel, según sus propias palabras, era operativo, discreto y orientado a proteger los intereses políticos del Ejecutivo sin comprometer formalmente a la organización.
Otra frase clave es: «Digamos que yo soy la persona que ha puesto el PSOE a ver qué había detrás de todo esto». Aquí Díez reconoce que no actuaba por iniciativa propia, sino que había sido colocada por el partido para averiguar quién estaba detrás de las investigaciones, filtraciones y movimientos judiciales que afectaban directamente a personas próximas al presidente. Con esta afirmación, la exmilitante socialista asume que su intervención formaba parte del encargo de hacer de enlace, recopilar información y moverse entre fiscales, jueces y agentes con el objetivo de controlar el avance de estas causas. La grabación también recoge que, al hablar de las órdenes recibidas, se afirma que el presidente del Gobierno «ya dijo que se limpie todo» y aparece Díez reafirmando: «Límpiese». Es la verbalización de un mandato. La idea de «limpiar» apunta a neutralizar cualquier elemento perjudicial para el Ejecutivo sin importar quién pudiera quedar señalado en el proceso.
Finalmente, otro pasaje especialmente significativo es cuando Díez asegura: «Tu estancia aquí la van a saber los jefes de Álvaro. El ministro y el presidente… A todos». Este comentario, dirigido al fiscal Stampa, deja entrever que la reunión no quedaría en un plano secundario. Al hablar de «los jefes de Álvaro» se refiere al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y a sus superiores, entre los que menciona explícitamente al ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y al propio presidente del Gobierno. Esta frase introduce un elemento especialmente sensible, ya que, según su relato, la cúpula del poder político estaría al tanto de los movimientos que se producían en ese despacho.
Las declaraciones de Díez, tomadas en conjunto, dibujan una operativa organizada, con mandos claros, instrucciones específicas y un objetivo político definido. No se trataba de iniciativas personales ni de intuiciones aisladas. Ella misma habla de encargos, de cadenas de mando y de un trabajo cuyo alcance era conocido «por todos». Ahora, los tribunales deberán determinar hasta qué punto aquellas frases reflejan una estructura real de intervención política sobre los procesos judiciales o la reconstrucción interesada de una operadora que, en aquel momento, creía hablar a puerta cerrada.
¿Conoces algún hecho irregular que quieres que investigue y cuente El Debate? Escribe a investigacion@eldebate.com si tienes pistas o indicios que consideras relevantes. La verdad siempre merece ser contada.