
Entrada de la cárcel de Huelva
Huelva
La cárcel de Huelva se queda sin cocineros y emplea a presos para preparar la comida
El CSIF denuncia que la falta de profesionales en la cocina puede afectar a la salubridad de los alimentos
La cárcel de Huelva vive hoy en día una situación inédita. La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha denunciado que el Centro Penitenciario de La Ribera carece de cocineros para elaborar las raciones alimentarios de la población reclusa, de manera que son los funcionarios y los propios presos los que están garantizando actualmente el servicio.
La relación de puestos de trabajo para el penal onubense incluye una plaza de Dirección de Cocina y tres técnicos de Cocina y Gastronomía. Hoy por hoy, estos puestos no están cubiertos, a pesar de que el CSIF ha abordado esta situación con la dirección del centro en diversas ocasiones. Los responsables se han comprometido a cubrir las vacantes, pero esto todavía no se ha hecho realidad.
En un comunicado, el sindicato ha explicado que la labor de cocina del centro recae en una amplia plantilla de internos que trabajan por turnos para elaborar las diferentes comidas del día, pero estos «deberían ser coordinados y supervisados por el personal laboral inexistente».
En estas circunstancias, la falta de cocineros ha provocado que los funcionarios del área de Alimentación y Vigilancia, e incluso presos, hayan tenido que asumir funciones que no les corresponden, para hacer viable el servicio y que la población reclusa pueda ser atendida debidamente.El CSIF ha manifestado su preocupación en la medida en que «la ausencia de estos profesionales de la hostelería en una zona tan sensible puede afectar a la salubridad de los alimentos», puesto que los internos «carecen de los conocimientos necesarios y no forman parte de sus cometidos ciertas funciones que asumen».
En las cocinas del Centro Penitenciario de La Ribera se elaboran a diario raciones para alrededor de 1.200 reclusos, una cifra a la que se añade un número variable de internos en el Centro de Inserción Social (CIS) 'David Beltrán Catalá', ubicado en el núcleo urbano de Huelva.
Dada la magnitud del centro penitenciario y las peculiaridades de los propios presos, resulta complejo coordinar la elaboración y reparto de la comida, según el sindicato, que ha resaltado la gran variedad de particularidades alimentarias de la población reclusa, debido a motivos religiosos, estados de salud o preferencias gastronómicas. Unas circunstancias que deben ser atendidas desde el departamento de Cocina «con totales garantías».
Ejemplo de ello es la coyuntura que se ha presentado este mes con el Ramadán, debido a la amplia y creciente población musulmana en la cárcel. «Un determinado número de internos cocineros debe dedicarse a ese cometido en exclusividad para realizar las elaboraciones propias de su credo y distribuirlo a la hora establecida para cumplir con los preceptos religiosos», cuentan desde CSIF.
Agresiones a funcionarios
Recientemente, tres funcionarios del Centro Penitenciario de La Ribera han resultado heridos durante un altercado originado por una pelea entre dos internos. El incidente comenzó en la sala de televisión del módulo y se agravó cuando otros reclusos intervinieron. Se desató entonces «una situación de extrema violencia que puso en riesgo la seguridad del recinto», según el CSIF.
El sindicato ha denunciado que este tipo de incidentes tienen su origen en la «mala clasificación de los presos», ya que internos considerados altamente conflictivos permanecen en módulos de menor seguridad. A esto se suma, según el CSIF, que las decisiones sobre el tratamiento y clasificación de los reclusos recaen en personas con escasa experiencia en el ámbito penitenciario, muchas veces ajenas a la realidad diaria de los centros.