El Nazareno a su paso por la playa de Santa María del Mar

El Nazareno a su paso por la playa de Santa María del MarGermán Mesa

Peregrinos de la Esperanza

El Señor de Cádiz, en peregrinación histórica: fe, hospital y esperanza

  • Durante ocho jornadas, la imagen que tantas generaciones de gaditanos han venerado en el corazón del casco antiguo, ha caminado por calles y templos donde nunca antes había estado

Cádiz ha escrito estos días una de las páginas más intensas de su historia devocional. El Señor de Cádiz, Jesús Nazareno de Santa María, Regidor Perpetuo de la ciudad, ha dejado por primera vez su casa de siempre para emprender una peregrinación única, marcada por la gracia del Jubileo de la Esperanza y el deseo de acercarse a los barrios que rara vez lo han contemplado de cerca.

Desde el 29 de agosto, la imagen ha recorrido calles y parroquias de extramuros, traspasando las murallas físicas y simbólicas que siempre lo habían confinado al corazón del casco antiguo. Allí donde llegaba, el pueblo aguardaba como si se tratara de una Semana Santa adelantada: balcones engalanados, niños vestidos de monaguillos, madres enseñando a sus hijos a santiguarse al paso del Nazareno. La devoción, acostumbrada a las madrugadas de cada Viernes Santo, se desbordó ahora en pleno verano, bajo un sol que no impidió lágrimas ni promesas.

El Señor de Cádiz en su peregrinación hacia extramuros

El Señor de Cádiz en su peregrinación hacia extramuros

La peregrinación ha sido un itinerario del alma: San José, La Laguna, Loreto, Puntales, Santo Servando y San Germán. En cada templo, el Señor aguardaba como huésped que bendice, permaneciendo en vela junto a quienes rezaban sin prisa, agradeciendo la gracia de tenerlo tan cerca.

Adoración Eucarística en la Parroquia de San José

Adoración Eucarística en la Parroquia de San JoséPilar L. Arreaza

La residencia de mayores Micaela Aramburu fue otro de los destinos memorables: allí, los ojos cansados de muchos ancianos parecieron rejuvenecer al ver entrar en su casa al Nazareno, que se inclinaba hacia ellos como un hijo que visita a sus padres.

El Señor de Cádiz en su peregrinación hacia extramuros

El Señor de Cádiz en su peregrinación hacia extramuros

Pero si un momento quedará grabado en la retina de Cádiz entera, ese fue el domingo 31 de agosto, cuando el Señor se dirigió al Hospital Puerta del Mar. El cortejo se adentró en el túnel de acceso, ese pasillo que tantas veces recibe ambulancias y urgencias, y lo llenó de cirios, silencio y plegaria.

La imagen alcanzó la capilla del centro hospitalario, donde se rezó por los enfermos, por sus familiares, por los sanitarios que cada día sostienen la vida en sus manos. Muchos lloraron al verlo entrar, como si el propio Cristo acudiera a tocar con ternura las heridas de los suyos.

Vigilia a la llegada del Nazareno a la Parroquia de San José

Vigilia a la llegada del Nazareno a la Parroquia de San JoséPilar L. Arreaza

En la explanada del hospital, la multitud desbordada rompió en oraciones espontáneas, móviles al aire y manos entrelazadas, en una estampa que algunos comparaban con los momentos más intensos de la historia reciente de la ciudad.

El Señor ha buscado a quienes no podían buscarlo

Tras aquella parada, la peregrinación prosiguió hacia Santo Tomás, donde el obispo Rafael Zornoza presidió la eucaristía. El templo, abarrotado, fue testigo de una liturgia que sellaba con solemnidad lo que en la calle se había vivido con lágrimas, emoción y silencio contenido.

Más allá del acontecimiento extraordinario, el sentido profundo de esta salida ha sido claro: el Señor ha buscado a quienes no podían buscarlo. Ha ido al encuentro de ancianos, enfermos, vecinos de barriadas alejadas del centro, gentes que quizás nunca habían pisado la iglesia de Santa María.

El Señor de Cádiz en la Parroquia de San José

El Señor de Cádiz en la Parroquia de San JoséPilar L. Arreaza

La ciudad descubrió una estampa inédita: el Nazareno en la periferia, cruzando avenidas modernas, paseando entre bloques de viviendas, convirtiendo calles comunes en improvisadas procesiones.

Cada parada, cada mirada y cada oración han recordado a Cádiz por qué su paso no entiende de murallas ni fronteras. Porque en su rostro sereno se reflejan las penas y las esperanzas de su gente.

El Señor de Cádiz a su llegada a la Parroquia de San José

El Señor de Cádiz a su llegada a la Parroquia de San JoséPilar L. Arreaza

Y así, entre oraciones, promesas y un fervor popular que desbordó cada esquina, el Nazareno ha recordado a todos por qué lo llaman el Señor de Cádiz: porque no se queda en su templo, sino que camina con su gente, llevando sobre los hombros el peso de la ciudad entera.

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