Varios vecinos protestan contra los cortes de luz frente a la sede de Endesa en Sevilla en el verano de 2022
Sevilla
Los 'narcopisos' y una red obsoleta dejan a oscuras la Sevilla más humilde
El Gobierno municipal reclama inversiones urgentes a Endesa e impulsa un convenio que permitirá instalar 12 nuevos transformadores en los barrios más castigados
Existe una Sevilla que vive a oscuras, donde la luz va y viene sin importar el momento del día. Durante horas, incluso días en ocasiones, familias enteras se enfrentan a aires acondicionados –ahora en verano– que no encienden, a neveras que se apagan y a aparatos médicos que no pueden funcionar. El suministro eléctrico se convierte en una lotería en barrios hulmides como Torreblanca, el Polígono Sur, Padre Pío, Su Eminencia o Palmete.
Esta semana, la plataforma vecinal Barrios Hartos ha puesto voz e imagen a ese hartazgo. Unas 2.900 personas se manifestaron para exigir soluciones a unos cortes de luz que, aseguran, llevan más de tres años castigando siempre a los mismos. La protesta recorrió el trayecto desde Gran Plaza hasta las oficinas de Endesa en Nervión. Responsabilizan directamente a la compañía eléctrica de los apagones por la falta de mantenimiento e inversiones.
Endesa, por su parte, admite la gravedad de la situación, pero asegura que los cortes de luz no son culpa suya, sino de los enganches ilegales a la red para alimentar las plantaciones de marihuana que existen en no pocas viviendas de estos barrios; otra realidad con la que conviven los vecinos. Según la compañía, una sola plantación consume lo mismo que un bloque de 80 viviendas, provocando así sobrecargas que inutilizan la red en su conjunto.
Esta explicación técnica, sin embargo, no convence a los vecinos que sí cumplen y pagan periódicamente su factura. Desde Barrios Hartos denuncian que la infraestructura eléctrica está obsoleta y es insuficiente para soportar la demanda en zonas tan densamente pobladas y vulnerables. Endesa ya ha tomado cartas en el asunto y está quintuplicando la potencia y sustituyendo cableado fuera de norma por infraestructuras más modernas.
Hace unos días, los cortes de luz llegaban incluso a Triana, concretamente al barrio de El Tardón, y al Casco Antiguo; una «incidencia puntal que ha dado la cara debido a las altas temperaturas de las últimas semanas», según Endesa. «No tiene explicación posible que en pleno siglo XXI la ciudad esté sufriendo cortes de luz», ha afirmado el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ante estos fallos de suministro.
Endesa, señalada
El Gobierno municipal ha reclamado inversiones urgentes a Endesa y ha impulsado un convenio que permitirá instalar 12 nuevos centros de transformación eléctrica en los barrios más castigados. Estos transformadores multiplicarán por tres o por cuatro la capacidad actual de suministro. La Junta de Andalucía, por su parte, ha solicitado a la compañía eléctrica un informe urgente sobre las últimas incidencias en Triana y el Casco Antiguo.
Al mismo tiempo, el portavoz municipal del PSOE y exalcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, ha visitado a algunas de las miles de familias afectadas por esta problemática y ha publicado un vídeo documental con testimonios sobre el «drama humano» que hay detrás de un corte de luz. Según Muñoz, los vecinos acusan a Endesa «de no realizar las inversiones necesarias» y critican la «inacción» del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía «por no exigir soluciones reales».
Desde Vox afirman que «la proliferación de narcopisos es el origen principal de los apagones» y acusan a las formaciones de izquierdas de «utilizar sin el menor escrúpulo» a los barrios más humildes para sus fines políticos. Su portavoz municipal, Cristina Peláez, ha manifestado que «es evidente que parte de la responsabilidad es de Endesa, pero no toda», advirtiendo de que las nuevas infraestructuras podrían acabar facilitando aún más plantaciones ilegales si no se combate el narcotráfico.
El debate está servido entre responsabilidades compartidas, urgencias vecinales y sombras delictivas. Pero lo que no admite discusión es que miles de familias viven cada día pendientes del parpadeo de una bombilla por si se vuelve a ir la luz, porque al final pagan justos por pecadores.